Boinas blancas
"Lo peor del poder son los adulones y los cuervos, capaces de hacer lo que sea para sacar ventaja"
El ex senador por la UCR Agustín Brasesco afirmó que la corrupción “es un emergente cultural”. “Nosotros aplaudimos a los que la hacen, pero no los agarran. Esa es la verdad”, dijo. Aseveró que los que “son modernos son los partidos y no sus dirigentes”.
08.07.2013 | 09:39
En una extensa nota, Brasesco desandó sus años por la política y brindó una serie de consideraciones. En este sentido, destacó que la corrupción, para el caso argentino, “primero es un problema es individual”.
“Todos hablamos de los cambios a escala social e institucional, pero nadie se anima a transformarse a sí mismo”, comentó. “Porque la corrupción es un emergente cultural. Nosotros aplaudimos al que la hace, pero no lo agarran, ésa es la verdad. Y es una medida del drama nuestro: hablar contra la corrupción queda bien; pero”, remató al respecto.
Por otro lado, aseguró que el Gobierno “no tiene oposición”. “Tiene oposiciones.” “En más de un caso, los sectores que critican al gobierno exhiben intereses concretos divergentes, contrapuestos, antagonistas”, añadió, en una entrevista que otorgó a El Diario y reprodujo APF.
“Del mismo modo, todos los partidos y profesiones tienen chantas y corruptos, pero no hay que atacar la institución en sí o los sectores sino que hay que moralizar al hombre. Nadie nace de un repollo: crece en una comunidad, consolida valores y, con ellos, se proyecta cuando ocupa un lugar en la función pública. La misión del político debiera ser armonizar el mosaico de intereses que se expresan en la sociedad, pero eso no siempre ocurre”, valoró Brasesco.
Finalmente, y en otro de los puntos que abordó, el dirigente boina blanca consideró que los “partidos políticos están modernizados”, lo que no sucedería con sus dirigentes, según aclaró. “Los partidos tienen filosofías y doctrinas modernas. Los que no son modernos son los dirigentes”, destacó.
“Hay una hipocresía muy fuerte. Y, de fondo, la mediocridad se ha impuesto sobre el talento; el éxito, sobre el trabajo. Ésa es parte de la decadencia que nos agobia. En la política todos discuten poder, pero nadie discute gobierno”, remató Brasesco. (Redacción de Babel)
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“Todos hablamos de los cambios a escala social e institucional, pero nadie se anima a transformarse a sí mismo”, comentó. “Porque la corrupción es un emergente cultural. Nosotros aplaudimos al que la hace, pero no lo agarran, ésa es la verdad. Y es una medida del drama nuestro: hablar contra la corrupción queda bien; pero”, remató al respecto.
Por otro lado, aseguró que el Gobierno “no tiene oposición”. “Tiene oposiciones.” “En más de un caso, los sectores que critican al gobierno exhiben intereses concretos divergentes, contrapuestos, antagonistas”, añadió, en una entrevista que otorgó a El Diario y reprodujo APF.
“Del mismo modo, todos los partidos y profesiones tienen chantas y corruptos, pero no hay que atacar la institución en sí o los sectores sino que hay que moralizar al hombre. Nadie nace de un repollo: crece en una comunidad, consolida valores y, con ellos, se proyecta cuando ocupa un lugar en la función pública. La misión del político debiera ser armonizar el mosaico de intereses que se expresan en la sociedad, pero eso no siempre ocurre”, valoró Brasesco.
Finalmente, y en otro de los puntos que abordó, el dirigente boina blanca consideró que los “partidos políticos están modernizados”, lo que no sucedería con sus dirigentes, según aclaró. “Los partidos tienen filosofías y doctrinas modernas. Los que no son modernos son los dirigentes”, destacó.
“Hay una hipocresía muy fuerte. Y, de fondo, la mediocridad se ha impuesto sobre el talento; el éxito, sobre el trabajo. Ésa es parte de la decadencia que nos agobia. En la política todos discuten poder, pero nadie discute gobierno”, remató Brasesco. (Redacción de Babel)
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