Política, pecheras y anti política

Defensa de la militancia: "El discurso anti político persigue las diferencias", afirmó Di Giuseppe

El uruguayense Marcos Di Giuseppe, secretario de Formación del GEN salió en defensa de la militancia ante algunos discursos anti políticos, según expresó. En este sentido, dijo que la democracia da la posibilidad de decir desde qué lugar se habla.  
22.04.2013 | 10:48
 A continuación, Babel publica textual la nota de opinión difundida por Marcos Di Giuseppe (*).


¿Cuál es la mejor respuesta?
Estuve estos días pensando que decir/hacer (me imagino que somos much@s) ante la situación dicotómica que plantea el escenario político actual. Que hacer/decir para no quedar encerrados entre la ceguera-soberbia institucional del oficialismo, y la incapacidad-temor de la izquierda democrática (con la cual me siento identificado, cultural, política y filosóficamente).

Les digo ante todo, que no suscribo el discurso que ha comenzado a instalarse en la sociedad: la anti-política.

Le sirve al gobierno y a los grupos concentrados para librar la supuesta batalla épica (aunque sabemos que la discusión real es por el control de los negocios y el estado), invizibilizando lo que pretenda quedar fuera de esa lógica.

Claro que los interesados (grupos concentrados y gobierno) en que las organizaciones políticas participativas y populares (no sólo los partidos) desaparezcan o se debiliten (aunque muchas hagan/hagamos bastante los deberes para esto), desprecian cualquier identificación que plantee una idea de sociedad que promueva la discusión en términos de transformar el actual sistema de producción y reproducción capitalista que atenta contra la vida como un valor humano fundamental.

Parece hoy, que estar identificado con una idea, un ideal, una forma de entender y comprender la sociedad debe ser denostado y repudiado. La diferencia mal vista o perseguida.

En primer lugar, lo mejor que nos lega custodiar la democracia es la posibilidad de poder decir que somos, quienes somos, con quien no identificamos y porque-quienes somos capaces de militar, asociándonos con otros en un proyecto colectivo, dejando horas de nuestra vida particular-familiar, y robándole horas al sueño y al trabajo, sólo porque creemos en ello.

Desde ya que muchas veces también, nuestro ideal no es el de los demás. No todos pensamos lo mismo y eso está bien. Y es por eso existen herramientas electorales, democráticas e institucionales para confrontar nuestras diferencias y poder elegir cuál, cuáles nos parecen mejores como sociedad a fin de lograr objetivos planteados.

En segundo lugar, creo que lo importante es salir del planteo dialéctico plateado estratégicamente entre la lección penosa de los hechos (gobierno/medios) y la imaginación disciplinada de lo posible (oposición/medios). Para el gobierno actual es fácil ser realista porque se acepta, justifica y banaliza todo. Pero también es fácil ser visionarios cuando no nos enfrentamos nada.

No creo que deba bajar mis banderas para expresarme, porque esas son las que me permiten decir lo que pienso. Tampoco creo en que la vociferación de la revolución de pecheras pueda decir mucho de lo que hoy realmente ocurre en nuestro país.

Aceptar poco y enfrentar mucho sería un buen comienzo?? Un camino?? Tal vez.

En tercer lugar, resulta paradójico que en virtud de responder a la realidad política del país hoy todavía no se haya podido configurar un esquema de participación y competencia que garantice la alternancia, la discusión de poder equilibrado y ofrezca una alternativa clara al partido de gobierno y sus consecuencias. Esto más allá de las estructuras políticas-institucionales que tomaron/tomarán forma en el transcurso de la historia para expresarlo.

Finalmente, sigo creyendo en la política, en la participación y el compromiso como la única posibilidad para resolver satisfactoriamente una agenda social-política-económica de nuestro país. Sabiendo que para ello se necesitan gobiernos comprometidos y gobernantes probos. Y la consiguiente responsabilidad que nos atañe a cada un@ como ciudadan@s.

Aunque como en todo proceso histórico hecho por hombres y mujeres, esté plagado de contradicciones, aciertos y errores, nos toca evitar los atajos, todos los atajos.

Obviamente podemos prescindir de nombres propios en este análisis. Pero nuestro capital, como país debieran ser quienes pueden desde el poder dar testimonio de coherencia y compromiso durante su vida y actividades pública y privada. Ese sería un gran cambio cultural.

Para un grupo que quiere conspirar contra la historia no hay mejor referencia: La coherencia.
Aunque al gobierno y a los grupos económicos les moleste, sigo levantando la bandera de que los seres humanos tienen todos el mismo valor, y que son el valor más alto. Ese ideal hoy es puesto en cuestión porque hay relaciones sociales de poder desigual, esto es, de dominación.

Para otra causa no cuenten conmigo, aunque suene a polémica.


(*) El autor es el secretario de Formación de la mesa nacional del GEN.
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