DIPUTADOS
Proyecto para adherir a la Declaración Universal de los DD. de los Animales
El diputado provincial Pedro Báez presentó un proyecto de Ley para que Entre Ríos adhiera a la Declaración Universal de los Derechos de los Animales. “Este proyecto recoge el pedido y el reclamo de las organizaciones de defensa de los derechos de los animales, quienes participaron en la redacción”, destacó el legislador. La iniciativa invita a los municipios a adherir.
04.12.2016 | 10:00
“La declaración constituye una postura filosófica en la relación que debe establecerse entre la especie humana y las otras especies. Se funda en un conocimiento científico moderno, y expresa el principio de la igualdad de las especies con respecto a la vida de todas y cada una de ellas”, expresa en sus fundamentos Báez. “Esta ética necesitaba establecerse clara y firmemente en el mundo de hoy constantemente amenazado con la destrucción y la violencia”, afirma.
El proyecto busca establecer un marco normativo en el cual debe inscribirse la legislación provincial a fin de salvaguardar los derechos los animales no humanos: “Mientras que la humanidad ha logrado gradualmente establecer un código de derechos para su “propia especie”, ésta no retiene ningún derecho especial sobre el universo”, destaca.
En ese sentido, Báez da cuenta de las consecuencias de esa jerarquización a través de “desagradables conductas” que no contemplan el dolor y el sufrimiento animal, y sostiene que la Declaración “no significa un retroceso ni una concesión. Al contrario es una etapa superadora durante la cual los humanos llegarán a respetar la vida en todas sus formas, para el beneficio de la comunidad biológica entera a la que la humanidad pertenece y sobre la cual que depende”.
“Este proyecto recoge el accionar de organizaciones abocadas a la defensa de los derechos de los animales, tales como la Asociación de Abogados y Funcionarios por los Derechos de los Animales (Afada)”, resaltó Báez, quien mantuvo reuniones de trabajo con las entidades animalistas.
“Todo ello hace necesario que nuestro país, y nuestra provincia, se ubiquen en sentido contrario a todas estas formas de maltrato y actos de crueldad hacia los animales, siendo una de ellas, la adhesión de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, que aquí se propone”, concluyé en sus fundamentos.
La Declaración Universal de los Derechos de los Animales fue proclamada solemnemente el 15 octubre de 1978, en la casa de la UNESCO en París. En su primer artículo, la Declaración establece que “todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia”, así como también que “todo animal tiene derecho al respeto”, y que “el hombre, en tanto que es especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales”.
Ya en su artículo 3°, la Declaración establece que “ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles”, y que “si es necesaria la muerte de una animal, ésta deberá ser instantánea, indolora y no generadora de angustia”.
Además, establece que “toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho, y que “el abandono de un animal es un acto cruel y degradante”.
Por otro lado, “todo animal de trabajo tiene derecho a una alimentación reparadora y al reposo, así como también que “la experimentación animal que implique un sufrimiento físico o psicológico es incompatible con los derechos del animal, tanto si se trata de experimentos médicos, científicos, comerciales, como toda otra forma de experimentación”.
El proyecto busca establecer un marco normativo en el cual debe inscribirse la legislación provincial a fin de salvaguardar los derechos los animales no humanos: “Mientras que la humanidad ha logrado gradualmente establecer un código de derechos para su “propia especie”, ésta no retiene ningún derecho especial sobre el universo”, destaca.
En ese sentido, Báez da cuenta de las consecuencias de esa jerarquización a través de “desagradables conductas” que no contemplan el dolor y el sufrimiento animal, y sostiene que la Declaración “no significa un retroceso ni una concesión. Al contrario es una etapa superadora durante la cual los humanos llegarán a respetar la vida en todas sus formas, para el beneficio de la comunidad biológica entera a la que la humanidad pertenece y sobre la cual que depende”.
“Este proyecto recoge el accionar de organizaciones abocadas a la defensa de los derechos de los animales, tales como la Asociación de Abogados y Funcionarios por los Derechos de los Animales (Afada)”, resaltó Báez, quien mantuvo reuniones de trabajo con las entidades animalistas.
“Todo ello hace necesario que nuestro país, y nuestra provincia, se ubiquen en sentido contrario a todas estas formas de maltrato y actos de crueldad hacia los animales, siendo una de ellas, la adhesión de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, que aquí se propone”, concluyé en sus fundamentos.
La Declaración Universal de los Derechos de los Animales fue proclamada solemnemente el 15 octubre de 1978, en la casa de la UNESCO en París. En su primer artículo, la Declaración establece que “todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia”, así como también que “todo animal tiene derecho al respeto”, y que “el hombre, en tanto que es especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales”.
Ya en su artículo 3°, la Declaración establece que “ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles”, y que “si es necesaria la muerte de una animal, ésta deberá ser instantánea, indolora y no generadora de angustia”.
Además, establece que “toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho, y que “el abandono de un animal es un acto cruel y degradante”.
Por otro lado, “todo animal de trabajo tiene derecho a una alimentación reparadora y al reposo, así como también que “la experimentación animal que implique un sufrimiento físico o psicológico es incompatible con los derechos del animal, tanto si se trata de experimentos médicos, científicos, comerciales, como toda otra forma de experimentación”.