Por Sergio Urribarri
El Día de los Trabajadores en Argentina
En el marco de los actos por el Día de los Trabajadores en San Vicente, junto al vicegobernador Gabriel Mariotto, y los intendentes de Brandsen, Presidente Perón y San Vicente, compañeros Gastón Arias, Aníbal Regueiro y Daniel Di Sabatino, me referí a la particularidad que el 1º de Mayo asume en nuestro país.
05.05.2014 | 08:04
En la historia argentina antes del ‘45, hablar del Día de los Trabajadores (en plural, porque lo que se conmemora no es el día del trabajo ni del trabajador individual, se trata de una gesta colectiva) era hablar de anarquismo, comunismo, socialismo, etc. Es aún así en casi todas partes del mundo.
Entonces, los 1º de Mayo tenían esa escenografía: mitines de algunas decenas de obreros anarquistas principalmente y también comunistas o socialistas, que en la vasta geografía del país se reunían para reivindicar sus programas y denunciar la explotación patronal.
La llegada de Perón al gobierno cambió radicalmente esa escenografía; los trabajadores ingresaron a protagonizar la política argentina y la identidad política peronista prácticamente barrió con las identidades preexistentes en el interior de las filas obreras.
Y esto fue así –me atrevo a afirmarlo casi audazmente– con Perón y a pesar de Perón. Porque el hecho que definió la subjetividad peronista de los trabajadores, más que las políticas de Perón desde la Secretaría de Trabajo, fue el hecho de que los mismos trabajadores, en defensa de sus intereses de clase, autónomamente construyeron como sujeto colectivo el 17 de Octubre. Perón, detenido por mandato de sectores oligárquicos y la influencia de la embajada yanqui, estaba decidido a llamarse a retiro, dando por clausurado el proceso revolucionario que venía pergeñando desde su participación en el golpe del ’‘43.
Fueron entonces los obreros, los cabecitas, los que decidieron tomar la historia en sus manos. Y ahí sellaron su identidad política para siempre, sin renunciar a sus intereses de clase, lo que los llevó en más de una oportunidad a discutir con el líder. Perón, reafirmándolo, diría después: “La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”.
Pero a su vez esa subjetividad se constituyó en torno de un proyecto político de Nación. Fue mucho más que un proyecto de clase. Fue la constitución de los trabajadores como la columna vertebral de la Patria Justa, Libre y Soberana. Los trabajadores argentinos definidos en torno de un proyecto político, un modelo de país.
Fue un hecho histórico aun considerándolo dentro de la propia tradición de la izquierda como gesta autónoma de los trabajadores en pos de un proyecto político. Porque la misma Revolución Rusa, que instalara en el pináculo de la historia la figura del proletariado, no fue ni un proceso de masas ni liderado por obreros, sino producto de una vanguardia político-intelectual revolucionaria que asumía la identidad de la clase obrera.
Por eso, de ahí en adelante, la conmemoración del 1º de Mayo en Argentina es una conmemoración peronista, de los grasitas de Perón, y tiene en nuestro país un contenido que no lo tiene en ningún lugar del mundo.
Y así viene siendo hasta hoy. No lo han podido vaciar de significado peronista ni en el ’55 con los fusilamientos y cesantías, ni con la prohibición de nombrar a Perón. No pudieron persiguiendo a los ferroviarios y bancarios con el plan Conintes. No pudieron desapareciéndolo a Vallese. No pudieron con la Resistencia Peronista y Perón retornó en el ’73 a dar dignidad nuevamente a los trabajadores. No pudo López Rega y fueron los laburantes los que lo echaron en las jornadas de junio del ‘75. No pudo Videla, que vino sobre todo a destruir el trabajo y aniquilar a las organizaciones sindicales. La mayoría de los desaparecidos son laburantes. Pero ya el 27 de abril del ‘79 le estaban parando el país a los milicos. Y los trabajadores fueron protagonistas activos de la recuperación de la democracia. No pudieron con la ley Mucci después del ‘83.
Pero en los ’90 parecía que todo había acabado. La memoria de los tiempos felices de Perón parecía que se apagaba y con ella se hundía un país de la mano de la traición que nos trajo las privatizaciones, los despidos, el hambre, el “ramal que para, ramal que cierra”. Todo parecía terminado y trabajadores pasaba a ser casi una mala palabra.
Tuvo que llegar ese otro gran hombre, ese al que yo llamo “el reparador de sueños”, para que los trabajadores recuperaran existencia, y escuchemos hablar nuevamente de trabajo, de salarios, de sindicatos, de convenciones colectivas, de derechos laborales.
Nuevamente, el día de los trabajadores puede nombrarse en plural, porque los trabajadores existen como sujeto colectivo otra vez sobre la faz de nuestra nación.
Nuevamente, por Néstor, por la lucha de los laburantes, el 1º de Mayo volvió a ser el Día de los Trabajadores en Argentina.
Entonces, los 1º de Mayo tenían esa escenografía: mitines de algunas decenas de obreros anarquistas principalmente y también comunistas o socialistas, que en la vasta geografía del país se reunían para reivindicar sus programas y denunciar la explotación patronal.
La llegada de Perón al gobierno cambió radicalmente esa escenografía; los trabajadores ingresaron a protagonizar la política argentina y la identidad política peronista prácticamente barrió con las identidades preexistentes en el interior de las filas obreras.
Y esto fue así –me atrevo a afirmarlo casi audazmente– con Perón y a pesar de Perón. Porque el hecho que definió la subjetividad peronista de los trabajadores, más que las políticas de Perón desde la Secretaría de Trabajo, fue el hecho de que los mismos trabajadores, en defensa de sus intereses de clase, autónomamente construyeron como sujeto colectivo el 17 de Octubre. Perón, detenido por mandato de sectores oligárquicos y la influencia de la embajada yanqui, estaba decidido a llamarse a retiro, dando por clausurado el proceso revolucionario que venía pergeñando desde su participación en el golpe del ’‘43.
Fueron entonces los obreros, los cabecitas, los que decidieron tomar la historia en sus manos. Y ahí sellaron su identidad política para siempre, sin renunciar a sus intereses de clase, lo que los llevó en más de una oportunidad a discutir con el líder. Perón, reafirmándolo, diría después: “La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”.
Pero a su vez esa subjetividad se constituyó en torno de un proyecto político de Nación. Fue mucho más que un proyecto de clase. Fue la constitución de los trabajadores como la columna vertebral de la Patria Justa, Libre y Soberana. Los trabajadores argentinos definidos en torno de un proyecto político, un modelo de país.
Fue un hecho histórico aun considerándolo dentro de la propia tradición de la izquierda como gesta autónoma de los trabajadores en pos de un proyecto político. Porque la misma Revolución Rusa, que instalara en el pináculo de la historia la figura del proletariado, no fue ni un proceso de masas ni liderado por obreros, sino producto de una vanguardia político-intelectual revolucionaria que asumía la identidad de la clase obrera.
Por eso, de ahí en adelante, la conmemoración del 1º de Mayo en Argentina es una conmemoración peronista, de los grasitas de Perón, y tiene en nuestro país un contenido que no lo tiene en ningún lugar del mundo.
Y así viene siendo hasta hoy. No lo han podido vaciar de significado peronista ni en el ’55 con los fusilamientos y cesantías, ni con la prohibición de nombrar a Perón. No pudieron persiguiendo a los ferroviarios y bancarios con el plan Conintes. No pudieron desapareciéndolo a Vallese. No pudieron con la Resistencia Peronista y Perón retornó en el ’73 a dar dignidad nuevamente a los trabajadores. No pudo López Rega y fueron los laburantes los que lo echaron en las jornadas de junio del ‘75. No pudo Videla, que vino sobre todo a destruir el trabajo y aniquilar a las organizaciones sindicales. La mayoría de los desaparecidos son laburantes. Pero ya el 27 de abril del ‘79 le estaban parando el país a los milicos. Y los trabajadores fueron protagonistas activos de la recuperación de la democracia. No pudieron con la ley Mucci después del ‘83.
Pero en los ’90 parecía que todo había acabado. La memoria de los tiempos felices de Perón parecía que se apagaba y con ella se hundía un país de la mano de la traición que nos trajo las privatizaciones, los despidos, el hambre, el “ramal que para, ramal que cierra”. Todo parecía terminado y trabajadores pasaba a ser casi una mala palabra.
Tuvo que llegar ese otro gran hombre, ese al que yo llamo “el reparador de sueños”, para que los trabajadores recuperaran existencia, y escuchemos hablar nuevamente de trabajo, de salarios, de sindicatos, de convenciones colectivas, de derechos laborales.
Nuevamente, el día de los trabajadores puede nombrarse en plural, porque los trabajadores existen como sujeto colectivo otra vez sobre la faz de nuestra nación.
Nuevamente, por Néstor, por la lucha de los laburantes, el 1º de Mayo volvió a ser el Día de los Trabajadores en Argentina.
- Gobernador de Entre Ríos