ENTRE RÍOS
El panorama para JER y para el FDT
La diferencia de 22 puntos que sacó Juntos por sobre el Frente de Todos en Entre Ríos dejó a la oposición a nada de retener las tres bancas que arriesga y con el liderazgo de Rogelio Frigerio consolidado. El FdT hizo cambios y saca cuentas para intentar la heroica de dar vuelta el resultado o, al menos, perder con dignidad
20.10.2021 | 08:35
Por Juan Bracco
Juntos por Entre Ríos encarará el último tramo de campaña con la confianza que genera tener un colchón importante de votos conseguidos en las primarias para enfrentar las generales de noviembre. Sus candidatos recorren la provincia en conjunto o separados, a fin de optimizar tiempo y recursos, manteniendo una serie de ideas – fuerza que le garantizaron el éxito en septiembre: ponerle freno al kirchnerismo, generar más producción y vivir con mayor grado de libertad.
La novedad es que ahora también incorporaron el precepto de que la sociedad argentina “no quiere dádivas ni que se juegue con su dignidad. Quiere trabajar”.
Esas fueron las palabras que utilizó Frigerio el fin de semana pasado cuando abrió la etapa de intercambio con figuras nacionales. Se encontró con Diego Santilli en Zárate y realizaron actividades conjuntas en la localidad bonaerense y en Ibicuy del lado entrerriano.
El gobernador jujeño Gerardo Morales y Mario Negri, nacido en Entre Ríos pero cordobés por adopción, llegarán el jueves. Harán un acto y recorrerán pueblos cercanos a Paraná, la capital provincial
En el comité de campaña de Juntos adelantan que es posible que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta pise suelo entrerriano en los próximos días. Llegaría acompañado del dirigente de Evolución, Martín Lousteau.
Frigerio; Santilli y Rodríguez Larreta comparten posiciones al interior de Juntos. Todos tienen objetivos claros de cara al 2023. Frigerio buscará la gobernación y es casi un hecho que Rodríguez Larreta quiere mudarse a Balcarce 50.
En un planteo más realista, apuntan a que la pizarra termine con un resultado más ajustado a la historia reciente: la fuerza que ganaba se alzaba con un 45% de los votos y la que perdía rondaba el 40. En bancas el resultado será neutro: si no triunfa sólo renovará las dos que pone en disputa. La lista del FDT está encabezada por el titular del Enohsa Enrique Cresto, acompañado por la actual diputada Carolina Gaillard y el camporista Tomás Ledesma.
La interna de Juntos es la primera. Frigerio venció a la lista del intendente de Chajarí, Pedro Galimberti pero este superó el piso de todos y se coló como tercero en la lista. La estimación es que no todos los votantes de Galimberti votarán a Frigerio por una cuestión ideológica.
Eses caudal se podría desviar hacia Lucía Varisco, la hija del ex intendente radical Sergio Varisco que rompió la alianza y se presentó con su propio frente, montado en torno al Partido Fe que fundara Gerónimo “Momo” Venegas. “Ahí Frigerio puede perder cuatro puntos”, estiman en el PJ.
El segundo lugar donde esperan cosechar votos es quienes no fueron a las urnas en las PASO. La participación en septiembre, con las restricciones de la pandemia aún vigentes, estuvo en el 72%. Fueron cuatro puntos menos que en las elecciones anteriores. Además, en las generales se suelen sumar tres o cuatro puntos más.
Muchos de esos sufragantes están identificados con el justicialismo pero enojados y fastidiados y por eso se quedaron en sus casas. Lo comprobaron los intendentes al puntear padrones de mesa usados los fiscales. La estimación de la campaña oficialista marca que de allí podrían sumar cuatro o cinco puntos más.
La tercera fuentes de votos es tal vez la más improbable: que votantes de Frigerio que eligieron a la oposición giren 180 grados y opten por la boleta del Frente de Todos ¿Por qué lo harían? “Por las mejorías económicas. No son un voto opositor duro. Votaron por descontento a Juntos”, explican en el campamento oficialista. De allí, creen, saldrían tres o cuatro puntos más.
Contando lo que sube de un lado y lo que baja del otro baja, el oficialismo espera una foto final mejor.
“Vamos a hacer una campaña corta y ordenada”, anticiparon desde la campaña del justicialismo. La estrategia nacional del “Sí” que ideó el catalán Antoni Gutiérrez Rubí se respetará. Pero en Entre Ríos se ajustará a una táctica propia: girará sobre el slogan “vamos a salir adelante”, presente en la gráfica de vía pública desplegada desde hace unos días.
Este concepto estriba sobre el leve cambio de humor social que generó el fin de las restricciones más duras por la pandemia, la vuelta a la normalidad cotidiana prepandemia y una tenue mejoría económica general, que se siente con más fuerza en algunos rubros.
Uno de ellos es el turismo y sus actividades conexas: se estima que en el último fin de semana extra largo los visitantes dejaron más de $ 700 millones en la provincia.
El peso de la cosecha de votos recaerá sobre los intendentes, según quedó definido. Sobre todo los de localidades más chicas. En Entre Ríos hay más de 80 gobiernos locales autónomos y más de la mitad responden al Frente de Todos, incluyendo las cuatro ciudades principales (Paraná; Concordia; Concepción del Uruguay y Gualeguaychú).
La aspiración es que puedan ejercer su ascendencia en el mano a la mano con los vecinos. La duda que tienen los gobernantes locales es cómo hacer para transformar las acciones positivas de gestión se conviertan en votos.
Uno de los puntos donde hay un 100% de certeza es que la campaña no debe incluir a Cristina Fernández de Kirchner. Una visita de la vicepresidenta sería contraproducente, consideran en el comando de campaña. Es por el alto nivel de rechazo que acarrea y por la mala imagen. Es algo similar a lo que ocurre en Juntos con Mauricio Macri. En la oposición saben que su mejor contribución es quedarse lejos.
“Una cosa mal hecha en Buenos Aires es como una mancha venenosa que avanza y se mete en todos los rincones”, reflexionó un intendente justicialista. “Venimos remando con dos palillos y sumando de a poco. Con lo de Aníbal, como en el Juego de la Oca, volvimos al punto de partido”, coincidieron en la primera línea de la campaña oficialista.
El segundo miedo es que se complique el frente judicial. El ex gobernador Sergio Urribarri está siendo sometido a juicio y su situación puede ser explotada por la oposición. Un alivio para el oficialismo es que las audiencias se extenderán bastante más allá del 14 de noviembre y no habrá sentencia antes de esa fecha.
El mandatario provincial, que no tiene reelección en 2023, mantiene un alto nivel de aprobación solventado por su perfil de buen administrador. Esa es su carta para tallar cuando se deba elegir qué peronista buscará sucederlo. Las opciones por ahora son Cresto; el intendente de Paraná Adán Bahl y la vicegobernadora Laura Stratta.
Si el 14 de septiembre se parten las aguas en el Frente de Todos, Bordet no quedará nunca del lado K. Permanecerá todo lo posible en el medio, pero terminará en la vereda contraria. Desde que asumió la gobernación ha sido refractario al kirchnerismo. Llegó incluso a anunciar su fin, aunque por la unidad del 2019 debió bajar la intensidad de sus discrepancias.
La llegada de Juan Manzur a la Jefatura de Gabinete fue una buena noticia para el Gobierno. El tucumano tiene una excelente relación con Bordet. Y con Cresto.
Le atribuyen al nuevo funcionario dos características que no se encontraban en su antecesor Santiago Cafiero: ejecutividad y pragmatismo. Al haber sido gobernador posee capacidad de lectura e interpretación política de las situaciones y comprende mejor los escenarios territoriales, entienden en el gobierno provincial.
La novedad es que ahora también incorporaron el precepto de que la sociedad argentina “no quiere dádivas ni que se juegue con su dignidad. Quiere trabajar”.
Esas fueron las palabras que utilizó Frigerio el fin de semana pasado cuando abrió la etapa de intercambio con figuras nacionales. Se encontró con Diego Santilli en Zárate y realizaron actividades conjuntas en la localidad bonaerense y en Ibicuy del lado entrerriano.
El gobernador jujeño Gerardo Morales y Mario Negri, nacido en Entre Ríos pero cordobés por adopción, llegarán el jueves. Harán un acto y recorrerán pueblos cercanos a Paraná, la capital provincial
En el comité de campaña de Juntos adelantan que es posible que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta pise suelo entrerriano en los próximos días. Llegaría acompañado del dirigente de Evolución, Martín Lousteau.
Frigerio; Santilli y Rodríguez Larreta comparten posiciones al interior de Juntos. Todos tienen objetivos claros de cara al 2023. Frigerio buscará la gobernación y es casi un hecho que Rodríguez Larreta quiere mudarse a Balcarce 50.
Contando porotos
En el campamento justicialista mantienen, más por obligación que por convencimiento, el optimismo de cara a las elecciones que se concretarán en cuatro domingos. Afirman que buscarán revertir el resultado y ganar, aunque la distancia que los separa de la meta son 170 mil votos en un padrón de algo más de un millón de sufragantes.En un planteo más realista, apuntan a que la pizarra termine con un resultado más ajustado a la historia reciente: la fuerza que ganaba se alzaba con un 45% de los votos y la que perdía rondaba el 40. En bancas el resultado será neutro: si no triunfa sólo renovará las dos que pone en disputa. La lista del FDT está encabezada por el titular del Enohsa Enrique Cresto, acompañado por la actual diputada Carolina Gaillard y el camporista Tomás Ledesma.
¿De dónde saldrán los votos? En el PJ ven tres fuentes posibles.
La interna de Juntos es la primera. Frigerio venció a la lista del intendente de Chajarí, Pedro Galimberti pero este superó el piso de todos y se coló como tercero en la lista. La estimación es que no todos los votantes de Galimberti votarán a Frigerio por una cuestión ideológica.Eses caudal se podría desviar hacia Lucía Varisco, la hija del ex intendente radical Sergio Varisco que rompió la alianza y se presentó con su propio frente, montado en torno al Partido Fe que fundara Gerónimo “Momo” Venegas. “Ahí Frigerio puede perder cuatro puntos”, estiman en el PJ.
El segundo lugar donde esperan cosechar votos es quienes no fueron a las urnas en las PASO. La participación en septiembre, con las restricciones de la pandemia aún vigentes, estuvo en el 72%. Fueron cuatro puntos menos que en las elecciones anteriores. Además, en las generales se suelen sumar tres o cuatro puntos más.
Muchos de esos sufragantes están identificados con el justicialismo pero enojados y fastidiados y por eso se quedaron en sus casas. Lo comprobaron los intendentes al puntear padrones de mesa usados los fiscales. La estimación de la campaña oficialista marca que de allí podrían sumar cuatro o cinco puntos más.
La tercera fuentes de votos es tal vez la más improbable: que votantes de Frigerio que eligieron a la oposición giren 180 grados y opten por la boleta del Frente de Todos ¿Por qué lo harían? “Por las mejorías económicas. No son un voto opositor duro. Votaron por descontento a Juntos”, explican en el campamento oficialista. De allí, creen, saldrían tres o cuatro puntos más.
Contando lo que sube de un lado y lo que baja del otro baja, el oficialismo espera una foto final mejor.
Estrategia y táctica
“Vamos a hacer una campaña corta y ordenada”, anticiparon desde la campaña del justicialismo. La estrategia nacional del “Sí” que ideó el catalán Antoni Gutiérrez Rubí se respetará. Pero en Entre Ríos se ajustará a una táctica propia: girará sobre el slogan “vamos a salir adelante”, presente en la gráfica de vía pública desplegada desde hace unos días.Este concepto estriba sobre el leve cambio de humor social que generó el fin de las restricciones más duras por la pandemia, la vuelta a la normalidad cotidiana prepandemia y una tenue mejoría económica general, que se siente con más fuerza en algunos rubros.
Uno de ellos es el turismo y sus actividades conexas: se estima que en el último fin de semana extra largo los visitantes dejaron más de $ 700 millones en la provincia.
El peso de la cosecha de votos recaerá sobre los intendentes, según quedó definido. Sobre todo los de localidades más chicas. En Entre Ríos hay más de 80 gobiernos locales autónomos y más de la mitad responden al Frente de Todos, incluyendo las cuatro ciudades principales (Paraná; Concordia; Concepción del Uruguay y Gualeguaychú).
La aspiración es que puedan ejercer su ascendencia en el mano a la mano con los vecinos. La duda que tienen los gobernantes locales es cómo hacer para transformar las acciones positivas de gestión se conviertan en votos.
Uno de los puntos donde hay un 100% de certeza es que la campaña no debe incluir a Cristina Fernández de Kirchner. Una visita de la vicepresidenta sería contraproducente, consideran en el comando de campaña. Es por el alto nivel de rechazo que acarrea y por la mala imagen. Es algo similar a lo que ocurre en Juntos con Mauricio Macri. En la oposición saben que su mejor contribución es quedarse lejos.
Cisne negro
Dos temores revuelan en los círculos peronistas. El primero es que situaciones nacionales impacten mal en los votantes entrerrianos. Pasó con las fotos de la fiesta de Olivos que montaron el presidente Alberto Fernández y la primera dama Fabiola Yañez cuando mucha gente no podía dar el último adiós a sus seres queridos. Y también cuando el ministro de Seguridad Aníbal Fernández se tuiteó encima y cruzó al dibujante Nik por Twitter.“Una cosa mal hecha en Buenos Aires es como una mancha venenosa que avanza y se mete en todos los rincones”, reflexionó un intendente justicialista. “Venimos remando con dos palillos y sumando de a poco. Con lo de Aníbal, como en el Juego de la Oca, volvimos al punto de partido”, coincidieron en la primera línea de la campaña oficialista.
El segundo miedo es que se complique el frente judicial. El ex gobernador Sergio Urribarri está siendo sometido a juicio y su situación puede ser explotada por la oposición. Un alivio para el oficialismo es que las audiencias se extenderán bastante más allá del 14 de noviembre y no habrá sentencia antes de esa fecha.
Bordet, Cresto y el día después
“Las elecciones son unas circunstancias, pero es importante que en estas elecciones haya un acompañamiento a los candidatos de nuestro espacio político porque lo necesitamos como provincia. Lo necesito como gobernador también porque no es lo mismo ir a gestionar obras a Buenos Aires habiendo ganado una elección, que no. Lo mismo le pasa a los intendentes” alertó Bordet hace unos días.El mandatario provincial, que no tiene reelección en 2023, mantiene un alto nivel de aprobación solventado por su perfil de buen administrador. Esa es su carta para tallar cuando se deba elegir qué peronista buscará sucederlo. Las opciones por ahora son Cresto; el intendente de Paraná Adán Bahl y la vicegobernadora Laura Stratta.
Si el 14 de septiembre se parten las aguas en el Frente de Todos, Bordet no quedará nunca del lado K. Permanecerá todo lo posible en el medio, pero terminará en la vereda contraria. Desde que asumió la gobernación ha sido refractario al kirchnerismo. Llegó incluso a anunciar su fin, aunque por la unidad del 2019 debió bajar la intensidad de sus discrepancias.
La llegada de Juan Manzur a la Jefatura de Gabinete fue una buena noticia para el Gobierno. El tucumano tiene una excelente relación con Bordet. Y con Cresto.
Le atribuyen al nuevo funcionario dos características que no se encontraban en su antecesor Santiago Cafiero: ejecutividad y pragmatismo. Al haber sido gobernador posee capacidad de lectura e interpretación política de las situaciones y comprende mejor los escenarios territoriales, entienden en el gobierno provincial.