Halle habló, Delcanto contestó
"Una fuga sin suerte hacia adelante"
El secretario de Comunicaciones, Sergio Delcanto, le contestó a Carlos Halle, quien manifestó que el ministro de Comunicación había montado un aparato paraestatal de Comunicación. Delcanto dijo que Halle "debería hacer una autocrítica". Lea la respuesta.
13.03.2012 | 12:18
Dicen los que saben que cuando a uno lo asfixia una situación, cuando se está en pozos depresivos o se es víctima de graves errores propios, “la fuga hacia adelante” suele resultar un remedio –mentiroso- para estos males.
La “fuga hacia adelante” significa agarrarse de algo que distraiga a propios y extraños de la calamidad que a uno lo envuelve; pretende liberarse de sus males sin enfrentarlos ni resolverlos, en un acto reflejo de falsa recuperación que niega que de las caídas se sale reconociendo la realidad y no repitiendo desaciertos.
José Carlos Halle, en una furibunda y hueca descarga de “puñaladas al aire” sobre el compañero Pedro Báez, es la clara expresión de una pobrísima “fuga hacia adelante” desde lo político.
Después de todo lo ocurrido, de la inapelable voluntad popular que se “llevó puesto al bustismo” en donde se alimenta Halle, éste compañero bien podría haber tenido una actitud que lo arrimara un poco al “Turquito” que conocimos veinte años atrás en la JP.
Hubiera sido digno para él y para muchos la aproximación a una autocrítica. No estamos diciendo un autoflagelo ni someterse al escarnio. Hubiera bastado con decir que los hombres, los militantes, solemos confundirnos. Que a veces las circunstancias nos arrastran por caminos no del todo queridos, y que los objetivos menores pueden ensombrecer y perder de vista los objetivos superiores.
Para mayor desilusión, José Carlos Halle, prefirió una torpe “fuga hacia adelante”. La intentona de huir de su propio estado, sin asumir que la reparación está en reconsiderar su propia conducta política y no en escapar señalando inútil y fantasiosamente a otros.
Desde esta visión, responder a todos y cada uno de los inservibles agravios que descarga Halle, no tiene sentido alguno. Y no lo tiene porque cada agravio es el escalón de una desdichada escalera que inventa para escapar de una frustración que lo supera y no se atreve a enfrentar como se debe.
Del “Turco” Halle podía esperarse una señal de sinceramiento con la historia que él mismo en algún momento señaló que debía construirse –y que se está construyendo-, pero optó por el camino más corto: las palabras sin razón que suele dictar la impotencia. Quizás, y sólo quizás, en algún momento pueda encontrar la puerta de la recuperación sana y franca; ese andar donde los militantes se ponen a prueba sabiendo que esto no es para velocistas sino para maratonistas.
(*) Secretario de Comunicaciones de Entre Ríos
La “fuga hacia adelante” significa agarrarse de algo que distraiga a propios y extraños de la calamidad que a uno lo envuelve; pretende liberarse de sus males sin enfrentarlos ni resolverlos, en un acto reflejo de falsa recuperación que niega que de las caídas se sale reconociendo la realidad y no repitiendo desaciertos.
José Carlos Halle, en una furibunda y hueca descarga de “puñaladas al aire” sobre el compañero Pedro Báez, es la clara expresión de una pobrísima “fuga hacia adelante” desde lo político.
Después de todo lo ocurrido, de la inapelable voluntad popular que se “llevó puesto al bustismo” en donde se alimenta Halle, éste compañero bien podría haber tenido una actitud que lo arrimara un poco al “Turquito” que conocimos veinte años atrás en la JP.
Hubiera sido digno para él y para muchos la aproximación a una autocrítica. No estamos diciendo un autoflagelo ni someterse al escarnio. Hubiera bastado con decir que los hombres, los militantes, solemos confundirnos. Que a veces las circunstancias nos arrastran por caminos no del todo queridos, y que los objetivos menores pueden ensombrecer y perder de vista los objetivos superiores.
Para mayor desilusión, José Carlos Halle, prefirió una torpe “fuga hacia adelante”. La intentona de huir de su propio estado, sin asumir que la reparación está en reconsiderar su propia conducta política y no en escapar señalando inútil y fantasiosamente a otros.
Desde esta visión, responder a todos y cada uno de los inservibles agravios que descarga Halle, no tiene sentido alguno. Y no lo tiene porque cada agravio es el escalón de una desdichada escalera que inventa para escapar de una frustración que lo supera y no se atreve a enfrentar como se debe.
Del “Turco” Halle podía esperarse una señal de sinceramiento con la historia que él mismo en algún momento señaló que debía construirse –y que se está construyendo-, pero optó por el camino más corto: las palabras sin razón que suele dictar la impotencia. Quizás, y sólo quizás, en algún momento pueda encontrar la puerta de la recuperación sana y franca; ese andar donde los militantes se ponen a prueba sabiendo que esto no es para velocistas sino para maratonistas.
(*) Secretario de Comunicaciones de Entre Ríos