Opinión
Gobierno actual y el ¿Culto a la Personalidad?
Juan Carlos Meillard (*) Hubo, a lo largo de la historia, gobiernos que se empeñaron en realizar culto a personalidades donde, muchas veces, quienes iniciaban campañas de culto, eran los mismos adulados.
08.05.2011 | 20:07
La actual Presidente, Cristina Fernández, está impulsando una “campaña minuciosa” para realizarle culto al recientemente fallecido y antecesor en la presidencia, Néstor Kirchner. Podemos fácilmente observar en las inauguraciones de obras públicas, que se ha puesto a la moda llamar “Néstor Kirchner” a avenidas, autopistas, hogares, comedores, hospitales, salas de asistencia médica, y demás obras realizadas por el gobierno nacional, y por diversos gobiernos provinciales. No obstante, dentro de esa campaña de culto podemos notar que, en Concepción del Uruguay, se colgaron imágenes del ex mandatario en la vieja casa donde funciona el correo: una clara muestra de que se utiliza lo público para imponer un nombre o una figura que es seguida, a mayor o menor escala, por un sector de la sociedad.
La adulación utilizando el aparato de la “Cosa Pública” llevada a cabo por este gobierno, no solo es preocupante, sino que es de fácil observación. Tenemos un canal público cooptado por el gobierno, a tal punto que ya se lo podría considerar como un canal gubernamental, y ya no un canal público, o al menos, esa es la concepción que tienen de él las autoridades nacionales.
También tenemos carteles de obras públicas que violan la Ley de Ética Pública (al figurar el nombre de la Presidente y su rostro), donde en su artículo 42 prohíbe de forma terminante que se incluyan en la publicidad de obras “nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las autoridades o funcionarios públicos”.
Tenemos que entender, que una o un Presidente, representa mucho más que una ideología o a un partido político, representa a una institución de la cual todos formamos parte, y donde las obras públicas son llevadas a cabo con el dinero del Estado, por ende, son ajenos a cualquier organización política partidaria. Entiendo entonces que este tipo de autopromoción es de sumo impacto negativo para nuestra sociedad, y jurídicamente reprochable al oponerse a la Ley de Ética Pública. Los carteles de Obras Publicas con la cara de la presidente, claramente se pueden comparar con el célebre spot publicitario “Menem lo hizo”, y con los carteles del primer periodo peronista: “Perón cumple, Evita dignifica”, medidas con un desmesurado tinte populista.
Es un error pensar que el Estado y el Gobierno pueden encarnarse en una persona, no debe ser así, tampoco es correcto que los mandatarios crean que ellos son el poder, y que con este pueden sostener cultos que le pertenecen a solo un sector de la sociedad, porque deben recordar, que aunque son votados por algunos representan a un todo, por más que a veces quieran dividir a ese todo, para así controlarlo mejor.
Debe ser un deber de todos los ciudadanos, no permitir el caudillaje populista que tan mal le hace a nuestro País, y a nosotros como sociedad moderna.
(*) Miembro de la Juventud del Partido Socialista
La adulación utilizando el aparato de la “Cosa Pública” llevada a cabo por este gobierno, no solo es preocupante, sino que es de fácil observación. Tenemos un canal público cooptado por el gobierno, a tal punto que ya se lo podría considerar como un canal gubernamental, y ya no un canal público, o al menos, esa es la concepción que tienen de él las autoridades nacionales.
También tenemos carteles de obras públicas que violan la Ley de Ética Pública (al figurar el nombre de la Presidente y su rostro), donde en su artículo 42 prohíbe de forma terminante que se incluyan en la publicidad de obras “nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las autoridades o funcionarios públicos”.
Tenemos que entender, que una o un Presidente, representa mucho más que una ideología o a un partido político, representa a una institución de la cual todos formamos parte, y donde las obras públicas son llevadas a cabo con el dinero del Estado, por ende, son ajenos a cualquier organización política partidaria. Entiendo entonces que este tipo de autopromoción es de sumo impacto negativo para nuestra sociedad, y jurídicamente reprochable al oponerse a la Ley de Ética Pública. Los carteles de Obras Publicas con la cara de la presidente, claramente se pueden comparar con el célebre spot publicitario “Menem lo hizo”, y con los carteles del primer periodo peronista: “Perón cumple, Evita dignifica”, medidas con un desmesurado tinte populista.
Es un error pensar que el Estado y el Gobierno pueden encarnarse en una persona, no debe ser así, tampoco es correcto que los mandatarios crean que ellos son el poder, y que con este pueden sostener cultos que le pertenecen a solo un sector de la sociedad, porque deben recordar, que aunque son votados por algunos representan a un todo, por más que a veces quieran dividir a ese todo, para así controlarlo mejor.
Debe ser un deber de todos los ciudadanos, no permitir el caudillaje populista que tan mal le hace a nuestro País, y a nosotros como sociedad moderna.
(*) Miembro de la Juventud del Partido Socialista
