RETÓRICA DE LA IMAGEN EN CONCEPCIÓN
Cambiemos presentó sus candidatos con formato PRO
“La imagen es un sistema rudimentario respecto a la lengua, aunque la significación no puede agotar la riqueza inefable de la imagen”, expresaba Roland Barthes en su Retórica de la imagen.
18.03.2019 | 10:30
Por Puro Pico
El acto realizado en el Club San Martín, en la calurosa mañana del sábado, tuvo una enorme riqueza para el análisis semiológico, más allá del folclore tradicional a que nos acostumbra la política, asociada al imperio de los medios de llegada masiva.
Desde el comienzo pudo verse claramente que la responsabilidad de la organización era estrictamente PRO. Nada hubo fuera de esa lógica de globos y escenario domo 360, claro que modificado para cumplir con el fusilamiento de una treintena de cámaras foráneas, apiñadas en un bloque monolítico, hacia donde se dirigían los oradores.
Quienes tuvieron la mala fortuna de ocupar lugares a sus espaldas debieron conformarse con mirarles la patente. Recuperaron algo de protagonismo en el plano, cuando Rogelio Frigerio tomó una selfie a Atilio Benedetti y Gustavo Hein, absolutamente desacostumbrados a ese avatar de la modernidad compulsiva.
Ya en el inicio hubo algún chisporroteo cuando una distracción coló el jingle de campaña de Juan Orrico, ante la vista impávida de Karina Percara y Ernesto Bulay, sendos impulsores de las otras dos propuestas de Cambiemos. Como no llevaron pendrives con sus canciones, debieron conformarse con un cabresteo que no pasó a mayores. Todo volvió a la normalidad y la música, por cierto muy buena, dejó de lado cualquier inconveniente. A propósito, la única agrupación, de la tres que intervienen en la interna del frente, que colgó cartelería fue la de Orrico, los demás cuidaron el detalle.
Lo hizo en uno de los laterales de la Escuela Santiago del Estero. Doble error no forzado.
Lo demás es conocido. La matricería amarilla descollando en un escenario, como se dijo, de giro trigonométrico por los cuatro cuadrantes, aunque se utilicen sólo los dos del frente. Allí, micrófono en mano el armador del distrito Entre Ríos, Rogelio Frigerio se encargó de abrir el mitin una hora después de lo previsto. Luego de algún conato entre los periodistas locales, que lo aguardaron todo ese tiempo y los responsables del protocolo -acostumbrados al destrato que suele darse en Puerto Madero, pero que por estas latitudes guarda un respeto, a veces, contraproducente- el ministro de Mauricio Macri hizo una breve declaración, sin mucho convencimiento sobre su utilidad y subió al escenario.
Son lo mismo.
Parece una obviedad, pero hasta el contenido político del discurso referencia continuamente a la imagen, más allá que este tipo particular de lenguaje se construye de esta manera, es decir, con la referencia que termina en una representación concreta. La foto de Bordet y Urribarri o la de las obras de Nación en cada ciudad entrerriana. En ese álbum, como en el de ninguno de nosotros, se guardan fotos de algún velatorio.
"Hay una opción, que es la que viene gobernando la provincia desde hace muchos años, que se han juntado después de amagues e intentos por diferenciarse y que hoy claramente demuestran que fueron, son y serán lo mismo” dijo Frigerio, en clara alusión a la fraseología peronista sobre los años más felices de la Argentina. Una exageración, por ambos lados.
“Nuestra propuesta es mirar a los ojos a cada vecino de Entre Ríos y decirle las cosas que vamos a hacer para mejorarle la vida". Mencionó entonces una lista de obras contra las inundaciones en Concepción, Concordia y Villa Paranacito, ejecutadas por la cartera a su cargo con fondos nacionales. Todo cierto. Hay que ver el detrás de escena en cada caso, donde las empresas se debaten acuciadas por la inflación, que se llevó más de la mitad de los presupuestos durante el último año.
Lo llamativo, sin embargo es que se hable de lo por hacer, que siempre existe, pero después de cuatro años de gobierno es, al menos, una encerrona dialéctica que el electorado puede castigar en algunos sectores. El terreno de la política nacional es, ciertamente, bastante desparejo. Números prometedores en el frente externo, especialmente en las commodities y carnes, pero junto a una crisis extrema en las economías regionales. La industria en nuestra provincia atraviesa un período complejo, emulando lo que sucede en el país. Junto a ello, el malhumor de Doña Rosa cada vez que va al súper o hace cola para pagar luz o cargar combustible. Todo promete una carrera de final abierto.
Especial para Babel de Puro Pico
Desde el comienzo pudo verse claramente que la responsabilidad de la organización era estrictamente PRO. Nada hubo fuera de esa lógica de globos y escenario domo 360, claro que modificado para cumplir con el fusilamiento de una treintena de cámaras foráneas, apiñadas en un bloque monolítico, hacia donde se dirigían los oradores.
Quienes tuvieron la mala fortuna de ocupar lugares a sus espaldas debieron conformarse con mirarles la patente. Recuperaron algo de protagonismo en el plano, cuando Rogelio Frigerio tomó una selfie a Atilio Benedetti y Gustavo Hein, absolutamente desacostumbrados a ese avatar de la modernidad compulsiva.
Ya en el inicio hubo algún chisporroteo cuando una distracción coló el jingle de campaña de Juan Orrico, ante la vista impávida de Karina Percara y Ernesto Bulay, sendos impulsores de las otras dos propuestas de Cambiemos. Como no llevaron pendrives con sus canciones, debieron conformarse con un cabresteo que no pasó a mayores. Todo volvió a la normalidad y la música, por cierto muy buena, dejó de lado cualquier inconveniente. A propósito, la única agrupación, de la tres que intervienen en la interna del frente, que colgó cartelería fue la de Orrico, los demás cuidaron el detalle.
Lo hizo en uno de los laterales de la Escuela Santiago del Estero. Doble error no forzado.
Lo demás es conocido. La matricería amarilla descollando en un escenario, como se dijo, de giro trigonométrico por los cuatro cuadrantes, aunque se utilicen sólo los dos del frente. Allí, micrófono en mano el armador del distrito Entre Ríos, Rogelio Frigerio se encargó de abrir el mitin una hora después de lo previsto. Luego de algún conato entre los periodistas locales, que lo aguardaron todo ese tiempo y los responsables del protocolo -acostumbrados al destrato que suele darse en Puerto Madero, pero que por estas latitudes guarda un respeto, a veces, contraproducente- el ministro de Mauricio Macri hizo una breve declaración, sin mucho convencimiento sobre su utilidad y subió al escenario.
Son lo mismo.
Parece una obviedad, pero hasta el contenido político del discurso referencia continuamente a la imagen, más allá que este tipo particular de lenguaje se construye de esta manera, es decir, con la referencia que termina en una representación concreta. La foto de Bordet y Urribarri o la de las obras de Nación en cada ciudad entrerriana. En ese álbum, como en el de ninguno de nosotros, se guardan fotos de algún velatorio.
"Hay una opción, que es la que viene gobernando la provincia desde hace muchos años, que se han juntado después de amagues e intentos por diferenciarse y que hoy claramente demuestran que fueron, son y serán lo mismo” dijo Frigerio, en clara alusión a la fraseología peronista sobre los años más felices de la Argentina. Una exageración, por ambos lados.
“Nuestra propuesta es mirar a los ojos a cada vecino de Entre Ríos y decirle las cosas que vamos a hacer para mejorarle la vida". Mencionó entonces una lista de obras contra las inundaciones en Concepción, Concordia y Villa Paranacito, ejecutadas por la cartera a su cargo con fondos nacionales. Todo cierto. Hay que ver el detrás de escena en cada caso, donde las empresas se debaten acuciadas por la inflación, que se llevó más de la mitad de los presupuestos durante el último año.
Lo llamativo, sin embargo es que se hable de lo por hacer, que siempre existe, pero después de cuatro años de gobierno es, al menos, una encerrona dialéctica que el electorado puede castigar en algunos sectores. El terreno de la política nacional es, ciertamente, bastante desparejo. Números prometedores en el frente externo, especialmente en las commodities y carnes, pero junto a una crisis extrema en las economías regionales. La industria en nuestra provincia atraviesa un período complejo, emulando lo que sucede en el país. Junto a ello, el malhumor de Doña Rosa cada vez que va al súper o hace cola para pagar luz o cargar combustible. Todo promete una carrera de final abierto.
Especial para Babel de Puro Pico