Opinión, por Rodolfo Oscar Negri

A mí no me la vas a contar…

Hasta ahora sólo te hacía llegar mis reflexiones a modo de artículo periodístico, pero ahora decidí escribirte especialmente a vos. Si, a vos, Flora. ¿Sabés porque? Porque te vi festejar los otros días, después de las elecciones primarias... 
01.09.2013 | 14:48
Y –te aclaro- no es que no respete que cada uno piense como piense y que tengas el derecho a festejar, pero justamente a vos es que te pido eso, que pienses o (mejor dicho) que recuerdes.

Me acuerdo cuando me decías por los años noventa “yo –gracias a esta política- conocí Miami” y me mostrabas –oronda- las fotos y los chiches comprados en cantidades industriales por allá. Si parecían las piedras de colores con que Colón sedujo a los aborígenes.

¿Pero hasta cuándo? Hasta que el efecto comenzó a sentirse. Es un espejismo querer igualar la moneda con el país más poderoso del planeta y que todos vivan bien, incluso tan bien como la superpotencia.

¿Te olvidaste Flora cuando en los años noventa cerro la empresa en que trabajabas y te quedaste en la calle? Recuerdo tu preocupación, porque los gurises eran chicos y la evaluación que hacías: ¿Qué hago con la indemnización, un remis, un kiosco o me asocio y pongo una cancha de padle? Parecía que te convertías –de buenas a primeras- en empresaria.

Es más, podías elegir entre productos nacionales (cada vez menos en las góndolas de los supermercados) e importados. Un lujo.

¿Cuánto duró el espejismo?

Poco, hasta que los productos importados arrasaron con la industria nacional, se perdieron los puestos de trabajo y la demanda se redujo, porque había menos personas con plata.

Eso sí, podías comprar dólares libremente. Bah, vos no; pero los que podían, lo hacían. Es más: el peso y el dólar valían igual, claro, solo aquí, pero que importaba.

A eso se sumaba el remate de los bienes del Estado (empresas de energía, transportes… todo, TODO…) y el desguace de aquel “elefante blanco” que no servía para nada, según vos, que repetías como un loro el discurso reinante del mismo grupo monopólico que hoy te llena la cabeza. El mismo que fue cómplice de la dictadura mas sangrienta que vivió nuestro país. Pero claro, de la mano de eso, la desocupación avanzaba y la miseria y la marginación eran cada vez más grandes.

Vos misma tocaste fondo y tuviste que comenzar a remarla, desde muy abajo, para poder subsistir, para poder enviar a tus hijos a estudiar, claro cuando había clases, porque la carpa blanca anticipaba la agonía de la enseñanza pública y gratuita.

Nos endeudábamos –la Argentina- más para pagar los intereses de las deudas que generaban los intereses que cancelaban los intereses de la deuda por la que había que pagar intereses. La única deuda que no se pagaba es la que se tenía con los habitantes de una nación que quería vivir, al menos con algo de dignidad.

Entonces vino el corralito. Solo podías sacar del banco $250 por semana, no importaba que la plata fuera tuya, ni los vencimientos o compromisos, que tuvieras… y después, SE QUEDARON CON TODO.

Mas tarde aparecieron unos papelitos de colores… los nuestros, en un evidente rasgo de rescate cultural-histórico, con total cinismo, se llamaron “federales”; pero los hubo en casi todas las provincias…

Y después la explosión. Más de treinta muertos y el derrumbe de un gobierno constitucional. Tuvimos cinco presidentes en pocos días. ¿Qué ya lo sabés? Pero parece que te hubieras olvidado y solo pasaron poco más de diez años.

¿Qué vos siempre tuviste que trabajarla? Es cierto ¿Y quién no? Pero primero, ahora tenés donde y como trabajar, pero la gran diferencia está en que –entonces- apenas te alcanzaba para subsistir y ahora hasta tenes para ahorrar. ¿A sí, que querés comprar dólares y no te venden al precio oficial? Pero podes comer todos los días, tenes las necesidades elementales (y no tan elementales) satisfechas… ¡hasta te compraste un plasma y un auto cero kilómetro...! ¿Qué lo hiciste con tu trabajo y que nadie te regaló nada? También es cierto, pero antes ¿Por qué no podías hacerlo, si trabajabas igual o mas que ahora? Por una razón muy sencilla, mi querida Flora; porque ahora la política nacional apunta al mercado interno, porque protege a sus habitantes, porque estimula el consumo para generar fuentes de trabajo, porque… y te puedo enumerar un montón de cosas mas...

Ah… claro, vos queres una “notebook” Toshiba y no Bangho, porque las que hacen afuera son mejores que las que hacen en el país… No sé si es cierto o no, pero lo que te puedo decir es que las que se arman en el país generan trabajo nacional y las otras no y eso es suficiente para saber que elegir. ¿Qué a vos no te importa? Debería importarte, porque cuando se habla de trabajo nacional se habla de vos y tus propias posibilidades.

Pero claro, a vos te encanta identificarte con la señora de enfrente –que siempre tuvo plata y que siempre la tendrá- y gozas hablar con ella, que te preste atención porque críticas a la “yegua”… incluso más que ella (así te hacés notar); si hasta repetís el discurso del monopolio mediático y te escandalizas por corrupciones que ella denuncia pero que jamás fueron probadas, pero que son repetidas y repetidas hasta el cansancio. Si hasta buscaste una cacerola –la mejor que tenés- para golpearla y salir a la plaza a que te vea la vecina…

Pero te equivocas, sabes Flora. Si esta política cambia, el camino es volver al endeudamiento, a los recortes, a los ajustes, a la liberalización de las barreras aduaneras, a la perdida de trabajo nacional… a lo que ya vivimos, viviste (y sufriste), Flora.

Mira las listas y verás que los personajes que acechan son los mismos de entonces. Estan allí, escondidos entre otros que ni siquiera sabés quienes son.

Por eso te pido que reflexiones, que pienses. No te hablo de ideologías, solo compará como estabas hace diez o doce años y como estas ahora. Y no creas que lo de hoy es un piso y lo que venga deberá estar sobre él.

No, no es así. Lo que vendrá bajará el piso. Te bajará a vos, Flora y tendrás que empezar a remar nuevamente. Claro que con varios años mas… pero cuidado ¡Si hasta de volver a privatizar la jubilación hablan...!

No creas que me engaño, sé que no vivimos en el paraíso; pero esto es lo mejor que hay. ¿Qué se puede mejorar? Si es cierto (y bastante), pero lo que se plantea no es mejorarlo, es acabar con ello.
Vos no estás en el lugar de la vecina de enfrente, vos estas en el tuyo… defendelo, porque si no lo haces, nadie lo va a hacer por vos.

A mí no me la vas a contar… 

Fuente: La Calle

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