Por Valodia Nichajew

La Histórica tiene un poco más de historia

Concepción del Uruguay comenzó a destapar parte de su historia y a hacerla visible. En el edificio de la Policía Federal Argentina, ubicado en pleno centro uruguayense, se incorporó una enorme placa en donde se recuerda, relata y denuncia que allí funcionó un centro clandestino de detención y tortura durante la última dictadura cívico militar argentina. La placa se incorporó sobre el lado de afuera de la dependencia, al lado de la puerta de ingreso, lo que asegura que tanto los que ingresen al edificio como los que pasen caminando por su vereda deberán verla. Textual, entre otros datos y frases, en grandes letras se lee: “Aquí funcionó el Centro Clandestino de Detención delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal Argentina. Memoria, Verdad y Justicia”.
15.11.2011 | 17:43
Pedro Báez, el director de Información Pública de Entre Ríos, fue uno de los miembros del gobierno provincial presentes. El gobernador Sergio Urribarri no pudo estar por motivos de la agenda gubernamental, según explicó mediante una carta, aunque destacó el acto que estaba ocurriendo en La Histórica. Báez, por su parte, pidió a los vecinos y vecinas que tengan algún tipo de información con respecto a lo que sucedido en los años de la dictadura que acerquen esos datos. “Madres, hermanos, hijos, amigos esperan poder cerrar toda esa historia”, explicó Báez.

Por su parte, el subsecretario de Derechos Humanos de Entre Ríos, Edmundo Roque Minatta, comenzó saludando a sus “compañeros de lucha de la vieja UES de aquel 1976”, salutación a la que agregó a la “compañera presidenta del centro de estudiantes”, de la escuela Normal, una joven estudiante de alrededor de unos 17 años que estaba parada detrás de él. Minatta fue una de las víctimas torturadas en la dependencia de la Federal en julio del ´76. Secuestrado y torturado, como uno de los otros relatos que se iban a escuchar en el transcurso del acto.

Visiblemente emocionado, hasta con las manos temblorosas, el titular de DD. HH. de la provincia recordó lo difícil que era pasar por delante del edificio policial en los años posteriores a su detención ilegal.

“Este centro clandestino de detención tenía tres características”, relataba Minatta ante un silencio absoluto de los presentes. A punto seguido, puntualizó las tres áreas de la ilegalidad de la policía Federal de Concepción del Uruguay.

En primer lugar, comentó que existía la sala o el casino de oficiales. “En donde sobre todo a los jóvenes que teníamos 16 o 17 años se nos hacía lo que llamaban la tortura psicológica.” Dichos tormentos consistían en hacerles saber a los detenidos que tenían conocimiento de quienes eran sus familiares, en dónde estaban y qué es lo que hacían. “Yo tenía dos hermanos que estudiaban en Santa Fe – relató Minatta- y me dijeron los horarios de clases, las materias que cursaban y la dirección.”

El segundo lugar de tormentos era la del garaje, en donde directamente se pasaba a la tortura física: golpes, picana eléctrica, submarino seco y mojado, por ejemplo.

El tercero de los sitios era el patio de la institución, en donde hoy funciona el garaje de los vehículos. Minata, junto a otros siete jóvenes de entre 16 y 20 años, había sido detenido en el invierno del julio de 1976. En el patio señalado por el funcionario como la tercera de las áreas de vejámenes, los hacían desnudar para permanecer por horas a la intemperie parados. También se hacían simulacros de fusilamientos.

A modo de cierre de su exposición, como funcionario y como víctima del lugar, Minatta recordó a dos compañeros que fueron detenidos por la misma época y que compartieron los sufrimientos de entonces: Darío Morend y Carlos Horacio “Chupete” Valente, ambos ya fallecidos.

La organización del acto estuvo realizada por la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Concepción del Uruguay. En representación de la agrupación fue María Luisa Grianta la encargada de leer el texto consensuado alusivo al evento.

En representación del gobierno nacional estuvo Gonzalo Vázquez, miembro del Archivo Nacional de la Memoria, dependiente del ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

Como integrante del organismo impulsor de la placa que se estaba descubriendo, Vázquez comentó que en el país se llevan señalando unos 25 centros clandestinos de detención. “Esta placa tiene un objetivo político y pedagógico”, mencionó. “Que en cada uno de los lugares en donde funcionaron estos centros, sus vecinos y los funcionarios que trabajan en la dependencia policial o militar tengan conocimiento de los hechos que ocurrieron durante el terrorismo de Estado”, explicó Vázquez.

Carlos Martínez Paiva fue otra de los jóvenes secuestrados, torturado y humillado entonces. “Carlitos” como lo conocen en La Histórica estuvo presente en el acto y también fue uno de los pocos oradores de la emotiva mañana. En uno de los tramos de su alocución reivindicó y destacó los gobiernos del ex Presidente Néstor Kirchner y de la actual mandataria Cristina Fernández de Kirchner. Sobre ellos, Martínez Paiva cargó la responsabilidad del cambio que hubo en el país en cuanto a los derechos humanos con los inicios de decenas de causas judiciales contra los represores o con el apoyo estatal hacia los organismos de DD.HH., entre otros hechos.

A lo largo de los distintos discursos hubo algo en común: el reconocimiento hacia Néstor y Cristina Fernández de Kirchner.

Otro de los que tomaron la palabra fue un dirigente de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) de Paraná. “Un grafiti que apareció en La Plata escrito por miembros de la UES de los años de la dictadura decía `volveremos´”, comenzó. “Decía ese volveremos casi como asumiendo una especie de derrota ante ese monstruo que significaba la dictadura. Como diciendo, algún día volveré.” “Y volvimos, nunca dejamos de existir. Solamente nos tomamos una pausa”, exclamó el muchacho de unos 17 años, aproximadamente.

Por otro lado, pidió transformar la bronca en alegría. “Nada bueno se puede hacer sin alegría, decía Jauretche”, sostuvo el joven militante. Además fijó como próximo objetivo avanzar hacia las responsabilidades civiles cómplices de los militares del golpe de Estado. “Ninguna dictadura se puede hacer sin la complicidad civil de los medios, de los empresarios, de la iglesia. Ese debe ser nuestro objetivo”, exclamó.

Por último, advirtió que a los jóvenes desaparecidos durante la dictadura, no “se los llevaron por luchar por los boletos estudiantiles; por ser buenos”. “Ese fue el discurso que nos quisieron hacer creer. Nos llevaron –dijo- por luchar por una patria libre, justa y soberana”, remató.

Finalmente, el acto en si mismo: el descubrimiento de la placa en donde se recordaba los delitos cometidos en la policía Federal de Concepción del Uruguay. Ubicada al lado de la puerta de ingreso, lugar que es visible para todos y todas los y las que ingresen al edificio, permanecía tapada con papel madera ocultándose ante todos.

Fueron dos las personas encargadas del descubrimiento. La elección y participación de ellas no fue un dato menor. Por un lado, se trató de la Presidenta del centro de Estudiantes de la escuela Normal Mariano Moreno, una joven de unos 17 años aproximadamente. Por el otro, era el comisario Mayor de la Policía Federal Argentina, dependencia Uruguay.

Como uniendo el trágico relato de la década del 70 en la que el comisario de entonces torturaba en ese mismo edificio a los estudiantes; 35 años después, el comisario y la estudiante, juntos, destaparon la placa en donde se informaba lo que allí había ocurrido. Todo un símbolo. (Redacción de Babel)
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