Opinión
El inmenso compromiso que hace falta
Por Luz Alcain (*)- Una niña violada en General Campos, embarazada, desamparada. Una mujer, asesinada en Diamante; una joven, torturada por horas por su novio; 37 casos de femicidio entre 2007 y 2011; incontables otros tantos de violencia física, sexual, psicológica, en Entre Ríos, a nivel nacional.
16.02.2012 | 11:36
Demasiados gemidos para no escuchar, para permanecer impávidos, indiferentes, para no repensar la cotidiana burocracia estatal, para no conmover a las instituciones de toda clase. Demasiado dolor para que nada suceda y se acumulen notas de casos “policiales” sin hilván alguno. Demasiado para que no se retuerza de dolor la sociedad que tolera la violencia contra la mujer.
De fondo, un vacío, un silencio obsceno de autoridades, líderes políticos, organizaciones no gubernamentales, silencio que es el mejor caldo de cultivo para que la violencia se naturalice. De fondo, un dejar hacer que se parece demasiado a la impunidad.
El estado de cosas hace pensar que sólo una política intensa, coordinada, sin mezquindades, sostenida en el tiempo, puede cambiar el rumbo en Entre Ríos. No hace falta un día más para que las áreas de mujer de la provincia, la de cada uno de todos los municipios inicien una acción conjunta.
Para qué esperar que tomen cartas en el asunto el Ministerio de Educación, el Consejo General de Educación, si es la escuela el mejor lugar para evitar el abuso, para dar educación sexual, para impedir que una adolescente tolere la violencia de su pareja, para formar varones en otra cultura.
Cómo no hacer partícipes a los gremios docentes si la profundidad del tema requiere trabajar con quienes están frente al aula, para abrir los ojos, para limar prejuicios, para aprender a escuchar, a tolerar.
Cómo no trabajar en conjunto con los gremios estatales si la violencia, a veces, y la desinformación de derechos, en otros casos, se enseñorean en el hospital público, el centro de salud, la comisaría. Cómo no involucrar a los profesionales de la salud que imponen sus criterios o derivan a la justicia lo que no resuelven, en otros modos de la violencia.
Cómo no hacer visible el papel de los medios de comunicación y el rol del Estado en este marco cuando los espacios televisivos mejor rankeados ofenden cada noche el cuerpo y la mente de la mujer. Cómo no formar periodistas que sepan cómo no revictimizar cuando escriben una crónica policial.
¿Hace falta más para que la Justicia mire el asunto desde otra perspectiva? ¿Para que sea un poder integrado por hombres y mujeres capaces de comprender, de ponerse en otro lugar, el lugar del otro, para que esté dispuesta a aprender, a reaccionar a tiempo?
Hay organizaciones de mujeres que vienen trabajando a destajo contra la violencia, demasiado dispersas, en soledad. Parece que es tiempo de escucharlas. Lo demás, será imprimirle compromiso, militancia, tolerancia, sentido común a la tarea cotidiana de funcionarios, dirigentes políticos, referentes sociales. No hace falta más violencia para empezar.
Fuente: El Diario | * Luz Alcain, periodista
De fondo, un vacío, un silencio obsceno de autoridades, líderes políticos, organizaciones no gubernamentales, silencio que es el mejor caldo de cultivo para que la violencia se naturalice. De fondo, un dejar hacer que se parece demasiado a la impunidad.
El estado de cosas hace pensar que sólo una política intensa, coordinada, sin mezquindades, sostenida en el tiempo, puede cambiar el rumbo en Entre Ríos. No hace falta un día más para que las áreas de mujer de la provincia, la de cada uno de todos los municipios inicien una acción conjunta.
Para qué esperar que tomen cartas en el asunto el Ministerio de Educación, el Consejo General de Educación, si es la escuela el mejor lugar para evitar el abuso, para dar educación sexual, para impedir que una adolescente tolere la violencia de su pareja, para formar varones en otra cultura.
Cómo no hacer partícipes a los gremios docentes si la profundidad del tema requiere trabajar con quienes están frente al aula, para abrir los ojos, para limar prejuicios, para aprender a escuchar, a tolerar.
Cómo no trabajar en conjunto con los gremios estatales si la violencia, a veces, y la desinformación de derechos, en otros casos, se enseñorean en el hospital público, el centro de salud, la comisaría. Cómo no involucrar a los profesionales de la salud que imponen sus criterios o derivan a la justicia lo que no resuelven, en otros modos de la violencia.
Cómo no hacer visible el papel de los medios de comunicación y el rol del Estado en este marco cuando los espacios televisivos mejor rankeados ofenden cada noche el cuerpo y la mente de la mujer. Cómo no formar periodistas que sepan cómo no revictimizar cuando escriben una crónica policial.
¿Hace falta más para que la Justicia mire el asunto desde otra perspectiva? ¿Para que sea un poder integrado por hombres y mujeres capaces de comprender, de ponerse en otro lugar, el lugar del otro, para que esté dispuesta a aprender, a reaccionar a tiempo?
Hay organizaciones de mujeres que vienen trabajando a destajo contra la violencia, demasiado dispersas, en soledad. Parece que es tiempo de escucharlas. Lo demás, será imprimirle compromiso, militancia, tolerancia, sentido común a la tarea cotidiana de funcionarios, dirigentes políticos, referentes sociales. No hace falta más violencia para empezar.
Fuente: El Diario | * Luz Alcain, periodista