Schiavoni forma parte del Instituto Manuel Dorrego
A revisar la historia que nos contaron
El intendente saliente de Nogoyá Faustino Schiavoni es el único entrerriano miembro del Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, creado recientemente por decreto presidencial. La iniciativa de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner encendió una intensa polémica acerca de la historia, la política y los relatos del pasado. Al respecto, Schiavoni sostuvo: "Parece que plantear otra historia, develar lo ocultado deliberadamente por ellos se torna en una blasfemia”. En este sentido, preguntó a modo de ejemplo: "¿Quién sabe que (Manuel Dorrego) fue un militar, un legislador constituyente, un gobernador? ¿O quién sabe que (Martín) Güemes fue el único general que murió en combate?”.
12.12.2011 | 10:59
En una extensa entrevista brindada al matutino paranaense El Diario, Schiavoni se asumió como un divulgador de la historia.
“Soy un divulgador” se presenta el abogado tomando como un halago lo que ha sido utilizado como un mote de sentido peyorativo por los detractores del instituto.
“Parece que plantear otra historia, develar lo ocultado deliberadamente por ellos se torna en una blasfemia”, se enoja Schiavoni, ex ministro de Gobierno, ex presidente del Partido Justicialista entrerriano y un compulsivo seguidor de relatos que ahonden en el pasado.
Lo entusiasma el desafío de pensarse en cada escenario del que no se fue parte, por la necesidad de hilar los procesos y que sea menos turbio el presente. “Aprendo historia para saber para qué hago política”, dice Schiavoni. Afirma que de otro modo, sin perspectiva, sería un “simple gerente” de la cosa pública. “Para ocuparme de la cloaca, del alumbrado, para escuchar a la vieja que me putea porque no junté la basura tengo que saberme un dirigente político. No soy un administrador”, diferencia y le encuentra sentido a su accionar cotidiano.
Premisas
Schiavoni participa del instituto con algunas premisas respecto a cómo entender la historia.
En primer lugar, toma como cierto el lema que dice que “la historia la escriben los que ganan” por lo que considera legítimo aportar a la divulgación de otra versión del pasado nacional.
Esa otra versión tendría por objetivos centrales visibilizar algunos personajes como “los caudillos federales que eran todos latinoamericanistas” y a la vez buscar algunos nombres en conjuntos populares que pasaron a la historia: “¿Quiénes eran esos sin rostros que metieron las patas en la fuente en el ’45; quiénes eran las madres que dieron la vuelta a la Plaza de Mayo pidiendo justicia, verdad y castigo?”, se propone como desafío.
En tanto entiende que hay versiones en pugna, hay en la historia, para Schiavoni, un campo de disputa. Y por eso la creación del instituto habilita la polémica, los debates encendidos, las críticas sin miramientos: “Cómo decía Arturo Jauretche, ‘hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño’. Parece que vamos en la dirección correcta, si así nos pegan cuando aún no se han visto los resultados de este instituto. Se ve que estamos dando en el clavo”, desafió.
“Sorprende que la presidenta Cristina Fernández tome posiciones hacia la historia. Pero yo digo, acá de lo que se trata es de mirar para atrás como cuando uno conduce un auto. Pero no para quedarse congelado como estatua de sal sino para saber cómo seguir para adelante”, propuso.
Negó la soberbia como condimento en la empresa emprendida por el gobierno nacional. “No creemos que seamos la verdad revelada ni que los hombres que podamos reivindicar no hayan tenido defectos. Nada de eso. Lo que sucede es que acá ha habido un deliberado ocultamiento. ¿Quién sabe que (Manuel) Dorrego rechazó las palmas de general porque no las ganó en batalla? ¿Quién sabe que fue un militar, un legislador constituyente, un gobernador? ¿O quién sabe que (Martín) Güemes fue el único general que murió en combate?”, reclamó a modo de ejemplo.
Revisionismo
Más que una versión “revisionista”, el intendente de Nogoyá prefiere hablar de una historia “nacional y popular” que cuente algo distinto “a lo que han escrito Clarín y la Nación”, dijo el dirigente poniendo el dedo en la llaga del conflicto planteado por el oficialismo kirchnerista en los últimos años.
“No es que no sean verdades, pero son totalmente parcializadas. Se ha hecho del ocultamiento una metodología. Y lo cito de vuelta a Jauretche: Los diarios dicen más no por lo que dicen sino por lo que no dicen”, dijo.
Intentó tranquilizar a los seguidores de la historia oficial: “No se trata de demonizar a (Domingo Faustino) Sarmiento, por ejemplo, porque hay que contextualizar las cosas en su tiempo. Pero si se trata de revisionismo, hay que decir que el primer revisionista fue (Juan Bautista) Alberdi. El escribió las Bases pero también están sus escritos póstumos donde reconoce todas las macanas que se habían hecho”, planteó.
En esta exhortación a develar aspectos en sombras de la historia, Schiavoni advirtió acerca de la repetición de algunos hechos desconocidos: “A (Manuel) Dorrego, Juan Lavalle lo fusila pero consagra esa decisión, esa sentencia, en una norma con fecha antedatada. Salvador María del Carril le aconseja a Lavalle conseguir no pagar costos políticos en la historia.
Le dice ‘un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un instrumento histórico muy importante”, mencionó el integrante del Instituto que recuerda con su nombre a Dorrego y se exaspera al consignar que Del Carril, pese a este hecho fue luego miembro de la Corte Suprema en tiempos de la presidencia de Bartolomé Mitre.
“Esto de fusilar y después encontrar una norma que lo avale pasó de nuevo. Pasó con los fusilamientos de José León Suárez en 1956. Fusilaron un día y al otro día se dieron cuenta que les faltaba dictar la Ley Marcial”, subrayó Schiavoni que concluyó entonces con otra cita, de Baruch Spinoza: “Si no quieres repetir la historia, estúdiala”.
Fuente: El Diario | Luz Alcain
“Soy un divulgador” se presenta el abogado tomando como un halago lo que ha sido utilizado como un mote de sentido peyorativo por los detractores del instituto.
“Parece que plantear otra historia, develar lo ocultado deliberadamente por ellos se torna en una blasfemia”, se enoja Schiavoni, ex ministro de Gobierno, ex presidente del Partido Justicialista entrerriano y un compulsivo seguidor de relatos que ahonden en el pasado.
Lo entusiasma el desafío de pensarse en cada escenario del que no se fue parte, por la necesidad de hilar los procesos y que sea menos turbio el presente. “Aprendo historia para saber para qué hago política”, dice Schiavoni. Afirma que de otro modo, sin perspectiva, sería un “simple gerente” de la cosa pública. “Para ocuparme de la cloaca, del alumbrado, para escuchar a la vieja que me putea porque no junté la basura tengo que saberme un dirigente político. No soy un administrador”, diferencia y le encuentra sentido a su accionar cotidiano.
Premisas
Schiavoni participa del instituto con algunas premisas respecto a cómo entender la historia.
En primer lugar, toma como cierto el lema que dice que “la historia la escriben los que ganan” por lo que considera legítimo aportar a la divulgación de otra versión del pasado nacional.
Esa otra versión tendría por objetivos centrales visibilizar algunos personajes como “los caudillos federales que eran todos latinoamericanistas” y a la vez buscar algunos nombres en conjuntos populares que pasaron a la historia: “¿Quiénes eran esos sin rostros que metieron las patas en la fuente en el ’45; quiénes eran las madres que dieron la vuelta a la Plaza de Mayo pidiendo justicia, verdad y castigo?”, se propone como desafío.
En tanto entiende que hay versiones en pugna, hay en la historia, para Schiavoni, un campo de disputa. Y por eso la creación del instituto habilita la polémica, los debates encendidos, las críticas sin miramientos: “Cómo decía Arturo Jauretche, ‘hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño’. Parece que vamos en la dirección correcta, si así nos pegan cuando aún no se han visto los resultados de este instituto. Se ve que estamos dando en el clavo”, desafió.
“Sorprende que la presidenta Cristina Fernández tome posiciones hacia la historia. Pero yo digo, acá de lo que se trata es de mirar para atrás como cuando uno conduce un auto. Pero no para quedarse congelado como estatua de sal sino para saber cómo seguir para adelante”, propuso.
Negó la soberbia como condimento en la empresa emprendida por el gobierno nacional. “No creemos que seamos la verdad revelada ni que los hombres que podamos reivindicar no hayan tenido defectos. Nada de eso. Lo que sucede es que acá ha habido un deliberado ocultamiento. ¿Quién sabe que (Manuel) Dorrego rechazó las palmas de general porque no las ganó en batalla? ¿Quién sabe que fue un militar, un legislador constituyente, un gobernador? ¿O quién sabe que (Martín) Güemes fue el único general que murió en combate?”, reclamó a modo de ejemplo.
Revisionismo
Más que una versión “revisionista”, el intendente de Nogoyá prefiere hablar de una historia “nacional y popular” que cuente algo distinto “a lo que han escrito Clarín y la Nación”, dijo el dirigente poniendo el dedo en la llaga del conflicto planteado por el oficialismo kirchnerista en los últimos años.
“No es que no sean verdades, pero son totalmente parcializadas. Se ha hecho del ocultamiento una metodología. Y lo cito de vuelta a Jauretche: Los diarios dicen más no por lo que dicen sino por lo que no dicen”, dijo.
Intentó tranquilizar a los seguidores de la historia oficial: “No se trata de demonizar a (Domingo Faustino) Sarmiento, por ejemplo, porque hay que contextualizar las cosas en su tiempo. Pero si se trata de revisionismo, hay que decir que el primer revisionista fue (Juan Bautista) Alberdi. El escribió las Bases pero también están sus escritos póstumos donde reconoce todas las macanas que se habían hecho”, planteó.
En esta exhortación a develar aspectos en sombras de la historia, Schiavoni advirtió acerca de la repetición de algunos hechos desconocidos: “A (Manuel) Dorrego, Juan Lavalle lo fusila pero consagra esa decisión, esa sentencia, en una norma con fecha antedatada. Salvador María del Carril le aconseja a Lavalle conseguir no pagar costos políticos en la historia.
Le dice ‘un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un instrumento histórico muy importante”, mencionó el integrante del Instituto que recuerda con su nombre a Dorrego y se exaspera al consignar que Del Carril, pese a este hecho fue luego miembro de la Corte Suprema en tiempos de la presidencia de Bartolomé Mitre.
“Esto de fusilar y después encontrar una norma que lo avale pasó de nuevo. Pasó con los fusilamientos de José León Suárez en 1956. Fusilaron un día y al otro día se dieron cuenta que les faltaba dictar la Ley Marcial”, subrayó Schiavoni que concluyó entonces con otra cita, de Baruch Spinoza: “Si no quieres repetir la historia, estúdiala”.
Fuente: El Diario | Luz Alcain