Nacionales rumbo al 2015
El PRO sin disimulo se apoya en la derecha para el 2015
El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri y los integrantes de su mesa chica están convencidos de que 2012 será un año clave en la consolidación de sus pretensiones políticas, tanto en lo que se refiere al intento de traspasar los límites de la Ciudad de Buenos Aires como en el viejo anhelo de que el PRO, finalmente, pueda articular a una derecha de escala nacional.
10.01.2012 | 10:00
A partir de la contundente reelección en la Capital Federal, de la victoria en el Municipio de Vicente López y ante la sequía de logros en casi todos los demás sellos opositores, el Macrismo considera que llegó la hora de ensayar su propia versión de la “profundización del modelo”. Algo que se traduce como el recrudecimiento de sus políticas más cuestionadas.
Esta estrategia, que ya está en macha, involucra distintos ejes, que van desde una política de seguridad más dura y un criterio persecutorio en cuanto al uso del espacio público, hasta la puja constante con los gremios de la Ciudad, la reducción del empleo público y la reivindicación de funcionarios que se vieron salpicados por los escándalos.
En tal sentido, si se contempla el tramo final de 2011 y el comienzo de 2012, el PRO fue tomando las siguientes medidas de “profundización”:
Nombró al frente de la Policía Metropolitana a dos ex altos mandos de la Federal, desplazados en las purgas dispuestas por la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré. Uno es Horacio Alberto Giménez, un ex comisario general que ahora ocupa la jefatura de la Metropolitana, en remplazo de Eugenio Burzaco, por lo que esa fuerza dejó de tener una comandancia civil para ser dirigida directamente por los uniformados, cumpliendo el deseo del ala más dura del macrismo.
En sus primeras declaraciones, Giménez bregó por penas “más severas” para los delincuentes, reivindicó el uso de las Taser –pistolas de electrochoque definidas por la oposición como “picanas portátiles”– y aseguró que sus hombres van a “sacar a todos los manteros” de la calle. A Giménez lo secunda Ricardo Pedace, otro comisario expulsado de la Federal, sobre quien recae el peso político de la conducción: el subjefe responde al legislador Cristian Ritondo, miembro del grupo de duhaldistas residuales que dirige el ex titular de la SIDE Miguel Ángel Toma. De hecho, Pedace dirigió la custodia presidencial durante el interinato de Eduardo Duhalde.
En la Legislatura, el PRO logró imponer una norma que le permite avanzar sobre una de sus obsesiones: echar a los manteros de las arterias de la Ciudad. Asimismo, rechazó la propuesta del ex juez Andrés Gallardo de acordar una salida sustentable para los trabajadores en conflicto. Casi en paralelo, el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, aseguró que será vetada la ley aprobada por el Parlamento para normalizar la actividad de los “trapitos”. En resumen, el Ejecutivo porteño está decidido a intensificar su postura con respecto al espacio público, en línea con lo hecho a lo largo de todo 2011 con la persecución a personas y familias en situación de calle.
El Macrismo cerró el año con un nuevo conflicto docente, que incluyó la agresión a maestros por parte de una patota y la eliminación de las Juntas de Clasificación. También se supo de un paquete de futuros nombramientos en el ministro de Educación, incluida la repatriación de un ex funcionario de esa área: Alejandro Finocchiaro, quien durante la gestión de Mariano Narodowski fue asesor en una escandalosa negociación con los gremios.
Ahora, tendrá aun más protagonismo: estaría al frente de la Subsecretaría de Evaluación Educativa y Recursos Humanos, clave en la estrategia con la que el PRO buscará poner en caja a los maestros. Finocchiaro fue directivo de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), como decano del Departamento de Derecho y Ciencia Política, donde se había desempeñado el ex espía Ciro James, por lo que algunos le atribuyeron su llegada a la Ciudad.
En noviembre de 2008, un grupo de estudiantes de la UNLaM escrachó a Finocchiaro, luego de que invitara a dar una charla con motivo de los 25 años del retorno de la democracia al periodista Mariano Grondona, conocido por el apoyo brindado a distintos gobiernos militares.
Para este año se aguarda la entrada en plenas funciones del Ministerio de Modernización del Estado, encabezado por Andrés Ibarra, ex director de Recursos Humanos y muy cercano a Mauricio Macri, con quien compartió negocios en el sector privado. Como gerente de Socma, Ibarra participó en la ruinosa privatización del Correo Argentino y acompañó al intendente porteño en su paso por la presidencia de Boca.
Al igual que otros de los premiados con un ascenso, Ibarra también se vio salpicado por el escándalo de las escuchas telefónicas: debido a su desempeño como funcionario a cargo de las contrataciones en Educación, fue llamado a declarar por la llegada a esa cartera de Ciro James. Ahora le toca encabezar un ministerio que en el PRO definen como fundamental de cara al futuro inmediato y que, bajo el slogan de la “modernización del Estado”, tendrá como principal objetivo reducir la plantilla de empleados públicos en la Ciudad.
A fines de 2011 trascendió que la Secretaría de Derechos Humanos porteña sería ocupada por Claudio Avruj, actual director de Relaciones Institucionales. En 2009, un sector de la comunidad judía repudió a Avruj por defender la designación al frente de la Metropolitana del ex comisario Jorge “Fino” Palacios, acusado de realizar maniobras que desviaron la investigación por la voladura de la AMIA. El Fino acabó procesado y detenido por esas sospechas. Más tarde, sumó otro procesamiento, está vez, por el escándalo de las escuchas que realizó su pupilo Ciro James.
En materia tarifaria, con el alza de más del 127% que dispuso a poco de hacerse cargo del servicio de subterráneos, el Macrismo ratificó, sin medias tintas, el concepto que ya había aplicado en el debate por la actualización de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza, que desde marzo próximo vendrá con subas de hasta 300 por ciento.
Se trata de una lógica de aumentos masivos, no graduales, que pegan fuerte en los sectores de menos recursos.
También en relación con el subte, el 4 de enero pasado quedó constituido el nuevo directorio de SBASE, la empresa del Estado porteño encargada de expandir la red de ese medio de transporte. Junto al presidente Juan Pablo Picardo –otrora ministro de Ambiente y Espacio Público, y defensor de la extinta patota de la UCEP–, destaca uno de los directores titulares: el ex juez Federico Young, conocido apologista de la dictadura, ladero de Cecilia Pando y director hasta 2009 de la Agencia Gubernamental de Control, donde supo rodearse de militares retirados y antiguos agentes de la SIDE (ver aparte).
Con este tipo de decisiones y aprovechando la amplificación que brinda una vidriera política como la Ciudad de Buenos Aires, en 2012, el Macrismo parece decidido a “profundizar” su modelo, con el objetivo de liderar a una oposición que sigue acéfala, pero cuyo bloque mayoritario se muestra cada vez más recostado sobre la derecha.
Fuente: Carlos Romero | Tiempo Argentino
Esta estrategia, que ya está en macha, involucra distintos ejes, que van desde una política de seguridad más dura y un criterio persecutorio en cuanto al uso del espacio público, hasta la puja constante con los gremios de la Ciudad, la reducción del empleo público y la reivindicación de funcionarios que se vieron salpicados por los escándalos.
En tal sentido, si se contempla el tramo final de 2011 y el comienzo de 2012, el PRO fue tomando las siguientes medidas de “profundización”:
Nombró al frente de la Policía Metropolitana a dos ex altos mandos de la Federal, desplazados en las purgas dispuestas por la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré. Uno es Horacio Alberto Giménez, un ex comisario general que ahora ocupa la jefatura de la Metropolitana, en remplazo de Eugenio Burzaco, por lo que esa fuerza dejó de tener una comandancia civil para ser dirigida directamente por los uniformados, cumpliendo el deseo del ala más dura del macrismo.
En sus primeras declaraciones, Giménez bregó por penas “más severas” para los delincuentes, reivindicó el uso de las Taser –pistolas de electrochoque definidas por la oposición como “picanas portátiles”– y aseguró que sus hombres van a “sacar a todos los manteros” de la calle. A Giménez lo secunda Ricardo Pedace, otro comisario expulsado de la Federal, sobre quien recae el peso político de la conducción: el subjefe responde al legislador Cristian Ritondo, miembro del grupo de duhaldistas residuales que dirige el ex titular de la SIDE Miguel Ángel Toma. De hecho, Pedace dirigió la custodia presidencial durante el interinato de Eduardo Duhalde.
En la Legislatura, el PRO logró imponer una norma que le permite avanzar sobre una de sus obsesiones: echar a los manteros de las arterias de la Ciudad. Asimismo, rechazó la propuesta del ex juez Andrés Gallardo de acordar una salida sustentable para los trabajadores en conflicto. Casi en paralelo, el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, aseguró que será vetada la ley aprobada por el Parlamento para normalizar la actividad de los “trapitos”. En resumen, el Ejecutivo porteño está decidido a intensificar su postura con respecto al espacio público, en línea con lo hecho a lo largo de todo 2011 con la persecución a personas y familias en situación de calle.
El Macrismo cerró el año con un nuevo conflicto docente, que incluyó la agresión a maestros por parte de una patota y la eliminación de las Juntas de Clasificación. También se supo de un paquete de futuros nombramientos en el ministro de Educación, incluida la repatriación de un ex funcionario de esa área: Alejandro Finocchiaro, quien durante la gestión de Mariano Narodowski fue asesor en una escandalosa negociación con los gremios.
Ahora, tendrá aun más protagonismo: estaría al frente de la Subsecretaría de Evaluación Educativa y Recursos Humanos, clave en la estrategia con la que el PRO buscará poner en caja a los maestros. Finocchiaro fue directivo de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), como decano del Departamento de Derecho y Ciencia Política, donde se había desempeñado el ex espía Ciro James, por lo que algunos le atribuyeron su llegada a la Ciudad.
En noviembre de 2008, un grupo de estudiantes de la UNLaM escrachó a Finocchiaro, luego de que invitara a dar una charla con motivo de los 25 años del retorno de la democracia al periodista Mariano Grondona, conocido por el apoyo brindado a distintos gobiernos militares.
Para este año se aguarda la entrada en plenas funciones del Ministerio de Modernización del Estado, encabezado por Andrés Ibarra, ex director de Recursos Humanos y muy cercano a Mauricio Macri, con quien compartió negocios en el sector privado. Como gerente de Socma, Ibarra participó en la ruinosa privatización del Correo Argentino y acompañó al intendente porteño en su paso por la presidencia de Boca.
Al igual que otros de los premiados con un ascenso, Ibarra también se vio salpicado por el escándalo de las escuchas telefónicas: debido a su desempeño como funcionario a cargo de las contrataciones en Educación, fue llamado a declarar por la llegada a esa cartera de Ciro James. Ahora le toca encabezar un ministerio que en el PRO definen como fundamental de cara al futuro inmediato y que, bajo el slogan de la “modernización del Estado”, tendrá como principal objetivo reducir la plantilla de empleados públicos en la Ciudad.
A fines de 2011 trascendió que la Secretaría de Derechos Humanos porteña sería ocupada por Claudio Avruj, actual director de Relaciones Institucionales. En 2009, un sector de la comunidad judía repudió a Avruj por defender la designación al frente de la Metropolitana del ex comisario Jorge “Fino” Palacios, acusado de realizar maniobras que desviaron la investigación por la voladura de la AMIA. El Fino acabó procesado y detenido por esas sospechas. Más tarde, sumó otro procesamiento, está vez, por el escándalo de las escuchas que realizó su pupilo Ciro James.
En materia tarifaria, con el alza de más del 127% que dispuso a poco de hacerse cargo del servicio de subterráneos, el Macrismo ratificó, sin medias tintas, el concepto que ya había aplicado en el debate por la actualización de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza, que desde marzo próximo vendrá con subas de hasta 300 por ciento.
Se trata de una lógica de aumentos masivos, no graduales, que pegan fuerte en los sectores de menos recursos.
También en relación con el subte, el 4 de enero pasado quedó constituido el nuevo directorio de SBASE, la empresa del Estado porteño encargada de expandir la red de ese medio de transporte. Junto al presidente Juan Pablo Picardo –otrora ministro de Ambiente y Espacio Público, y defensor de la extinta patota de la UCEP–, destaca uno de los directores titulares: el ex juez Federico Young, conocido apologista de la dictadura, ladero de Cecilia Pando y director hasta 2009 de la Agencia Gubernamental de Control, donde supo rodearse de militares retirados y antiguos agentes de la SIDE (ver aparte).
Con este tipo de decisiones y aprovechando la amplificación que brinda una vidriera política como la Ciudad de Buenos Aires, en 2012, el Macrismo parece decidido a “profundizar” su modelo, con el objetivo de liderar a una oposición que sigue acéfala, pero cuyo bloque mayoritario se muestra cada vez más recostado sobre la derecha.
Fuente: Carlos Romero | Tiempo Argentino