Por Valodia Nichajew
La conferencia radical y la intolerancia de algunos presentes
No hay dos partes. No hay un maltrato hacia “los periodistas”, sino hacia aquellos que como ciudadanos coinciden con el Gobierno. “Se te va a acabar” y “les queda poco tiempo a ustedes” fueron algunas de las frases que me gritaban cuando salía del lugar.
10.09.2013 | 02:25
Escribo estas líneas para contar los hechos y lo sucedido en la conferencia de prensa de la UCR en Concepción del Uruguay, en donde el centenario partido había convocado al periodismo. Lo hago para agregar datos duros que no vi reflejados en algunas notas de repudio -las que agradezco- que escribieron algunos de mis colegas, seguramente porque cuando sucedieron ellos ya habían salido del lugar.
Unas cien personas, entre dirigentes, adherentes y militantes de la UCR fueron las que colmaron la confitería céntrica en la que se desarrollaba la conferencia. Entonces, comenzaron las preguntas y respuestas. Hasta ahí todo bien. Sólo aplausos para algunas respuestas fueron los que daban un poco de folclor a la noche.
Sin embargo, cuando pedí el micrófono y pregunté del fondo llegó el primer cruce: “Ese es de La Cámpora”. Atilio Benedetti, candidato a senador, que era a quien iba dirigida la pregunta al darse cuenta de la situación les pidió que no griten que la pregunta era pertinente. Contestó y todos volvimos a a ser felices por unos minutos.
El colega Juan Carlos Botta antes de terminar la conferencia pidió el micrófono para expresar su malestar por lo que había ocurrido cuando pregunté. Se agradece el gesto.
Una vez que finalizó la conferencia, y por el modo en que se había dispuesto el escenario, los periodistas debíamos salir del lugar caminando por entre el público con los postulantes y Carrió por detrás nuestro.
Comencé a caminar y se renovó la agresión. Esta vez era una mujer que desde el fondo gritaba: “Ya se te va a acabar a vos”. “Les queda poco a ustedes”. Una chica, de entre 20 y 30 años, se sumó a la bataola y agregaba: “Ojalá a vos nunca te falte comida”.
En ese momento iba por el medio del salón y me detuve. Levanté las manos para hablar y me dirigí a todos: “Gente, yo puedo tener ideas políticas, o no, pero soy periodista y además soy uno de los pocos que cubre las actividades de la UCR”.
Punto seguido, me doy vuelta y me dirijo a Benedetti que callado miraba la escena. “¿O no Benedetti que cada vez que viene soy uno de los pocos que lo va a ver? “Sí, claro”, contestó. Listo. Di por terminada la cuestión, me despedí y continué mi salida. El asunto no había terminado.
Cerca de la puerta un hombre mayor, de entre 60 y 70 años, me señalaba y decía “que me tenían fichado, que yo había estado adoctrinando en la Escuela 92”. Le contesté que lo que había hecho, hace unos dos años, fue haber ido a presentar un documental sobre la dictadura.
El hombre me seguía gritando y lo invité a salir del lugar para continuar la charla que no era tal. Ya fuera, él seguía con lo suyo y yo con lo mío. (Acotación: al día siguiente recordé que cuando fui a presentar el documental lo hice en carácter de periodista, para brindar un enfoque más global del tema, ya que entonces no militaba políticamente. Eso lo comencé a hacer en el 2012. Durante todo el tiempo que duró la charla estuvieron presentes las profesoras de los estudiantes). (Ver al final otros adoctrinamientos realizados)
Gonzalo Gaggino, un dirigente de la Juventud Radical, muy molesto con lo que sucedía alejó al hombre y le explicaba que los periodistas habíamos ido a trabajar, no a que nos gritasen. Punto seguido, sale Felicitas Rodríguez, diputada provincial por la UCR, a pedirme disculpas por lo que había pasado.
Entonces, Clara Chauvin, una periodista compañera en Babel, pero que también trabaja en radio Animal, le dijo que “había sido una barbaridad lo que había pasado”. Al lado de Rodríguez se encontraba una mujer de unos 50 años, aproximadamente, que ante lo que dijo Chauvin le preguntó violentamente: “¿Qué decís chiquita vos?” Chauvin le responde que a ella no “le diga chiquita”, entonces la mujer avanzó un paso enfrentándola. El momento violento fue tal que Clara, ante el acercamiento impestivo de la mujer, retocedió un paso por temor a recibir un golpe mientras le decía: "Pero pará, ¿qué te pasa?"
O sea, Chauvin tambien sufrió lo suyo, por un lado, por criticar que la conferencia de prensa se había convertido en un acto partidario y, por otro lado, por salir en mi defensa.
El momento se descomprimió. Finalmente quedé hablando con Rodríguez quien sostenía que era la última vez que “iba a ocurrir eso”. "Eso es responsabilidad de sus dirigentes”, fue mi respuesta. Nos despedimos y me fui.
Puntos.
No fue un ataque al periodismo. Fue un ataque a un periodista por sus ideas políticas. De los cinco periodistas presentes había dos militantes del Socialismo, un Lauritista (por José Eduardo Lauritto) y quien esto escribe, “el Kirchnerista de La Cámpora”. El único agredido fui yo. Chauvin, por salir en mi defensa, sufrió lo suyo también.
La muletilla de atacar a La Cámpora se debe a una serie de mentiras y estigmatizaciones que surgieron desde algunos medios y comunicadores que desde el desconocimiento cargaron y cargan contra este espacio político y sus integrantes. En este marco, ligué.
Desde el 2011 cuando abrimos Babel hemos cubierto entrevistas y conferencias de todos los espacios políticos: PJ Kirchnerista y PJ opositor, Busti, FEF, PS, FAP, Unión por Entre Ríos, UCR, GEN, Socialismo opositor o gremiales, entre otros. Lo de este viernes fue el primero que sufrimos, en particular, y que vemos, en general.
Algunos adoctrinamientos realizados:
Tales fueron algunos de los adoctrinamientos de los que me hago responsable. Sin embargo, valdría recordar que quien primero habló de “adoctrinamiento” en los colegios no fue el hombre que me increpó en la conferencia radical. Fue el gobierno del dictador Jorge Rafael Videla cuando, en 1978, publicó un manual para combatirlo. Es el mismo discurso, entonces y ahora.
Unas cien personas, entre dirigentes, adherentes y militantes de la UCR fueron las que colmaron la confitería céntrica en la que se desarrollaba la conferencia. Entonces, comenzaron las preguntas y respuestas. Hasta ahí todo bien. Sólo aplausos para algunas respuestas fueron los que daban un poco de folclor a la noche.
Sin embargo, cuando pedí el micrófono y pregunté del fondo llegó el primer cruce: “Ese es de La Cámpora”. Atilio Benedetti, candidato a senador, que era a quien iba dirigida la pregunta al darse cuenta de la situación les pidió que no griten que la pregunta era pertinente. Contestó y todos volvimos a a ser felices por unos minutos.
El colega Juan Carlos Botta antes de terminar la conferencia pidió el micrófono para expresar su malestar por lo que había ocurrido cuando pregunté. Se agradece el gesto.
Una vez que finalizó la conferencia, y por el modo en que se había dispuesto el escenario, los periodistas debíamos salir del lugar caminando por entre el público con los postulantes y Carrió por detrás nuestro.
Comencé a caminar y se renovó la agresión. Esta vez era una mujer que desde el fondo gritaba: “Ya se te va a acabar a vos”. “Les queda poco a ustedes”. Una chica, de entre 20 y 30 años, se sumó a la bataola y agregaba: “Ojalá a vos nunca te falte comida”.
En ese momento iba por el medio del salón y me detuve. Levanté las manos para hablar y me dirigí a todos: “Gente, yo puedo tener ideas políticas, o no, pero soy periodista y además soy uno de los pocos que cubre las actividades de la UCR”.
Punto seguido, me doy vuelta y me dirijo a Benedetti que callado miraba la escena. “¿O no Benedetti que cada vez que viene soy uno de los pocos que lo va a ver? “Sí, claro”, contestó. Listo. Di por terminada la cuestión, me despedí y continué mi salida. El asunto no había terminado.
Cerca de la puerta un hombre mayor, de entre 60 y 70 años, me señalaba y decía “que me tenían fichado, que yo había estado adoctrinando en la Escuela 92”. Le contesté que lo que había hecho, hace unos dos años, fue haber ido a presentar un documental sobre la dictadura.
El hombre me seguía gritando y lo invité a salir del lugar para continuar la charla que no era tal. Ya fuera, él seguía con lo suyo y yo con lo mío. (Acotación: al día siguiente recordé que cuando fui a presentar el documental lo hice en carácter de periodista, para brindar un enfoque más global del tema, ya que entonces no militaba políticamente. Eso lo comencé a hacer en el 2012. Durante todo el tiempo que duró la charla estuvieron presentes las profesoras de los estudiantes). (Ver al final otros adoctrinamientos realizados)
Gonzalo Gaggino, un dirigente de la Juventud Radical, muy molesto con lo que sucedía alejó al hombre y le explicaba que los periodistas habíamos ido a trabajar, no a que nos gritasen. Punto seguido, sale Felicitas Rodríguez, diputada provincial por la UCR, a pedirme disculpas por lo que había pasado.
Entonces, Clara Chauvin, una periodista compañera en Babel, pero que también trabaja en radio Animal, le dijo que “había sido una barbaridad lo que había pasado”. Al lado de Rodríguez se encontraba una mujer de unos 50 años, aproximadamente, que ante lo que dijo Chauvin le preguntó violentamente: “¿Qué decís chiquita vos?” Chauvin le responde que a ella no “le diga chiquita”, entonces la mujer avanzó un paso enfrentándola. El momento violento fue tal que Clara, ante el acercamiento impestivo de la mujer, retocedió un paso por temor a recibir un golpe mientras le decía: "Pero pará, ¿qué te pasa?"
O sea, Chauvin tambien sufrió lo suyo, por un lado, por criticar que la conferencia de prensa se había convertido en un acto partidario y, por otro lado, por salir en mi defensa.
El momento se descomprimió. Finalmente quedé hablando con Rodríguez quien sostenía que era la última vez que “iba a ocurrir eso”. "Eso es responsabilidad de sus dirigentes”, fue mi respuesta. Nos despedimos y me fui.
Puntos.
No fue un ataque al periodismo. Fue un ataque a un periodista por sus ideas políticas. De los cinco periodistas presentes había dos militantes del Socialismo, un Lauritista (por José Eduardo Lauritto) y quien esto escribe, “el Kirchnerista de La Cámpora”. El único agredido fui yo. Chauvin, por salir en mi defensa, sufrió lo suyo también.
La muletilla de atacar a La Cámpora se debe a una serie de mentiras y estigmatizaciones que surgieron desde algunos medios y comunicadores que desde el desconocimiento cargaron y cargan contra este espacio político y sus integrantes. En este marco, ligué.
Desde el 2011 cuando abrimos Babel hemos cubierto entrevistas y conferencias de todos los espacios políticos: PJ Kirchnerista y PJ opositor, Busti, FEF, PS, FAP, Unión por Entre Ríos, UCR, GEN, Socialismo opositor o gremiales, entre otros. Lo de este viernes fue el primero que sufrimos, en particular, y que vemos, en general.
Algunos adoctrinamientos realizados:
- Cuando tenía 15 años “adoctriné” en la Escuela Normal con la Cruz Roja Argentina, entidad de la que soy voluntario desde los 14, cuando fuimos a brindar charlas de Primeros Auxilios y reanimación cardiopulmonar.
- Entre los 18 y los 20 “adoctriné” bastante seguido en todos los colegios de la ciudad cuando iba todos los idas a intentar vender viajes a Bariloche. También “adoctriné” en mis viajes a la ciudad estudiantil, obviamente.
- A mis 20 años, aproximadamente, “adoctriné” a los isleños como voluntario de la Cruz Roja cuando, transportados por los barcos de Prefectura, concurrimos a sus hogares (islas) a brindar charlas sobre primeros auxilios y a llevarles ayuda alimenticia porque se vivía una gran inundación.
- En el 2010, “adoctriné” a unos 4 mil estudiantes secundarios de los colegios Escuela Normal, Colegio del Uruguay, EET Nº1 y Nº2, del Bilingüe y también de la 92 cuando fui a presentar el documental ¿Quién soy yo?, el que daba cuenta de la historia de nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo. Esa actividad finalizó con un “adoctrinamiento” masivo cuando llegó a la ciudad, invitada por mí, Estela Carlotto y Buscarita Roa de Abuelas a presentar el documental y a charlar con la comunidad sobre la búsqueda de nietos desaparecidos.
- En el mismo año, el “adoctrinamiento” fue en la Escuela 92 también cuando llevé a que dialogue con sus alumnos a REP, artista y humorista de Página/12, y a Daniel Divinsky, editor y fundador de Ediciones de la Flor la que publicó, por ejemplo, Mafalda.
- En el 2012, el “adoctrinamiento” fue comunal cuando organicé la presentación y charla del periodista Mauro Federico (Duro de Domar) sobre el periodismo en la actualidad: objetivo, militante, independiente, subjetivo y todas sus variantes para la discusión.
- En este 2013, hasta el momento he avanzado con unos pocos “adoctrinamientos”. Por un lado, en la EET Nº1 cuando, hacia los primeros meses del año, desde mi condición de voluntario de la Cruz Roja, concurrí al colegio a brindar cuatro pequeñas clases de primeros auxilios. Los chicos y chicas aprendieron conocimientos básicos sobre heridas, desvanecimiento y qué hacer cuando encuentran a una persona inconsciente. Fueron cuatro miércoles “adoctrinadores”.
- Por otro lado, fui con la Asociación de Periodistas del Departamento Uruguay (APDU), de la que formo parte, para “adoctrinar” a los alumnos de la Escuela Normal en el marco del día del periodista. Entonces, hablamos, con otros colegas sobre periodismo.
- Además, también avancé con más “adoctrinamiento” para mayores. Organicé y logré traer al periodista Martín Sivak a que presente su libro “Clarín, el gran diario argentino” que da cuenta sobre los orígenes y el desarrollo de la gran empresa periodística.
Tales fueron algunos de los adoctrinamientos de los que me hago responsable. Sin embargo, valdría recordar que quien primero habló de “adoctrinamiento” en los colegios no fue el hombre que me increpó en la conferencia radical. Fue el gobierno del dictador Jorge Rafael Videla cuando, en 1978, publicó un manual para combatirlo. Es el mismo discurso, entonces y ahora.