Opinión
La homosexualidad en la historia
Por Antonio Bernhardt (*) Las explicaciones que no se dan, cuando muchos enarbolan a la comunicación como el pilar para el entendimiento. Sexo, historia y realidad en un cuadro que permitirá entender a un sector de la sociedad que opina sobre la orientación sexual de las personas con pocos conocimientos.
04.08.2011 | 11:36
Buscando datos caí de inmediato en el Wikipedia, donde con sorpresa y hasta con simpatía, constaté que en la Antigua Grecia no se concebía la orientación sexual como identificador social, cosa que sí se ha hecho en las sociedades occidentales en el último siglo.
Estas primeras palabras me atraparon de una manera inimaginable. Más que nada porque me interesa la temática.
La sociedad griega no distinguía el deseo o comportamiento sexual por el sexo biológico de quienes participaran, sino por cuánto se adaptaba dicho deseo o comportamiento a las normas sociales. Estas normas se basaban en el género, la edad y el estatus social.
Principalmente, hay dos puntos de vista sobre la actividad sexual masculina en la antigua sociedad griega. Algunos eruditos, como Kenneth Dover y David Halperin, afirman que existía una marcada polarización entre compañeros "activos" y "pasivos", y esta polarización activo/pasivo estaría asociada con roles sociales dominantes y sumisos: el rol activo se asociaría con la masculinidad, con un estatus social alto y con la edad adulta, mientras que el papel pasivo se asociaría con la feminidad, con un estatus social bajo y con la juventud. Según esta visión, cualquier actividad sexual en la que un hombre penetrara a alguien socialmente inferior se consideraba normal y algunos autores sostienen que hasta vergonzoso.
La tradición griega
Si hasta aquí llegó su lectura, es porque desea tener otro punto de vista de las tantas cosas que se dicen a diario sobre este estilo de vida. Si usted es padre, sepa interpretar la posición de un hijo que llega y le dice la novedad de ser homosexual, intentando buscar lo que todo hijo hace en cualquiera de las circunstancias, sea líder en un equipo deportivo, ser abanderado, escritor, filósofo avanzado, músico prestigioso o gay. Lo que busca definitivamente es ser entendido como tal.
Con el correr del tiempo, se dieron a conocer casi por impulso de unos pocos, los escritos de otros estudiosos, sin embargo, argumentan que las relaciones entre hombres normalmente incluían en la historia antigua a un hombre adulto y a uno joven: el hombre mayor tomaría el rol activo. También las describen como «cariñosas», «amorosas» y «afectivas», y argumentan que la tradición griega de las relaciones homosexuales era central en la historia griega y la guerra, la política, el arte, la literatura y la educación, resumiendo, en el milagro griego.
Pederastia en la antigua Grecia
La forma más común de relaciones sexuales entre hombres en Grecia era la paiderastia, combinación de dos vocablos griegos: παιδ- (raíz de παῖς, παιδός, 'niño' o 'muchacho') y ἐραστής (erastēs, 'amante'; cf. erotismo). De este término, que significaba 'amor de niño', proviene la palabra pederastia. (No confundir con pederasta al que se lo caracteriza como “desviado”).
La pederastia, tal como se entendía en la antigua Grecia, era una relación entre un hombre mayor y un joven adolescente. En Atenas el hombre mayor era llamado erastés y se encargaba de educar, proteger, amar y dar ejemplo a su amado. El joven era llamado erómeno y su retribución al amante era su belleza, juventud y compromiso.
Existían elaborados protocolos sociales para proteger a los jóvenes del deshonor asociado a ser penetrado. Se esperaba que el erómeno respetara y honrara al erastés, pero no que lo deseara sexualmente. Aunque ser cortejado por un hombre mayor era prácticamente una prueba de hombría para los jóvenes, un joven con deseo sexual recíproco para con su erastés debía afrontar un estigma social considerable.
Los antiguos griegos, en el contexto de las ciudades-estado pederastas, fueron los primeros en describir, estudiar, sistematizar y establecer la pederastia como institución social y educacional. Era un elemento importante de la vida civil, militar, filosófica y artística. Existe cierto debate entre los expertos sobre si la pederastia se daba en todas las clases sociales o si estaba mayoritariamente limitada a la aristocracia.
La moralidad de la pederastia fue exhaustivamente analizada en la Antigua Grecia, siendo considerados algunos de sus aspectos como infames y otros como lo mejor que la vida podía ofrecer. En el diálogo platónico de las Leyes, la pederastia carnal es descrita como "contraria a la naturaleza"; sin embargo, los interlocutores de este diálogo reconocen que una iniciativa por la abolición de la pederastia sería impopular en la mayoría de las ciudades-estado griegas.
Los militares
Siguiendo con la narración, la pederastia existió y se vivió intensamente entre los militares con significados impensados en los tiempos actuales, donde la “raza militar” posee una visión dispar entre la mayoría de quienes integran la fuerza, o al menos intentan ocultar, ya que permítame aclarar que gay, hay en todos lados y en cada rincón de este territorio.
El Batallón Sagrado de Tebas, era por ejemplo una unidad militar separada del resto y reservada únicamente a hombres y sus jóvenes amados, es normalmente considerado como el primer ejemplo de cómo en la Antigua Grecia se usaba el amor entre soldados en la tropa para estimular su espíritu combativo.
Los tebanos atribuían al Batallón Sagrado el poder de Tebas durante la generación anterior a su caída ante Filipo II de Macedonia, que quedó tan impresionado ante su valor en combate que mandó construir un momumento que aún hoy se mantiene en pie en el lugar donde se enterró a los soldados.
También criticó duramente las opiniones que los espartanos tenían del Batallón. Dice Plutarco en su obra Pelópidas:
Perezcan los que hayan podido pensar que entre semejantes hombres haya podido haber nada reprensible.
En la misma obra, Plutarco cita también la opinión de Pamenes de Tebas:
El Néstor de Homero no fue muy habilidoso capitaneando un ejército cuando ordenó que los griegos formasen por tribus (...), pues debía haber unido los amantes con sus amados. Porque los hombres de la misma tribu se valoran muy poco los unos a los otros cuando el peligro acecha; pero un grupo cimentado en la amistad basada en el amor nunca será separado pues, temiendo la afrenta, los amantes por los amados, y éstos por aquellos, así perseveran en los peligros los unos por los otros.
Estas uniones están reflejadas en episodios de la mitología griega, como la heroica relación entre Aquiles y Patroclo en la Ilíada, donde al parecer su unión estimuló tanto la moral como la valentía.
Las uniones en el ejército tomaban la forma típica de pederastia, siendo escasas las relaciones más igualitarias. Estas relaciones han quedado documentadas por muchos historiadores griegos y en discursos filosóficos, así como en descorteses menciones como la de Filipo II de Macedonia, recogida por Plutarco.
Quizás sea extenso el escrito pero la Historia como ciencia, es algo que me gusta desde pequeño, porque mis docentes sabían enseñarla con verdadero compromiso y amor y la verdad que estos datos me parecieron sumamente interesantes compartirlos con quienes hoy poseen dudas sobre un tema tan aclamado por una minoría y cuestionado por otro tanto.
Cuando intento darle un cierre a este texto, me encuentro dubitativo ante la difícil pero no imposible situación que vivimos la sociedad toda y que se torna complicada describirla. A mi preocupa que no se discrimine más a los homosexuales y que los padres comiencen a entender y “ACOMPAÑAR” a sus hijos, mientras algún que otro padre – si es que leyó el escrito – debe estar preocupado en como llegar a fin de mes sin deudas o lo que es peor, como alimentar a su familia o conseguir un trabajo.
Quizás sea ese el problema, quizás estamos todos defendiendo un pedacito de nuestra tierra, un lugar en el universo argentino, un espacio de discusión, un momento de opinión y debate que quite tiempo para hablar de “estas cosas”. Cuando el desequilibrio impera en una sociedad, todos tenemos razón.
(*) Fundador del primer sitio de internet en Concepción del Uruguay dedicado a la temática de la comunidad homosexual.
Estas primeras palabras me atraparon de una manera inimaginable. Más que nada porque me interesa la temática.
La sociedad griega no distinguía el deseo o comportamiento sexual por el sexo biológico de quienes participaran, sino por cuánto se adaptaba dicho deseo o comportamiento a las normas sociales. Estas normas se basaban en el género, la edad y el estatus social.
Principalmente, hay dos puntos de vista sobre la actividad sexual masculina en la antigua sociedad griega. Algunos eruditos, como Kenneth Dover y David Halperin, afirman que existía una marcada polarización entre compañeros "activos" y "pasivos", y esta polarización activo/pasivo estaría asociada con roles sociales dominantes y sumisos: el rol activo se asociaría con la masculinidad, con un estatus social alto y con la edad adulta, mientras que el papel pasivo se asociaría con la feminidad, con un estatus social bajo y con la juventud. Según esta visión, cualquier actividad sexual en la que un hombre penetrara a alguien socialmente inferior se consideraba normal y algunos autores sostienen que hasta vergonzoso.
La tradición griega
Si hasta aquí llegó su lectura, es porque desea tener otro punto de vista de las tantas cosas que se dicen a diario sobre este estilo de vida. Si usted es padre, sepa interpretar la posición de un hijo que llega y le dice la novedad de ser homosexual, intentando buscar lo que todo hijo hace en cualquiera de las circunstancias, sea líder en un equipo deportivo, ser abanderado, escritor, filósofo avanzado, músico prestigioso o gay. Lo que busca definitivamente es ser entendido como tal.
Con el correr del tiempo, se dieron a conocer casi por impulso de unos pocos, los escritos de otros estudiosos, sin embargo, argumentan que las relaciones entre hombres normalmente incluían en la historia antigua a un hombre adulto y a uno joven: el hombre mayor tomaría el rol activo. También las describen como «cariñosas», «amorosas» y «afectivas», y argumentan que la tradición griega de las relaciones homosexuales era central en la historia griega y la guerra, la política, el arte, la literatura y la educación, resumiendo, en el milagro griego.
Pederastia en la antigua Grecia
La forma más común de relaciones sexuales entre hombres en Grecia era la paiderastia, combinación de dos vocablos griegos: παιδ- (raíz de παῖς, παιδός, 'niño' o 'muchacho') y ἐραστής (erastēs, 'amante'; cf. erotismo). De este término, que significaba 'amor de niño', proviene la palabra pederastia. (No confundir con pederasta al que se lo caracteriza como “desviado”).
La pederastia, tal como se entendía en la antigua Grecia, era una relación entre un hombre mayor y un joven adolescente. En Atenas el hombre mayor era llamado erastés y se encargaba de educar, proteger, amar y dar ejemplo a su amado. El joven era llamado erómeno y su retribución al amante era su belleza, juventud y compromiso.
Existían elaborados protocolos sociales para proteger a los jóvenes del deshonor asociado a ser penetrado. Se esperaba que el erómeno respetara y honrara al erastés, pero no que lo deseara sexualmente. Aunque ser cortejado por un hombre mayor era prácticamente una prueba de hombría para los jóvenes, un joven con deseo sexual recíproco para con su erastés debía afrontar un estigma social considerable.
Los antiguos griegos, en el contexto de las ciudades-estado pederastas, fueron los primeros en describir, estudiar, sistematizar y establecer la pederastia como institución social y educacional. Era un elemento importante de la vida civil, militar, filosófica y artística. Existe cierto debate entre los expertos sobre si la pederastia se daba en todas las clases sociales o si estaba mayoritariamente limitada a la aristocracia.
La moralidad de la pederastia fue exhaustivamente analizada en la Antigua Grecia, siendo considerados algunos de sus aspectos como infames y otros como lo mejor que la vida podía ofrecer. En el diálogo platónico de las Leyes, la pederastia carnal es descrita como "contraria a la naturaleza"; sin embargo, los interlocutores de este diálogo reconocen que una iniciativa por la abolición de la pederastia sería impopular en la mayoría de las ciudades-estado griegas.
Los militares
Siguiendo con la narración, la pederastia existió y se vivió intensamente entre los militares con significados impensados en los tiempos actuales, donde la “raza militar” posee una visión dispar entre la mayoría de quienes integran la fuerza, o al menos intentan ocultar, ya que permítame aclarar que gay, hay en todos lados y en cada rincón de este territorio.
El Batallón Sagrado de Tebas, era por ejemplo una unidad militar separada del resto y reservada únicamente a hombres y sus jóvenes amados, es normalmente considerado como el primer ejemplo de cómo en la Antigua Grecia se usaba el amor entre soldados en la tropa para estimular su espíritu combativo.
Los tebanos atribuían al Batallón Sagrado el poder de Tebas durante la generación anterior a su caída ante Filipo II de Macedonia, que quedó tan impresionado ante su valor en combate que mandó construir un momumento que aún hoy se mantiene en pie en el lugar donde se enterró a los soldados.
También criticó duramente las opiniones que los espartanos tenían del Batallón. Dice Plutarco en su obra Pelópidas:
Perezcan los que hayan podido pensar que entre semejantes hombres haya podido haber nada reprensible.
En la misma obra, Plutarco cita también la opinión de Pamenes de Tebas:
El Néstor de Homero no fue muy habilidoso capitaneando un ejército cuando ordenó que los griegos formasen por tribus (...), pues debía haber unido los amantes con sus amados. Porque los hombres de la misma tribu se valoran muy poco los unos a los otros cuando el peligro acecha; pero un grupo cimentado en la amistad basada en el amor nunca será separado pues, temiendo la afrenta, los amantes por los amados, y éstos por aquellos, así perseveran en los peligros los unos por los otros.
Estas uniones están reflejadas en episodios de la mitología griega, como la heroica relación entre Aquiles y Patroclo en la Ilíada, donde al parecer su unión estimuló tanto la moral como la valentía.
Las uniones en el ejército tomaban la forma típica de pederastia, siendo escasas las relaciones más igualitarias. Estas relaciones han quedado documentadas por muchos historiadores griegos y en discursos filosóficos, así como en descorteses menciones como la de Filipo II de Macedonia, recogida por Plutarco.
Quizás sea extenso el escrito pero la Historia como ciencia, es algo que me gusta desde pequeño, porque mis docentes sabían enseñarla con verdadero compromiso y amor y la verdad que estos datos me parecieron sumamente interesantes compartirlos con quienes hoy poseen dudas sobre un tema tan aclamado por una minoría y cuestionado por otro tanto.
Cuando intento darle un cierre a este texto, me encuentro dubitativo ante la difícil pero no imposible situación que vivimos la sociedad toda y que se torna complicada describirla. A mi preocupa que no se discrimine más a los homosexuales y que los padres comiencen a entender y “ACOMPAÑAR” a sus hijos, mientras algún que otro padre – si es que leyó el escrito – debe estar preocupado en como llegar a fin de mes sin deudas o lo que es peor, como alimentar a su familia o conseguir un trabajo.
Quizás sea ese el problema, quizás estamos todos defendiendo un pedacito de nuestra tierra, un lugar en el universo argentino, un espacio de discusión, un momento de opinión y debate que quite tiempo para hablar de “estas cosas”. Cuando el desequilibrio impera en una sociedad, todos tenemos razón.
(*) Fundador del primer sitio de internet en Concepción del Uruguay dedicado a la temática de la comunidad homosexual.