Opinión
"La UCR quedó anclada en la etapa atávica de los ideologismos"
“El radicalismo es la institución política argentina ideológicamente más moderna. No sustenta ningún ideologismo”, comienza diciendo la nota de opinión publicada por el dirigente radical de Paraná Jorge Cura. En este marco, dijo que algunos de los militantes que se alejan del partido lo hacen porque la UCR quedó “anclada en la etapa atávica (de otras épocas) de los ideologismos. En el análisis fue más allá y puntualizó: "El 6 por ciento de la población apoya las ideas de izquierda, mientras que el 11 hace lo mismo con las de derecha", dijo. Por otro lado, y entre varios puntos, hace mención a las alianzas y pide no olvidar que tanto (Hermes) Binner como (Francisco) De Narváez menospreciaron al radicalismo. Lea el artículo completo de Cura.
30.01.2012 | 09:08
El radicalismo es la institución política argentina ideológicamente más moderna. No sustenta ningún ideologismo. Nació con identidad fundada sólo en principios y en valores. Es policlasista e inclusiva de todos los habitantes.
Abarcativa de todas las clases sociales, la UCR acepta la diversidad y se enriquece con todas las ideas de progreso que respeten sus principios: libertad, igualdad, solidaridad, equidad, honestidad…
A mediado de los años ‘80, de la mano de Dante Caputo, se llevó a la UCR, con más de 90 años de historia, a romper con su pluralismo, abarcativo de todo el conjunto social, limitándola a un sector, a la Internacional Socialista.
El ex-ministro, luego del perjuicio, cuando las papas quemaban, se fugó a otro partido consustancial con sus ideologismos “progresistas” (¿filo-kirchnerista, filo-chavista?).
No debemos tropezar con la misma piedra. Las ideas de “izquierda” representan sólo la opinión de un 6% de la población argentina (a pesar de mis simpatías por la filosofía del socialismo). Mientras que, menos del 11% de los argentinos siente apego por la “derecha” vernácula. Con cualquiera de las dos, la UCR se aleja de su legado histórico y excluye a más del 90% de la población argentina.
Se insiste en aliarnos con otros partidos y se discute con quienes (Frente Amplio Progresista, el PRO, etc.). No debemos olvidar la actitud de menosprecio que los candidatos, que aceptábamos como aliados (Binner y de Narváez), infligieron a la UCR.
Así, se equivoca el rumbo. Así, se niega la valentía de ser radicales. Se malogra la aptitud de resistencia y cunde un sentimiento de incapacidad para reconstruir el partido grande y relevante.
No se trata de ideologías. Las ideas conjuntas de Além, Irigoyen, Alvear, Frondizi, Lebenshon, Larralde, Ilia y Alfonsín engloban un espectro de “centro” que se enriquece desde la “derecha” hasta la “izquierda”.
Los militantes, en lo provincial como en lo nacional, que se alejan de la UCR, no es porque otros los “roban”, sino porque nuestro partido quedó anclado en la etapa atávica de los ideologismos que espantaron y lo vaciaron de la clase media y de la clase trabajadora, sus sostenes naturales.
Porque se descree del potencial de progreso social del radicalismo, se busca alianzas sucedáneas que aseguren migajas de poder, preservadas sólo para unos pocos.
Estoy de acuerdo con las alianzas pero, ellas deben dimensionarse sobre las bases de la UCR. De un radicalismo fuerte. No podemos, no debemos, correr el riesgo de perder nuestra identidad, por obra y gracias de quienes se creen dueños de la verdad.
La UCR debe resguardar su identidad para salvaguardar la nación, para proteger la república.
Fuente: Forja, Diario Radical | Página Política
Abarcativa de todas las clases sociales, la UCR acepta la diversidad y se enriquece con todas las ideas de progreso que respeten sus principios: libertad, igualdad, solidaridad, equidad, honestidad…
A mediado de los años ‘80, de la mano de Dante Caputo, se llevó a la UCR, con más de 90 años de historia, a romper con su pluralismo, abarcativo de todo el conjunto social, limitándola a un sector, a la Internacional Socialista.
El ex-ministro, luego del perjuicio, cuando las papas quemaban, se fugó a otro partido consustancial con sus ideologismos “progresistas” (¿filo-kirchnerista, filo-chavista?).
No debemos tropezar con la misma piedra. Las ideas de “izquierda” representan sólo la opinión de un 6% de la población argentina (a pesar de mis simpatías por la filosofía del socialismo). Mientras que, menos del 11% de los argentinos siente apego por la “derecha” vernácula. Con cualquiera de las dos, la UCR se aleja de su legado histórico y excluye a más del 90% de la población argentina.
Se insiste en aliarnos con otros partidos y se discute con quienes (Frente Amplio Progresista, el PRO, etc.). No debemos olvidar la actitud de menosprecio que los candidatos, que aceptábamos como aliados (Binner y de Narváez), infligieron a la UCR.
Así, se equivoca el rumbo. Así, se niega la valentía de ser radicales. Se malogra la aptitud de resistencia y cunde un sentimiento de incapacidad para reconstruir el partido grande y relevante.
No se trata de ideologías. Las ideas conjuntas de Além, Irigoyen, Alvear, Frondizi, Lebenshon, Larralde, Ilia y Alfonsín engloban un espectro de “centro” que se enriquece desde la “derecha” hasta la “izquierda”.
Los militantes, en lo provincial como en lo nacional, que se alejan de la UCR, no es porque otros los “roban”, sino porque nuestro partido quedó anclado en la etapa atávica de los ideologismos que espantaron y lo vaciaron de la clase media y de la clase trabajadora, sus sostenes naturales.
Porque se descree del potencial de progreso social del radicalismo, se busca alianzas sucedáneas que aseguren migajas de poder, preservadas sólo para unos pocos.
Estoy de acuerdo con las alianzas pero, ellas deben dimensionarse sobre las bases de la UCR. De un radicalismo fuerte. No podemos, no debemos, correr el riesgo de perder nuestra identidad, por obra y gracias de quienes se creen dueños de la verdad.
La UCR debe resguardar su identidad para salvaguardar la nación, para proteger la república.
Fuente: Forja, Diario Radical | Página Política