Opinión, por Lucas Carrasco

Voto a los 16, gobierno y oposición

Cuando parece (...) que Cristina está acorralada, de pronto la discusión pública nacional pega un volantazo hacia un lugar donde estas mismas minorías ruidosas de la derecha terminan sorprendidas. Pero es un lugar predecible: la política.
09.09.2012 | 14:40
Cuando parece, espejismos que cada tanto se crean las ruidosas minorías de la derecha, que Cristina está acorralada, de pronto la discusión pública nacional pega un volantazo hacia un lugar donde estas mismas minorías ruidosas de la derecha terminan sorprendidas. Pero es un lugar predecible: la política. No por predecible es aburrido. Fijate: todas las semanas hay una estruendosa denuncia de que el kirchnerismo maligno está haciendo política.

La de esta semana fue que lo hacía entre los jóvenes. Qué pecado. Se les contesta poniendo en discusión a qué edad pueden, optativamente, además, votar los jóvenes. Hay una propuesta del senador Aníbal Fernández de que se empiece a votar desde los 16 años. Esa propuesta es la contracara de la persecución política a la juventud que piensa distinto a Mauricio Macri. Entonces, todo parece darse vuelta. Un radical dice una cosa y otro radical, soñando con la próxima interna, dice lo contrario. Hermes Binner dice un montón de cosas para concluir contundentemente que sí pero que no o, que no pero que sí. Y Margarita Stolbizer, mientras se va mudando de partido, manifiesta que sospecha de las intenciones ocultas del oficialismo.

Tras una ardua investigación periodística, se ha llegado a descubrir que el kirchnerismo, atención diputada Stolbizer, querría -lo pongo en potencial, no tengo los elementos suficientes para que derive en una denuncia penal- ¡Ganar las elecciones! Verdaderamente revelador. Imperdonable.

¿Cómo se puede tomarle así el pelo a la gente, denunciando que una fuerza política quiere ganar la elección?

Bueno, la única manera de entender el Planeta Stolbizer es partir de la base de que no quieren ganar la elección. Uno da más o menos por sentado que Jorge Altamira, el reelecto indefinidamente secretario general del Partido Obrero (aplicando las categorías del jubilado de privilegio que jamás trabajó, Marcos Aguinis, el PO sería, por excelencia, el Partido Monárquico).

Pero se supone que la segunda fuerza nacional que integra precisamente Stolbizer pretende ganar la elección. Recordemos que la diputada fue candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, en esta elección (fue en varias con camisetas distintas) con el FAP, el Frente Amplio Progresista de Binner, apodado cariñosamente Frente Anti Peronista. Salieron lejísimos de Cristina y Scioli.

Lograron ingresar varios diputados. Si uno mira el comportamiento de esos diputados, donde todos votan como se les antoja, sin liderazgos, sin discusión interna y dado que votan a la bartola, es obvio que están peleados ideológicamente, si uno mira con lupa esos comportamientos, da para sospechar si de verdad quieren ganar la elección. Es todo un tema, porque para cuestionar que un juego de mesa, basado en una historieta de hace medio siglo, El Eternauta, se aplique en las escuelas para enseñar normas democráticas, debería tener como objetivo ganar la elección y presentar otro juego.

Por ejemplo, en el caso del socialismo de Binner, podría ser El Estanciero. Y, ya que estamos, podrían unirse al PRO, cuyo juego de mesa predilecto es el Monopoly. Son bastantes parecidos y tienen los mismos objetivos pero no coinciden en las formas, como definió el propio Binner a su partido y al de Macri: son parecidos como el Monopoly y El Estanciero. Juntos, Macri y Binner, podrían juntar además al radicalismo; y entonces, ya con el antiperonismo fortalecido, disputar la presidencia con alguna chance.

Entonces, la discusión política tendría más calidad, sería más rica, permitiría contrastar modelos de gobierno, estilos e ideologías, pero aplicadas a la realidad. No la habitual sanata histérica del Partido Clarín, cuyo crecimiento de insultos a la Presidenta va en relación inversamente proporcional a la necesidad cada vez más cercana de cumplir la ley de medios. De cumplir la ley, un objetivo tan módico. Y tan difícil para las grandes corporaciones. El voto a los 16 años esconde también el inconfesable análisis del Frente para la Victoria de que las políticas hacia ese sector juvenil le atraerían votantes, lo mismo con las políticas de universalización de jubilaciones para los viejos, de creación de puestos de trabajo para los trabajadores, la inversión en cultura para la gente que crea y trabaja en el sector y así, sucesivamente.

La Gran Denuncia: gobiernan bien para ganar las elecciones. Y...sí. ¿No se trataba de eso?
Puede que gobernar bien sea poco republicano, poco higiénico institucionalmente y provoque crispación. Por eso el macrismo denuncia estas cosas a la par que no quiere hacerse cargo de su gobierno, el socialismo hace lo mismo, aunque gobierne la segunda o tercera provincia (en todo caso, la segunda o tercera es Córdoba, gobernada por José De La Sota, que hace exactamente lo mismo, junto a los radicales de Corrientes).

Más o menos esas administraciones, repartidas en distintas variantes de la oposición, se dedican a tapar sus baches echándole la culpa a Cristina. Qué sé yo, los baches, es mejor rellenarlos con asfalto. Pero les funciona. Argentina, país generoso, tiene todos los climas y hasta el microclima de Clarín: ahí, ruidosamente, es una virtud republicana confesarse inepto para captar, a través del ejercicio del gobierno, el voto juvenil. Y el voto de los más pobres. Y el voto de los trabajadores. Y de los jubilados. Y de los de Capricornio. Y de los de Acuario. Y de los de River. Y de los de Olimpo.

Y así, sucesivamente, recortando, ajustando, achicando, para llegar al 2% de Carrió, que expresa, en su desmesura y torpeza, perfectamente al Partido Clarín. Donde luego sólo resta sentarse resignado, con la remera que dice Qué Barbaridad, a quejarse de las mayorías. De la democracia. De la política. De El Eternauta. De que no se puede comprar con tarjeta de crédito en Miami. De los paredones de los Countries. De Formosa. Del país. Del mundo. Del planeta. Del universo. Del infinito. Porque en un tuit Juan Manuel Abal Medina escribió “vamos por todo”. Una denuncia con mayúsculas, reveladora, impresionante, inteligentísima, esa que asegura que “el gobierno, gobierna”. ¡Qué barbaridad!


(*) El autor de la nota es entrerriano. Actualmente vive y trabaja en Capital Federal publicando en diversos medios y conduce un programa en radio América.

Fuente: Diario Crónica

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