Participación electoral de la juventud
La JF dice apoyar el proyecto de voto joven, pero lo rechaza porque no se discuten otros puntos
La juventud del FEF manifestó estar en desacuerdo de que se trate el voto joven si es que antes no se “detate y revisa” otras prioridades de la juventud, tales como “educación, empleo o primera vivienda”. Lea el documento partidario de la JF.
10.09.2012 | 16:53
El texto de la juventud del FEF fue publicado en el portal oficial del partido creado por Jorge Busti. Bajo el título “Sin debate no hay derechos”, los jóvenes bustistas salieron a dar a conocer su posicionamiento respecto a la iniciativa legislativa a través de la cual se habilitaría la participación electoral, voluntaria, a partir de los 16 años.
En este marco, la JF, finalmente rechazó la iniciativa tal cual fue presentada. Sin embargo, vale aclarar que no lo hizo de un modo directo. Su negativa fue puesta sobre la mesa cuando manifestaron que “están a favor, pero no sin antes poder plasmar una serie de prioridades a debatir, revisar y volver a debatir”. O sea, “estamos de acuerdo, pero…”.
Por otro lado, destacaron que gran parte de los que conforman la JF provienen de familias de militantes por lo que la discusión política, dan a entender, es cosa natural entre ellos.
“Sabemos perfectamente de qué se trata participar en política, debatiendo y escuchando a nuestro par, sea del partido que sea porque al fin y al cabo todos pretendemos en mayor o menor medida la grandeza de la Patria”, aseveraron, en uno de los puntos.
Finalmente, la juventud del FEF señaló que el proyecto legislativo fue presentado “de apuro” de cara a las elecciones del 2013. “Lógicamente que en el Congreso de la Nación ya existían proyectos alusivos a tal temática, pero recién ahora parece ser que algún apuro de último minuto ha motivado al oficialismo a llevar adelante un operativo clamor para introducir el proyecto en ambas Cámaras legislativas y aprobarlo en tiempo récord antes de las próximas elecciones de 2013”, apuntaron, y dispararon. (Redacción de Babel)
A continuación, Babel publica textual el documento partidario de la JF:
Debemos comenzar diciendo, como punto primario y sustancial, que estamos totalmente de acuerdo con respecto a brindar desde el Estado y los partidos políticos la posibilidad de que los jóvenes posean cada vez más canales de participación política.
Somos en muchos casos hijos de militantes políticos que participaron desde temprana edad en las Unidades Básicas de toda la provincia, en el seno de la Universidad resistiendo los embates de la Dictadura y luego defendiendo la recuperación de la Democracia.
Desde muy pequeños escuchamos historias y fuimos fogueando nuestro interés por servir a la causa nacional desde la militancia peronista. Algunos pudieron hacerlo desde muy jóvenes, otros nos incorporamos en la Facultad.
Más allá de ello, sabemos perfectamente de qué se trata participar en política, debatiendo y escuchando a nuestro par, sea del partido que sea porque al fin y al cabo todos pretendemos en mayor o menor medida la grandeza de la Patria.
Hoy, Argentina de cachetada comienza a vivenciar un nuevo debate: el de que jóvenes de 16 años tengan la opción de votar en las elecciones nacionales y provinciales. Lógicamente que en el Congreso de la Nación ya existían proyectos alusivos a tal temática, pero recién ahora parece ser que algún apuro de último minuto ha motivado al oficialismo a llevar adelante un operativo clamor para introducir el proyecto en ambas Cámaras legislativas y aprobarlo en tiempo récord antes de las próximas elecciones de 2013.
Ahora, ¿quién puede estar en desacuerdo de otorgar mayores derechos a los jóvenes? Nadie. Pero el debate no puede ser tan plano y superfluo como el que diversas corrientes oficialistas intentan plasmar marcando una dicotomía entre quienes apoyan el proyecto tal como está, sin debate ni profundización y quienes, golpistas ellos, no están de acuerdo porque entienden que se necesitan sumar herramientas conceptuales al tema.
Nosotros, jóvenes todos, queremos más derechos pero no podemos estar simplemente de acuerdo con el proyecto sin antes sentarnos a pensar que coyuntura educativa y cultural abraza a la juventud; qué prioridades básicas insatisfechas en estos campos existen y se deben cubrir para poder brindar un panorama ideal de participación; qué piensan los jóvenes de 16 años en torno a la política y la democracia; o por qué no volver a introducir materias como Educación Cívica en donde se pueda expresar el conocimiento profundo sobre la vida democrática de nuestro país, entre muchas otras cuestiones a discutir.
Además, no puede haber debate sobre el voto a los 16 años sin políticas claras de inserción escolar por parte del Gobierno; qué tipo de políticas posee para evitar la deserción escolar en el nivel secundario que hoy trepa al 50 %; qué políticas existen en cuánto a brindar una correcta inserción laboral o qué tipo de políticas contra adicciones se están llevando a cabo.
Y, por otro lado, entendemos que en el planteamiento del tema existe una contradicción entre lo que afirma el proyecto que pretende otorgarle a los chicos de 16 años capacidades de un adulto mientras está en vigencia un tratado con jerarquía constitucional como la Convención sobre los Derechos del Niño y al que Argentina suscribió y que considera como niño a los chicos de 16 años.
En tal plano, reducir el derecho de los jóvenes a una mera cuestión electoral es una mirada rápida y válida, pero corta.
Pensar en los jóvenes es fomentar políticas específicas como el acceso a una educación de calidad, el acceso al primer empleo, el acceso a la primera vivienda. Las problemáticas juveniles en la argentina actual son innumerables, los problemas de desempleo y exclusión social son los mayores flagelos. No podemos seguir teniendo bachilleres desempleados deambulando por un país que los incluye electoralmente, pero los excluye social y laboralmente. Los jóvenes entre 16 y 30 años demandan, sobre todo, oportunidades para estudiar, para desarrollar sus talentos y para ingresar al mercado laboral.
En fin, estamos a favor, pero no sin antes poder plasmar una serie de prioridades a debatir, revisar y volver a debatir. Por ello, cuantos más derechos más obligaciones en un marco recíproco donde el Estado debe brindar las herramientas necesarias para garantizar condiciones óptimas y propicias de participación en democracia.
En este marco, la JF, finalmente rechazó la iniciativa tal cual fue presentada. Sin embargo, vale aclarar que no lo hizo de un modo directo. Su negativa fue puesta sobre la mesa cuando manifestaron que “están a favor, pero no sin antes poder plasmar una serie de prioridades a debatir, revisar y volver a debatir”. O sea, “estamos de acuerdo, pero…”.
Por otro lado, destacaron que gran parte de los que conforman la JF provienen de familias de militantes por lo que la discusión política, dan a entender, es cosa natural entre ellos.
“Sabemos perfectamente de qué se trata participar en política, debatiendo y escuchando a nuestro par, sea del partido que sea porque al fin y al cabo todos pretendemos en mayor o menor medida la grandeza de la Patria”, aseveraron, en uno de los puntos.
Finalmente, la juventud del FEF señaló que el proyecto legislativo fue presentado “de apuro” de cara a las elecciones del 2013. “Lógicamente que en el Congreso de la Nación ya existían proyectos alusivos a tal temática, pero recién ahora parece ser que algún apuro de último minuto ha motivado al oficialismo a llevar adelante un operativo clamor para introducir el proyecto en ambas Cámaras legislativas y aprobarlo en tiempo récord antes de las próximas elecciones de 2013”, apuntaron, y dispararon. (Redacción de Babel)
A continuación, Babel publica textual el documento partidario de la JF:
Debemos comenzar diciendo, como punto primario y sustancial, que estamos totalmente de acuerdo con respecto a brindar desde el Estado y los partidos políticos la posibilidad de que los jóvenes posean cada vez más canales de participación política.
Somos en muchos casos hijos de militantes políticos que participaron desde temprana edad en las Unidades Básicas de toda la provincia, en el seno de la Universidad resistiendo los embates de la Dictadura y luego defendiendo la recuperación de la Democracia.
Desde muy pequeños escuchamos historias y fuimos fogueando nuestro interés por servir a la causa nacional desde la militancia peronista. Algunos pudieron hacerlo desde muy jóvenes, otros nos incorporamos en la Facultad.
Más allá de ello, sabemos perfectamente de qué se trata participar en política, debatiendo y escuchando a nuestro par, sea del partido que sea porque al fin y al cabo todos pretendemos en mayor o menor medida la grandeza de la Patria.
Hoy, Argentina de cachetada comienza a vivenciar un nuevo debate: el de que jóvenes de 16 años tengan la opción de votar en las elecciones nacionales y provinciales. Lógicamente que en el Congreso de la Nación ya existían proyectos alusivos a tal temática, pero recién ahora parece ser que algún apuro de último minuto ha motivado al oficialismo a llevar adelante un operativo clamor para introducir el proyecto en ambas Cámaras legislativas y aprobarlo en tiempo récord antes de las próximas elecciones de 2013.
Ahora, ¿quién puede estar en desacuerdo de otorgar mayores derechos a los jóvenes? Nadie. Pero el debate no puede ser tan plano y superfluo como el que diversas corrientes oficialistas intentan plasmar marcando una dicotomía entre quienes apoyan el proyecto tal como está, sin debate ni profundización y quienes, golpistas ellos, no están de acuerdo porque entienden que se necesitan sumar herramientas conceptuales al tema.
Nosotros, jóvenes todos, queremos más derechos pero no podemos estar simplemente de acuerdo con el proyecto sin antes sentarnos a pensar que coyuntura educativa y cultural abraza a la juventud; qué prioridades básicas insatisfechas en estos campos existen y se deben cubrir para poder brindar un panorama ideal de participación; qué piensan los jóvenes de 16 años en torno a la política y la democracia; o por qué no volver a introducir materias como Educación Cívica en donde se pueda expresar el conocimiento profundo sobre la vida democrática de nuestro país, entre muchas otras cuestiones a discutir.
Además, no puede haber debate sobre el voto a los 16 años sin políticas claras de inserción escolar por parte del Gobierno; qué tipo de políticas posee para evitar la deserción escolar en el nivel secundario que hoy trepa al 50 %; qué políticas existen en cuánto a brindar una correcta inserción laboral o qué tipo de políticas contra adicciones se están llevando a cabo.
Y, por otro lado, entendemos que en el planteamiento del tema existe una contradicción entre lo que afirma el proyecto que pretende otorgarle a los chicos de 16 años capacidades de un adulto mientras está en vigencia un tratado con jerarquía constitucional como la Convención sobre los Derechos del Niño y al que Argentina suscribió y que considera como niño a los chicos de 16 años.
En tal plano, reducir el derecho de los jóvenes a una mera cuestión electoral es una mirada rápida y válida, pero corta.
Pensar en los jóvenes es fomentar políticas específicas como el acceso a una educación de calidad, el acceso al primer empleo, el acceso a la primera vivienda. Las problemáticas juveniles en la argentina actual son innumerables, los problemas de desempleo y exclusión social son los mayores flagelos. No podemos seguir teniendo bachilleres desempleados deambulando por un país que los incluye electoralmente, pero los excluye social y laboralmente. Los jóvenes entre 16 y 30 años demandan, sobre todo, oportunidades para estudiar, para desarrollar sus talentos y para ingresar al mercado laboral.
En fin, estamos a favor, pero no sin antes poder plasmar una serie de prioridades a debatir, revisar y volver a debatir. Por ello, cuantos más derechos más obligaciones en un marco recíproco donde el Estado debe brindar las herramientas necesarias para garantizar condiciones óptimas y propicias de participación en democracia.