PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Un uruguayense víctima por la dictadura: “Hoy, hace 42 años, la policía me secuestró y torturó”
César Román vive en Mar del Plata. Sin embargo, es de La Histórica en donde se crió. A los 17 años, cuando cursaba cuarto año del secundario, fue detenido clandestinamente por la Policía Federal, la que lo torturó junto a otros jóvenes, Era el 20 de julio de 1976. Aquí su relato.
20.07.2018 | 11:41
“Amig@s, hoy hace 42 años que la Policía Federal de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en 1976, me secuestró y me torturó junto a mis compañeros del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal: La Noche del Mimeógrafo”, comenzó a relatar Román, este viernes 20, en las redes sociales.
De este modo trajo al presente el recuerdo de su experiencia como víctima de lo que fue la última dictadura cívico militar argentina en Concepción del Uruguay.
“Junto con nosotros, también secuestraron a jóvenes militantes de Izquierda y de la Juventud Peronista: Darío Moren, Horacio Valente y Carlos Martínez Paiva. Darío y Horacio han fallecido. Carlitos – el que está sonriendo en la foto con su familia- fue el más cercano a mí y el referente político más importante de mi adolescencia. Mazzaferri -el torturador de Concepción- le aplicó la picana a destajo y el Grupo de Tareas lo apaleó hasta hacerle perder la conciencia al grito de: “¡Somos los machos de la Federal!”, agregaba César Román.
La jefatura de la Policía Federal Argentina (PFA) se encuentra en pleno centro uruguayense, a sólo una cuadra de la plaza general Francisco Ramírez, de la municipalidad y de los juzgados provinciales.
“Cuando me tocó el turno a mí, los milicos me llevaron al primer piso, a la oficina `técnica´ en donde te torturaban con picana. Ahí estaba Carlitos, atado y vendado los ojos a un elástico de cama de metal, blanco muerte, desnudo y flaco. Mazzaferri -el torturador- me miró y dijo: -¡Empezá a cantar pendejo de mierda!- y le puso la picana a Carlitos en los huevos. Se arqueó de dolor y pegó un alarido que todavía escucho”, relataba Román.
Al ingreso de la Policía Federal, en el 2011, se le agregó una enorme placa que dice: “Aquí funcionó el Centro Clandestino de Detención delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal Argentina. Memoria, Verdad y Justicia”.
“Años después, me contó mirando el Río Uruguay: –A mí lo que me salvó fue que me desmayaba-. Luego de las garras de Mazzaferri en julio del ’76, lo llevaron a Paraná, donde siguieron las torturas. Lo llevaron a Gualeguaychú, con las mismas ropas, sin bañarse, comiendo mendrugos, tabique en los ojos. En agosto del mismo año lo pasan al PEN y lo llevan al Penal de Coronda, en la Provincia de Santa Fe”, mencionaba Román.
En Concepción del Uruguay poco se habla, y por ende se sabe, en cuanto a los personajes que se hicieron cargo de la representación política, civil y militar del gobierno de facto. En los colegios se habla en general de la dictadura, pero poco se profundiza sobre lo que pasó y quien fue quien en el territorio.
“Por esas cosas de la vida, Carlitos supo volver de aquellas muertes. No hizo falta palabras, sólo la misma mirada de siempre y el abrazo militante”, completó Román. (Redacción de Babel)
LEA- La Histórica tiene un poco más de historia
De este modo trajo al presente el recuerdo de su experiencia como víctima de lo que fue la última dictadura cívico militar argentina en Concepción del Uruguay.
“Junto con nosotros, también secuestraron a jóvenes militantes de Izquierda y de la Juventud Peronista: Darío Moren, Horacio Valente y Carlos Martínez Paiva. Darío y Horacio han fallecido. Carlitos – el que está sonriendo en la foto con su familia- fue el más cercano a mí y el referente político más importante de mi adolescencia. Mazzaferri -el torturador de Concepción- le aplicó la picana a destajo y el Grupo de Tareas lo apaleó hasta hacerle perder la conciencia al grito de: “¡Somos los machos de la Federal!”, agregaba César Román.
La jefatura de la Policía Federal Argentina (PFA) se encuentra en pleno centro uruguayense, a sólo una cuadra de la plaza general Francisco Ramírez, de la municipalidad y de los juzgados provinciales.
“Cuando me tocó el turno a mí, los milicos me llevaron al primer piso, a la oficina `técnica´ en donde te torturaban con picana. Ahí estaba Carlitos, atado y vendado los ojos a un elástico de cama de metal, blanco muerte, desnudo y flaco. Mazzaferri -el torturador- me miró y dijo: -¡Empezá a cantar pendejo de mierda!- y le puso la picana a Carlitos en los huevos. Se arqueó de dolor y pegó un alarido que todavía escucho”, relataba Román.
Al ingreso de la Policía Federal, en el 2011, se le agregó una enorme placa que dice: “Aquí funcionó el Centro Clandestino de Detención delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal Argentina. Memoria, Verdad y Justicia”.
“Años después, me contó mirando el Río Uruguay: –A mí lo que me salvó fue que me desmayaba-. Luego de las garras de Mazzaferri en julio del ’76, lo llevaron a Paraná, donde siguieron las torturas. Lo llevaron a Gualeguaychú, con las mismas ropas, sin bañarse, comiendo mendrugos, tabique en los ojos. En agosto del mismo año lo pasan al PEN y lo llevan al Penal de Coronda, en la Provincia de Santa Fe”, mencionaba Román.
En Concepción del Uruguay poco se habla, y por ende se sabe, en cuanto a los personajes que se hicieron cargo de la representación política, civil y militar del gobierno de facto. En los colegios se habla en general de la dictadura, pero poco se profundiza sobre lo que pasó y quien fue quien en el territorio.
“Por esas cosas de la vida, Carlitos supo volver de aquellas muertes. No hizo falta palabras, sólo la misma mirada de siempre y el abrazo militante”, completó Román. (Redacción de Babel)
LEA- La Histórica tiene un poco más de historia