OPINIÓN

Los estragos de la democracia delegativa

Por Jorge D´Agostino- Guillermo O´Donnell, recientemente desaparecido Abogado y Politólogo de la UBA, creó hace años la conceptualización de la democracia delegativa, teoría que, en países de altos niveles de necesidades de resolver lo inmediato, se sigue practicando de mal en peor.
29.02.2012 | 14:49
Argentina es uno de ellos. Cuando O´Donnell exploró esta teoría, lo fue en contraposición del sistema representativo. Entendiendo claramente que al elegir, se concreta la delegación en el gobierno que se hace cargo. En ése acto desaparece la responsabilidad del "representante" y el representado queda sólo en el juego democrático, por que delegó.

Con esto, ambos actores quedan solos. El representado cree que con sólo votar, cumple, se aparta y ya no tiene ninguna responsabilidad y el representante se siente libre y sin que nadie le mida sus acciones.

Sólo 2 ejemplos:
1) El Presidente Néstor Kirchner en el caso Botnia, estimuló los cortes de ruta de la Asamblea de Gualeguaychú, y cuando ya no le convino, mandó procesar a los militantes ambientalistas.
2) La Presidente Fernández de Kirchner, en la década menemista, aplaudió la concesión de trenes, pero luego al llegar al gobierno no controló el cumplimiento del contrato que hubiese mantenido eficiente el servicio. Ahora, como si hubiese sido un desastre ajeno al gobierno nacional, se presenta como querellante en la causa.

En cualquier país donde se respete la coherencia, esto sería un insulto al electorado.
Tenemos experiencia que cuando un pueblo no continua participando, controlando, exigiendo a sus representantes lo pactado en el contrato electoral, se siembra la semilla del autoritarismo.
Eso ocurre cuando el elector, vota y se va a su casa. Así se practica la democracia delegativa de O`donnell.

En los países periféricos, con emergencias constantes y dependencia económica estable, es habitual encontrar actitudes delegativas en la distribución del poder, y más cuando se trata de sociedades colmadas de problemas donde la urgencia y la inmediatez son los requerimientos de mayor interés.
Los 50 muertos y casi un millar de heridos en la Estación de Once en la Ciudad de Buenos Aires, tiene que ver mucho de lo aquí considerado. En lo puntual, pudo haber sido un freno, falla humana, o falta de aire comprimido.

En lo estructural, la década del 90 con concesiones sin control y los sucesivos gobiernos, Menem, De La Rúa, hasta el presente, por vía de subsidios y prebendas para mantener el servicio, despreciaron la vida humana que se ha cobrado este funesto 23 de febrero de 2012.

Para que se produzca un desenlace optimo ante tal deplorable situación institucional, las políticas gubernamentales y las estrategias políticas de diversos agentes deben incorporar el reconocimiento de un interés compartido, una coalición decisiva de líderes políticos con un amplio respaldo, que preste mucha atención a la creación y fortalecimiento de instituciones políticas democráticas que funcionen internamente como contrapesos de los intereses políticos circunstanciales.

Esto no pasa por decisión de los líderes, sino por el electorado, que no debe desentenderse y no debe dejar al "príncipe" sólo, a fuer de encontrarse con resultados de acciones sin su consentimiento, por ejemplo:

a) tarifas irracionales
b) subsidios netamente deficitarios que llevan a la quiebra de la empresa o al endeudamiento del Estado
c) abandono completamente del control en la eficiencia en la prestación de los servicios

Desde las organizaciones intermedias, y especialmente desde los partidos políticos, debemos trabajar para que no se produzca la ausencia del elector a partir de las 18 Hs. del domingo de la elección.

Creo fervientemente que los órganos de control independientes de todo poder, nos harán más fuertes institucionalmente.

Estoy seguro que si en el proselitismo, los actores políticos suben su propio nivel de exigencia, aumentará el compromiso social para aquellos que pretenden gobernar. El resultado será seguramente un gobernante responsable.

Hasta aquí, no hemos visto que en el Poder Ejecutivo o en el Legislativo, la mayoría de los representantes, se comportan en sus decisiones para con el pueblo, como deciden en su propia vida personal. Como efecto, también vemos diariamente a jueces que por vía de la auto censura o de la subordinación, actúan en sus fallos como militantes adherentes del gobierno de turno, en vez de representantes de la justicia virtuosa.

La reforma constitucional que entre bambalinas, pretende el oficialismo, aun con cambio de sistema no arreglará nada de estas imperfecciones institucionales, que se encuentra en la genética del populismo.

Por lo pronto seguiremos teniendo homicidios masivos como el de estación Once y mas adelante con envenenamientos colectivos por contaminación.-

Sin sanción social, no habrá virtud institucional nunca.


* Dirigente de la Unión Cívica Radical de Entre Ríos / Ex candidato a vicegobernador por el Frente Progresista.
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