Por Valodia Nichajew
CFK en Concordia: miles de jóvenes, y otros no tanto; bombos, canciones y fiesta
El acto de la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en Concordia fue lo que en el mundo justicialista se llama “un día bien peronista”. De este modo, se hace alusión a las jornadas de pleno sol y la referencia nació el 17 de octubre de 1945.
30.08.2012 | 20:10
Varios años después del 45, en la ciudad del citrus se convocaron miles de peronistas-kirchneristas de distintas partes de la provincia. Así, en un público principalmente compuesto por una juventud militante política, podían verse agrupaciones de la Paz, Tala, Paraná, Concepción del Uruguay, Federación, Victoria, Gualeguacyhú y, claro está, Concordia, entre otras.
“No se puede ser federal a la hora de pedir, y unitario a la hora de poner lo que hay que poner para que la patria y el país sigan creciendo”, arengó Cristina Fernández de Kirchner en uno de los tramos de su discurso.
El ambiente había sido organizado de tal modo para que frente al escenario se ubiquen las delegaciones juveniles, mientras que el resto de los presentes estaban por detrás de éstas. La Cámpora, JP Descamisados, Kolina y la JP Evita fueron parte de los grupos más destacadas por sus colores y parafernalias.
Por otro lado, una delegación muy importante de miembros de la Uocra (Unión Obrera de la Construcción Argentina) estuvieron con sus gorros amarillos los que les permitieron, en todo momento, no pasar desapercibidos.
El clima era una fiesta. Canciones, personas bailando, aplaudiendo o tocando el bombo fueron figuritas repetidas con algo en común: se notaba el entusiasmo en los rostros de cada uno de los que lo hacían.
CFK, por otro lado, resaltó la recuperación del empleo en Concordia, ciudad que debido a las políticas económicas implementadas en los noventa pasó a ser una de las de mayor desocupación del país. “Un 23 por ciento de desocupación, cuando Néstor Kirchner asumió la Presidencia, a un 5,5 por ciento actualmente”, remarcó la Mandataria.
Finalmente, vale destacar una imagen que sirve para conocer de cerca parte de lo que se vivió en el predio del ferrocarril concordiense. Un muchacho oriundo de Tala, de no más de 26 años, tenía colgado del cuello un gran bombo al que golpeaba con mucha fuerza cada vez que la Presidenta emitía alguna frase. “Yo no puedo aplaudir, entonces la aplaudo así”, explicaba al respecto. (Ver foto)
El entusiasmo del bombista (si es que tal actividad existe) era tal que dos manchas de sangre ensuciaban el parche del bombo. Eran del muchacho que por tocar el instrumento se había lastimado. Sin embargo, y por más que se había dado cuenta y tenía las manos llenas de callos, no paró en ningún momento de tocar. “Yo la sigo a Cristina cuando puedo y siempre le grito para que me salude”, relataba el joven.
“Y bueno, alguna vez me va a escuchar”, decía esperanzado, ya sin el bombo a cuestas, mientras caminaba rumbo al colectivo para volver a su casa. (Redacción de Babel)
“No se puede ser federal a la hora de pedir, y unitario a la hora de poner lo que hay que poner para que la patria y el país sigan creciendo”, arengó Cristina Fernández de Kirchner en uno de los tramos de su discurso.
El ambiente había sido organizado de tal modo para que frente al escenario se ubiquen las delegaciones juveniles, mientras que el resto de los presentes estaban por detrás de éstas. La Cámpora, JP Descamisados, Kolina y la JP Evita fueron parte de los grupos más destacadas por sus colores y parafernalias.
Por otro lado, una delegación muy importante de miembros de la Uocra (Unión Obrera de la Construcción Argentina) estuvieron con sus gorros amarillos los que les permitieron, en todo momento, no pasar desapercibidos.
El clima era una fiesta. Canciones, personas bailando, aplaudiendo o tocando el bombo fueron figuritas repetidas con algo en común: se notaba el entusiasmo en los rostros de cada uno de los que lo hacían.
CFK, por otro lado, resaltó la recuperación del empleo en Concordia, ciudad que debido a las políticas económicas implementadas en los noventa pasó a ser una de las de mayor desocupación del país. “Un 23 por ciento de desocupación, cuando Néstor Kirchner asumió la Presidencia, a un 5,5 por ciento actualmente”, remarcó la Mandataria.
Finalmente, vale destacar una imagen que sirve para conocer de cerca parte de lo que se vivió en el predio del ferrocarril concordiense. Un muchacho oriundo de Tala, de no más de 26 años, tenía colgado del cuello un gran bombo al que golpeaba con mucha fuerza cada vez que la Presidenta emitía alguna frase. “Yo no puedo aplaudir, entonces la aplaudo así”, explicaba al respecto. (Ver foto)
El entusiasmo del bombista (si es que tal actividad existe) era tal que dos manchas de sangre ensuciaban el parche del bombo. Eran del muchacho que por tocar el instrumento se había lastimado. Sin embargo, y por más que se había dado cuenta y tenía las manos llenas de callos, no paró en ningún momento de tocar. “Yo la sigo a Cristina cuando puedo y siempre le grito para que me salude”, relataba el joven.
“Y bueno, alguna vez me va a escuchar”, decía esperanzado, ya sin el bombo a cuestas, mientras caminaba rumbo al colectivo para volver a su casa. (Redacción de Babel)