OCTUBRE
Los votos que definirán la provincia
Las PASO dejaron abierto el final de la carrera por la gobernación, en la que dos son los mejores posicionados para suceder a Gustavo Bordet: el justicialista Adán Bahl y el macrista Rogelio Frigerio; hay un tercero, Sebastián Etchevehere que intentará dar la sorpresa.
27.08.2023 | 07:22
El escenario político está dominado por lo que el consultor político Mario Riorda denomina la hiperpersonalización. Este fenómeno es verificable en que el hecho de que el 80% de los mensajes de campaña están destinados a potenciar la imagen de los liderazgos de turno y sus atributos personales. “Las plataformas electorales son ya una verdadera pieza de arqueología”, consigna Riorda en su documental “Paren un poco”.
Este fenómeno de la comunicación política se traduce en la elecciones a través del voto a las personalidades y no mediante identificaciones partidarias o políticas. Por eso, para entender lo que ocurrirá en la elección de octubre hay que considerar a cada candidato con el caudal propio y personal que obtuvo en las PASO.
De esta manera, Bahl se ubica en el punto de partida con 274.477 sufragios; Frigerio con 268.630 y Etchevehere con 105.334. Cada uno tendrá alrededor un primer círculo donde captar más voluntades y una fuente común en la que abrevarán todos: los votos en blanco y los nuevos votantes.
El área inmediata para el candidato oficialista serán los votos de la interna peronista que se desviaron producto de las internas locales en la mayoría de los municipios. La suma de los votos de las candidaturas locales del PJ es mayor que la que consiguió Bahl. El propio candidato lo marcó en un acto reciente en Paraná, cuando pidió mejorar la fiscalización en las generales: “Ganamos por 6 mil votos, pero hemos detectado numerosas actas de toda la provincia donde se ha puesto la energía en la disputa local y no en la carga de votos para gobernador. Debemos tener entre 15 y 20 mil votos más”, estimó.
Frigerio, por su parte, aspira a contener el caudal que obtuvo su rival en la interna, Pedro Galimberti. Son casi 58 mil votos con capacidad para asegurar el triunfo. Para ello, logró la foto de unidad con su rival e impulsa la contención de los candidatos locales que estaban con el ex intendente de Chajarí y que, como ganadores de la interna, estarán en la boleta el 22 de octubre.
Etchevehere, en tanto, está sobre el terreno fértil que dejó la ola de Javier Milei, El corte de boleta lo afectó. El candidato libertario a la presidencia sacó 182 mil votos, 75 mil más que el postulante a la gobernación que, incluso, cosechó menos que el cuerpo de diputados nacionales, donde Beltrán Benedit sumó 128 mil votos, 23 mil por encima de los 105 mil de Etchevehere.
Por características específicas, esta elección es equiparable al escenario de 2015:
- Es una elección donde se votan en conjunto cargos nacionales, provinciales y locales.
- Las PASO dejaron un escenario de tres fuerzas.
- De esas tres, dos son opciones opositoras al gobierno. En aquel momento, el Frente Renovador terminó presentando la fórmula Adrián Fuertes – Jorge Busti, luego de que el PRO vetara que el tandem que integraban Atilio Benedetti y Fuertes pegara con los candidatos presidenciales (Mauricio Macri; Elisa Carrió y Ernesto Sanz). Finalmente, la propuesta de Cambiemos fue Alfredo De Angeli y Juan Carlos Lucio Godoy.
- Hay una ola o tendencia nacional que impactará en el resultado provincial. Hace 8 años, el fenómeno era Cambiemos. Hoy, La Libertad Avanza.
- El voto en blanco fue, en ambas ocasiones, la tercera fuerza. En 2015 llegó a 174.225 votos en la categoría gobernador y en 2023 llegó a 139 mil votos.
- La participación fue alta: 81,09% entonces y 75,6% ahora, con proyección para que se sumen entre tres y cuatro puntos porcentuales más en octubre.
Para entender qué podría pasar en dos meses, habría que tener presente qué fue lo que ocurrió hace ocho años.
En las generales de 2015, el voto en blanco cayó a 96.798, lo que implicó que unos 77 mil entrerrianos que no habían elegido a ningún candidato en las PASO (el 44,5%) terminaron emitiendo un voto positivo. Además, la participación subió al 84,72% en las generales, lo que implicó 36 mil votantes más en las urnas. El agregado de votos positivos nuevos trepó, entonces, a 113 mil.
Las tres fuerzas principales de ese entonces mejoraron su performance obteniendo una parte de esta torta ampliada:
Frente Justicialista: PASO / 289.295 – Generales / 325.878 +36.583 votos
Cambienos: PASO / 238.715 – Generales / 303.769 + 65.054
Frente Renovador: PASO / 104.708 – Generales / 120.793 + 16.085
La suma de los nuevos votantes que obtuvieron las fuerzas principales redondea 117 mil votos, una cifra igual a la de los votos que se incorporaron de los ausentes en las PASO y voto en blanco transformado en positivo, más el agregado de voto útil de fuerzas menores.
Pero lo sustancial es que, aproximadamente, el oficialismo cosechó alrededor del 30% de los nuevos sufragios, que la fuerza política emergente principal (Cambiemos) se llevó el 60% y que el 10% restante quedó para la tercera fuerza.
Una proyección en base a estos parámetros permite anticipar que, por incremento de la participación popular en los comicios, se sumarían a las generales unos 40 mil electores que no estuvieron en las PASO y que si el voto en blanco cae un 40% como ocurrió en 2015 (y también en las legislativas de 2017), se agregarían unos 55 mil sufragios positivos.
Esos 95 mil votos, más el voto útil de fuerzas menores o de las que no superaron el piso para llegar a las generales, serán los que los el peronismo, Juntos y los libertarios deberán buscar.
En 2015, el Justicialismo logró retener el 30%, mientras que la oposición se llevó el 70% restante. La cuestión a dilucidar es qué opositor, en este escenario 2023 diferente al de hace 8 años, se llevará la parte del león: La Libertad Avanza, la fuerza naciente con una figura fuerte a nivel nacional que de mínima se ha colado en el balotaje para dirimir la presidencia, o Juntos que aún no terminado de saldar su situación interna.
Este fenómeno de la comunicación política se traduce en la elecciones a través del voto a las personalidades y no mediante identificaciones partidarias o políticas. Por eso, para entender lo que ocurrirá en la elección de octubre hay que considerar a cada candidato con el caudal propio y personal que obtuvo en las PASO.
De esta manera, Bahl se ubica en el punto de partida con 274.477 sufragios; Frigerio con 268.630 y Etchevehere con 105.334. Cada uno tendrá alrededor un primer círculo donde captar más voluntades y una fuente común en la que abrevarán todos: los votos en blanco y los nuevos votantes.
El área inmediata para el candidato oficialista serán los votos de la interna peronista que se desviaron producto de las internas locales en la mayoría de los municipios. La suma de los votos de las candidaturas locales del PJ es mayor que la que consiguió Bahl. El propio candidato lo marcó en un acto reciente en Paraná, cuando pidió mejorar la fiscalización en las generales: “Ganamos por 6 mil votos, pero hemos detectado numerosas actas de toda la provincia donde se ha puesto la energía en la disputa local y no en la carga de votos para gobernador. Debemos tener entre 15 y 20 mil votos más”, estimó.
Frigerio, por su parte, aspira a contener el caudal que obtuvo su rival en la interna, Pedro Galimberti. Son casi 58 mil votos con capacidad para asegurar el triunfo. Para ello, logró la foto de unidad con su rival e impulsa la contención de los candidatos locales que estaban con el ex intendente de Chajarí y que, como ganadores de la interna, estarán en la boleta el 22 de octubre.
Etchevehere, en tanto, está sobre el terreno fértil que dejó la ola de Javier Milei, El corte de boleta lo afectó. El candidato libertario a la presidencia sacó 182 mil votos, 75 mil más que el postulante a la gobernación que, incluso, cosechó menos que el cuerpo de diputados nacionales, donde Beltrán Benedit sumó 128 mil votos, 23 mil por encima de los 105 mil de Etchevehere.
La fuente común
Pero además hay un caudal importante de votos que estarán buscando cauce en la elección general. Se trata de quienes votaron en blanco o, directamente, no fueron a votar.Por características específicas, esta elección es equiparable al escenario de 2015:
- Es una elección donde se votan en conjunto cargos nacionales, provinciales y locales.
- Las PASO dejaron un escenario de tres fuerzas.
- De esas tres, dos son opciones opositoras al gobierno. En aquel momento, el Frente Renovador terminó presentando la fórmula Adrián Fuertes – Jorge Busti, luego de que el PRO vetara que el tandem que integraban Atilio Benedetti y Fuertes pegara con los candidatos presidenciales (Mauricio Macri; Elisa Carrió y Ernesto Sanz). Finalmente, la propuesta de Cambiemos fue Alfredo De Angeli y Juan Carlos Lucio Godoy.
- Hay una ola o tendencia nacional que impactará en el resultado provincial. Hace 8 años, el fenómeno era Cambiemos. Hoy, La Libertad Avanza.
- El voto en blanco fue, en ambas ocasiones, la tercera fuerza. En 2015 llegó a 174.225 votos en la categoría gobernador y en 2023 llegó a 139 mil votos.
- La participación fue alta: 81,09% entonces y 75,6% ahora, con proyección para que se sumen entre tres y cuatro puntos porcentuales más en octubre.
Para entender qué podría pasar en dos meses, habría que tener presente qué fue lo que ocurrió hace ocho años.
En las generales de 2015, el voto en blanco cayó a 96.798, lo que implicó que unos 77 mil entrerrianos que no habían elegido a ningún candidato en las PASO (el 44,5%) terminaron emitiendo un voto positivo. Además, la participación subió al 84,72% en las generales, lo que implicó 36 mil votantes más en las urnas. El agregado de votos positivos nuevos trepó, entonces, a 113 mil.
Las tres fuerzas principales de ese entonces mejoraron su performance obteniendo una parte de esta torta ampliada:
Frente Justicialista: PASO / 289.295 – Generales / 325.878 +36.583 votos
Cambienos: PASO / 238.715 – Generales / 303.769 + 65.054
Frente Renovador: PASO / 104.708 – Generales / 120.793 + 16.085
La suma de los nuevos votantes que obtuvieron las fuerzas principales redondea 117 mil votos, una cifra igual a la de los votos que se incorporaron de los ausentes en las PASO y voto en blanco transformado en positivo, más el agregado de voto útil de fuerzas menores.
Pero lo sustancial es que, aproximadamente, el oficialismo cosechó alrededor del 30% de los nuevos sufragios, que la fuerza política emergente principal (Cambiemos) se llevó el 60% y que el 10% restante quedó para la tercera fuerza.
Una proyección en base a estos parámetros permite anticipar que, por incremento de la participación popular en los comicios, se sumarían a las generales unos 40 mil electores que no estuvieron en las PASO y que si el voto en blanco cae un 40% como ocurrió en 2015 (y también en las legislativas de 2017), se agregarían unos 55 mil sufragios positivos.
Esos 95 mil votos, más el voto útil de fuerzas menores o de las que no superaron el piso para llegar a las generales, serán los que los el peronismo, Juntos y los libertarios deberán buscar.
En 2015, el Justicialismo logró retener el 30%, mientras que la oposición se llevó el 70% restante. La cuestión a dilucidar es qué opositor, en este escenario 2023 diferente al de hace 8 años, se llevará la parte del león: La Libertad Avanza, la fuerza naciente con una figura fuerte a nivel nacional que de mínima se ha colado en el balotaje para dirimir la presidencia, o Juntos que aún no terminado de saldar su situación interna.
Fuente: APF