La UCR contesta: "Las mentiras de Videla"
Por Hipólito Solari Yrigoyen (*)- No era de esperar que el ex dictador Videla tuviera algún arrepentimiento de sus crímenes ni que se ajustara a la verdad en las declaraciones que formuló a la publicación española Cambio 16, pero hay mentiras que la UCR no puede pasar por alto. Pongo al respecto tres ejemplos.
23.02.2012 | 11:44
1)
Videla pretende insinuar que Ricardo Balbín lo habría alentado a dar el golpe de Estado.¡ Falso! El presidente del Comité Nacional hizo todo lo posible para evitarlo. En el departamento que tengo en Buenos Aires se hicieron dos reuniones con la presencia de Balbín, Perette, Alfonsín, Luis Caeiro y yo con Italo Luder, en ese momento presidente provisional del Senado, para analizar las posibilidades de abortar la toma del poder que las fuerzas armadas estaban decididas a llevar a cabo.
El propio Videla se lo había confirmado a Balbín. Hubo un tercer encuentro en la casa de Conrado Storani en Acasuso. El senador Luder, entre reunión y reunión, hizo consultas en el seno de su partido y, al final, nos relató que Lorenzo Miguel le había dicho que si pedía el alejamiento de María Estela Martínez de Perón, lo denunciaría como traidor. El senador Luder, colega de Perette y mío en la Cámara Alta, era un hombre correcto y no ambicionaba suceder a la presidenta, sino evitar que se rompiera el orden constitucional.
2)
Videla critica al gobierno, o mejor dicho, al desgobierno de la presidenta Perón, como si el fuera ajeno al mismo. Videla, Massera y Agosti eran los tres jefes de las fuerzas armadas e integraban su gobierno. Poco antes del golpe sus esposas habían acompañado a la presidenta en un viaje por Europa. Frente a la falta total de idoneidad de la Sra Perón para el cargo que desempeñaba, la influencia de los titulares de las fuerzas armadas era preponderante y decisiva. Ellos propiciaban medidas que la presidenta no titubeaba en tomar.
Se llegó al extremo de pedir al Congreso la derogación del artículo 23 de la Constitución que permite optar a los presos a disposición del poder ejecutivo para salir del país. Alberto Rocamora, por su parte, como ministro del Interior, no cumplía con esta norma constitucional. Al jefe de policía, el gral. Albano Harguindegui, lo habían impuesto los militares. Después del golpe sería el ministro del Interior de la dictadura. Las cárceles estaban llenas de presos políticos, cuyas detenciones las pedían o las practicaban las fuerzas armadas.
El ex dictador intenta justificar el golpe manifestando que se hizo para “poner orden frente a la anarquía y el caos que reinaba en el país. Tal anarquía existía, pero las fuerzas armadas eran responsables principales del caos gubernamental. Videla señala que la represión militar se basó en la orden de “aniquilar” al enemigo que había impartido Luder. "Prácticamente nos dio una licencia para matar”, dijo. Antes de eso la Sra. de Perón había utilizado el término “aniquilar” al ordenar el Operativo Independencia, en el cual su jefe, el gral. Acdel Vilas mató a más de quinientas personas, sin poner a nadie a disposición de la justicia.
3)
Cuando habla de la “excelente y muy cordial relación con la Iglesia”, el ex dictador pasa por alto el asesinato de los Padres Palotinos y de monseñor Angelelli, obispo de La Rioja y otros crímenes cometidos contra miembros de la Iglesia
(*) Presidente de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical
Videla pretende insinuar que Ricardo Balbín lo habría alentado a dar el golpe de Estado.¡ Falso! El presidente del Comité Nacional hizo todo lo posible para evitarlo. En el departamento que tengo en Buenos Aires se hicieron dos reuniones con la presencia de Balbín, Perette, Alfonsín, Luis Caeiro y yo con Italo Luder, en ese momento presidente provisional del Senado, para analizar las posibilidades de abortar la toma del poder que las fuerzas armadas estaban decididas a llevar a cabo.
El propio Videla se lo había confirmado a Balbín. Hubo un tercer encuentro en la casa de Conrado Storani en Acasuso. El senador Luder, entre reunión y reunión, hizo consultas en el seno de su partido y, al final, nos relató que Lorenzo Miguel le había dicho que si pedía el alejamiento de María Estela Martínez de Perón, lo denunciaría como traidor. El senador Luder, colega de Perette y mío en la Cámara Alta, era un hombre correcto y no ambicionaba suceder a la presidenta, sino evitar que se rompiera el orden constitucional.
2)
Videla critica al gobierno, o mejor dicho, al desgobierno de la presidenta Perón, como si el fuera ajeno al mismo. Videla, Massera y Agosti eran los tres jefes de las fuerzas armadas e integraban su gobierno. Poco antes del golpe sus esposas habían acompañado a la presidenta en un viaje por Europa. Frente a la falta total de idoneidad de la Sra Perón para el cargo que desempeñaba, la influencia de los titulares de las fuerzas armadas era preponderante y decisiva. Ellos propiciaban medidas que la presidenta no titubeaba en tomar.
Se llegó al extremo de pedir al Congreso la derogación del artículo 23 de la Constitución que permite optar a los presos a disposición del poder ejecutivo para salir del país. Alberto Rocamora, por su parte, como ministro del Interior, no cumplía con esta norma constitucional. Al jefe de policía, el gral. Albano Harguindegui, lo habían impuesto los militares. Después del golpe sería el ministro del Interior de la dictadura. Las cárceles estaban llenas de presos políticos, cuyas detenciones las pedían o las practicaban las fuerzas armadas.
El ex dictador intenta justificar el golpe manifestando que se hizo para “poner orden frente a la anarquía y el caos que reinaba en el país. Tal anarquía existía, pero las fuerzas armadas eran responsables principales del caos gubernamental. Videla señala que la represión militar se basó en la orden de “aniquilar” al enemigo que había impartido Luder. "Prácticamente nos dio una licencia para matar”, dijo. Antes de eso la Sra. de Perón había utilizado el término “aniquilar” al ordenar el Operativo Independencia, en el cual su jefe, el gral. Acdel Vilas mató a más de quinientas personas, sin poner a nadie a disposición de la justicia.
3)
Cuando habla de la “excelente y muy cordial relación con la Iglesia”, el ex dictador pasa por alto el asesinato de los Padres Palotinos y de monseñor Angelelli, obispo de La Rioja y otros crímenes cometidos contra miembros de la Iglesia
(*) Presidente de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical