Opinión, por Gustavo Sirota

Un ciudadano que apoya al gobierno pide no minimizar el cacerolazo

El autor de la nota expresó su preocupación, como un ciudadano que apoya a CFK, de que desde los sectores Kirchneristas no se analice la manifestación política que representó el cacerolazo. Así, advirtió que no se trata sólo de una cuestión de números.
14.09.2012 | 18:41
Sabés de mi adhesión a este proceso de transformación iniciado en 2003. Sabés también de mi apoyo muchas de las políticas inclusivas y reparadoras que se han gestado desde aquel mayo cuando comenzaba un nuevo tiempo en nuestra querida Argentina.

Conocés de mucho tiempo mis diferencias con aquellos nostálgicos del pasado, de aquel país que construyeron para pocos, donde los mitos y mentiras con los cuales el neoliberalismo machacó por más de una década se cayeron en las recordadas trágicas pero vivificantes, renovadoras jornadas de diciembre de 2001.

No debo abundar en estas cuestiones pues sabés de mi honestidad intelectual y mi permanente pelea por una sociedad mejor, más igual y con más libertad, más allá de banderías partidarias o sectarismos ideológicos.

Me permito hacer saber el desagrado profundo, en realidad mi temor, ante la imposibilidad de trasmitir certera y cabalmente los alcances del hecho político si político de la noche de ayer.

No comprender, lo que es peor no querer ver lo que todos vimos, es el primer paso para errar en el diagnóstico, para equivocar en el análisis y sobre todo para dejar el terreno fértil para el fracaso, ese mismo fracaso al que apuestan veladamente y no tanto los sectores del privilegio, los eternos enemigos de las mayorías que esperan agazapados detrás de las cacerolas de muchos sinceros y honestos argentinos que anoche salieron a las calles.

No es una mera cuestión de cantidad o números. Si así fuera se debería darle la razón a Lanata cuando sostiene en su análisis no hay una pizca de ingenuidad que la legitimidad del actual gobierno popular no es tal ya que no lo voto el 54%, sumando en su cuenta a los que se abstienen, no votan o lo que sea que le sirvan a sus indudables fines, que no son otro que el congratularse con sus nuevos amigos y socios, ayer tan denostados por él.

Creo que fueron muchos, y muchos más lo que desde su tibia y confortable casa adhirieron a esta protesta no espontánea, no ingenua, inducida, pero insisto importante.
Importante y sobre todo por primera vez política.

No hay que engañarse, ni dejarse engañar con los latiguillos de quienes disfrutan de las prebendas del poder de turno. No pedían comprar dólares o viajar al exterior solamente. Pedían a gritos en muchos casos, o cacerolazos si te gusta, cambios en un modo de llevar adelante los destinos del país que tienen derecho a que sea así no les gusta.

No les gusta tanta cadena nacional, tanto blanco y negro, tanto estás conmigo o contra mí.
Seguro que hubo mayoría de clase media acomodada de Buenos Aires, esa misma que eligió a De La Rúa o elige a Macri, el mismo que castiga y suspende a seis docentes que lo reparan en una escuela porteña, ni te cuento si eso lo hubiese hecho la presidenta, escándalo, titulares cotidianos en los medios monopólicos.

Seguro que hubo mucha señora gorda y mucha tilinguería, pero hubo muchos como yo que piensan distinto, que tienen derecho a hacerlo y que pueden hacerlo pues como pocas veces se ha podido expresar opiniones diversas como en estos tiempos.

Quien sostenga lo contrario sólo lo invito a que revise las tapas de publicaciones como noticias e imagine esos titulares la bipolaridad de la presidente sin ir más lejos en sus soñados paraísos del norte.

Creo que hay cosas que nos deben, nos exigen sentarnos a debatir y a reflexionar de conjunto. No seamos miopes. No seamos necios.

Debemos hacerlo pues en ello nos va nuestro destino como nación. En ellos nos va nuestro futuro, el de nosotros y el de nuestras generaciones futuras.

Todo esto sólo para decir que flaco favor le hacen a este gobierno legítimo, popular y transformador quienes solo reproducen alcahueterías, buenas nuevas y apoyos incondicionales sin la menor posibilidad de crítica o replanteo.

Sólo eso, sabedor de que mucho se ha hecho, pero mucho queda por hacer. Que lo que falta hacer debe ser obra de todos, de las mayorías. De quienes apoyamos este gobierno popular; pero también de muchos buenos, sinceros y honestos compañeros de ruta que abrevan hoy en otras fuentes, que hoy creen, a mi honesto y humilde entender equivocadamente, que el camino del cambio pasa por otro lado.

Sólo eso. Entender que lo de anoche es un llamado de atención, un dato que no debe ser soslayado al momento de comprender la realidad.

Porque sólo entendiendo la realidad se la puede transformar. Y en eso estamos la mayoría de los argentinos desde hace nueve años. 


* Gustavo Sirota es profesor de historia y ha trabajado como periodista. 
Babel Digital

03442 40-5946

Concepción del Uruguay | Entre Ríos

/babeldigital

@babeldigital

contacto@babeldigital.com.ar

CONTACTESE CON NOSOTROS
Escriba sus comentarios, sugerencias o inquietudes. Muchas Gracias.

campos obligatorios