Nacionales rumbo al 2015
“Es la última oportunidad del radicalismo”, sentenció Moreau ante el lanzamiento de su espacio interno
Tanto sus defensores como sus detractores coinciden en que Leopoldo Moreau es lo que se denomina un “animal político”. Fue miembro de la Junta Coordinadora Nacional, integrante del mítico movimiento de Renovación y Cambio, varias veces diputado, senador y candidato a presidente en el momento más crítico del radicalismo, cuando obtuvo el 2,34 por ciento de los votos tras el estrepitoso fracaso del gobierno de Fernando de la Rúa, al que se opuso. A casi 10 años de aquel momento, encabezará hoy en Mar del Plata el lanzamiento de un movimiento de debate para “consolidar un espacio progresista, nacional y popular” dentro de la UCR. “Si no logramos que el eje de la discusión sea sobre un contenido ideológico, el radicalismo está en serio peligro de extinción”, advierte Moreau. Lea la entrevista.
27.01.2012 | 09:36
–¿Cuál es el objetivo de este movimiento?
–Consolidar un espacio progresista, nacional, popular que devuelva al radicalismo al campo del pueblo y también mostrar que hay una nueva generación de radicales que está en condiciones de llevar adelante esta tarea. Queremos generalizar ámbitos de debate y reflexión para articular un proyecto de país porque hace más de 10 años que la conducción partidaria tiene cerrada la discusión. Estamos seguros de que esto va a cambiar las reglas de juego dentro del partido. Si no es así, es la última oportunidad que tiene el radicalismo. Si no logramos que el eje de la discusión sea sobre un contenido ideológico, el radicalismo está en serio peligro de extinción. Porque no puede haber un partido político sin política.
–¿No es hoy el radicalismo un partido progresista nacional y popular?
–No lo representa la conducción partidaria. Hay una contradicción entre la militancia que quiere expresar y representar esa línea y una dirigencia que se ha ido deslizando hacia posiciones emparentadas con el ajuste liberal o el republicanismo conservador. La última etapa progresista la encarnó Raúl Alfonsín. Creemos que hay muchos “raulalfonsinistas” que en algún momento se identificaron con el partido y que han ido a votar otras opciones como el socialismo o el cristinismo. En la medida en que aparezca una corriente de este tipo se van a sentir identificados y convocados por la UCR.
–El nuevo presidente del partido, Mario Barletta, ¿no representa un cambio respecto de la conducción anterior?
–Creo que es una continuidad. Hasta aquí no ha dado señales de cambiar este rumbo. Más bien parece un visitante ocasional del Comité Nacional. Además, su candidatura fue básicamente engendrada dentro del espacio de los dirigentes que vienen conduciendo el partido en la última década.
–¿Comparte con Ricardo Alfonsín que los que quieren un acuerdo con el PRO deberían irse de la UCR?
–Lo que hay que hacer es resignificar el partido y a partir de ahí que cada uno se alinee como deba alinearse. Pero hoy, en un partido que se ha debilitado en términos conceptuales, cualquier opinión vale lo mismo. Entonces entramos a jugar un minué de dirigentes que hacen especulaciones políticas que muchas veces están más ligadas a sus propias expectativas personales o territoriales que a un proyecto estratégico.
–¿No sería positivo discutir alianzas ahora para evitar que se frustren a último momento, como pasó con el socialismo?
–Ir a esa discusión es alentar un proceso de dispersión. Esta es una etapa de consolidación del radicalismo a partir de un profundo debate. No podés buscar identidad afuera, ni pedirla prestada. La definición de tu propia identidad política de por sí conlleva marcar claramente la cancha y saber en qué segmento de la política te parás.
–Algunos dirigentes le achacan a usted haber acompañado la alianza con Francisco de Narváez...
–Cuando se produce esa discusión en la provincia, nosotros seguíamos siendo minoría en el partido. Es cierto que no ejercitamos una oposición activa, pero bueno, habíamos hecho un acuerdo político prácticamente reclamado por todos los sectores, en reconocimiento a un sector partidario que nos había derrotado hacía pocos meses. Por supuesto que ha sido un grave error. Nosotros asumimos siempre nuestra cuota de responsabilidad, aun en las disidencias. La alianza con De Narváez y con Elisa Carrió en 2009 son manifestaciones de una debilidad conceptual de la que también nos hacemos cargo.
–Entonces ¿no quiere que Carrió o Ricardo López Murphy vuelvan a la UCR?
–Buscamos que vuelvan al radicalismo los sectores más dinámicos y progresistas de la sociedad. Si ese objetivo se plasma en una conducción partidaria de signo progresista, automáticamente implica que esos actores no van a querer venir al radicalismo.
–Sus críticos dicen “Moreau juega para el kirchnerismo”. ¿Qué les responde?
–Yo pretendo ser coherente con mi trayectoria política. En mi vida siempre traté de acompañar las posiciones progresistas, en el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando enfrentamos al menemismo, en la confrontación con el gobierno de De la Rúa. Tengo esta mirada sobre la realidad nacional precisamente porque soy radical, pero radical progresista. No por kirchnerista.
Fuente: Página 12
–Consolidar un espacio progresista, nacional, popular que devuelva al radicalismo al campo del pueblo y también mostrar que hay una nueva generación de radicales que está en condiciones de llevar adelante esta tarea. Queremos generalizar ámbitos de debate y reflexión para articular un proyecto de país porque hace más de 10 años que la conducción partidaria tiene cerrada la discusión. Estamos seguros de que esto va a cambiar las reglas de juego dentro del partido. Si no es así, es la última oportunidad que tiene el radicalismo. Si no logramos que el eje de la discusión sea sobre un contenido ideológico, el radicalismo está en serio peligro de extinción. Porque no puede haber un partido político sin política.
–¿No es hoy el radicalismo un partido progresista nacional y popular?
–No lo representa la conducción partidaria. Hay una contradicción entre la militancia que quiere expresar y representar esa línea y una dirigencia que se ha ido deslizando hacia posiciones emparentadas con el ajuste liberal o el republicanismo conservador. La última etapa progresista la encarnó Raúl Alfonsín. Creemos que hay muchos “raulalfonsinistas” que en algún momento se identificaron con el partido y que han ido a votar otras opciones como el socialismo o el cristinismo. En la medida en que aparezca una corriente de este tipo se van a sentir identificados y convocados por la UCR.
–El nuevo presidente del partido, Mario Barletta, ¿no representa un cambio respecto de la conducción anterior?
–Creo que es una continuidad. Hasta aquí no ha dado señales de cambiar este rumbo. Más bien parece un visitante ocasional del Comité Nacional. Además, su candidatura fue básicamente engendrada dentro del espacio de los dirigentes que vienen conduciendo el partido en la última década.
–¿Comparte con Ricardo Alfonsín que los que quieren un acuerdo con el PRO deberían irse de la UCR?
–Lo que hay que hacer es resignificar el partido y a partir de ahí que cada uno se alinee como deba alinearse. Pero hoy, en un partido que se ha debilitado en términos conceptuales, cualquier opinión vale lo mismo. Entonces entramos a jugar un minué de dirigentes que hacen especulaciones políticas que muchas veces están más ligadas a sus propias expectativas personales o territoriales que a un proyecto estratégico.
–¿No sería positivo discutir alianzas ahora para evitar que se frustren a último momento, como pasó con el socialismo?
–Ir a esa discusión es alentar un proceso de dispersión. Esta es una etapa de consolidación del radicalismo a partir de un profundo debate. No podés buscar identidad afuera, ni pedirla prestada. La definición de tu propia identidad política de por sí conlleva marcar claramente la cancha y saber en qué segmento de la política te parás.
–Algunos dirigentes le achacan a usted haber acompañado la alianza con Francisco de Narváez...
–Cuando se produce esa discusión en la provincia, nosotros seguíamos siendo minoría en el partido. Es cierto que no ejercitamos una oposición activa, pero bueno, habíamos hecho un acuerdo político prácticamente reclamado por todos los sectores, en reconocimiento a un sector partidario que nos había derrotado hacía pocos meses. Por supuesto que ha sido un grave error. Nosotros asumimos siempre nuestra cuota de responsabilidad, aun en las disidencias. La alianza con De Narváez y con Elisa Carrió en 2009 son manifestaciones de una debilidad conceptual de la que también nos hacemos cargo.
–Entonces ¿no quiere que Carrió o Ricardo López Murphy vuelvan a la UCR?
–Buscamos que vuelvan al radicalismo los sectores más dinámicos y progresistas de la sociedad. Si ese objetivo se plasma en una conducción partidaria de signo progresista, automáticamente implica que esos actores no van a querer venir al radicalismo.
–Sus críticos dicen “Moreau juega para el kirchnerismo”. ¿Qué les responde?
–Yo pretendo ser coherente con mi trayectoria política. En mi vida siempre traté de acompañar las posiciones progresistas, en el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando enfrentamos al menemismo, en la confrontación con el gobierno de De la Rúa. Tengo esta mirada sobre la realidad nacional precisamente porque soy radical, pero radical progresista. No por kirchnerista.
Fuente: Página 12