Camino al 2015
El anteproyecto de reforma electoral y las minorías
El borrador del oficialismo no haría alusión al tema. Ni delegaría en las cartas orgánicas, ni dispone un mecanismo especial. El texto sigue en revisión, al calor del escenario político. Las incertidumbres de cara al 2011 y el reclamo soterrado de las segundas líneas del PJ.
01.07.2014 | 09:34
Por Luz Alcain
Con marcador flúor se han hecho anotaciones en los márgenes del anteproyecto de reforma electoral que circula en el riñón oficialista. No son pocas las observaciones que ha hecho el dueño de uno de los pocos despachos en que el texto se ha leído concienzudamente. Está sujeto todavía a cambios, sobre todo porque la legislación electoral se rige más que nada por conveniencias del oficialismo según cada contexto. Ejemplo brillante: la ley Castrillón vigente desde 2006.
De todos modos, a hoy, el borrador más pulido de reforma electoral oficialista no contempla a las minorías y su integración. El texto, que como se informó oficialmente es una adaptación al régimen nacional de las PASO –obligatoriedad del voto, obligatoriedad de participación para los partidos, sufragio a los 16 años- obvia trasladar a Entre Ríos la cláusula nacional según la cual las minorías se integran cómo lo dispongan las cartas orgánicas de los partidos.
El anteproyecto del oficialismo no alude al tema. Ni delega en los partidos ni prescribe un mecanismo distinto. Nada. Con esta redacción, persiste la proscripción a las minorías que impuso la ley Castrillón.
Es más. En línea con ese espíritu se dispone que ante el caso de vacancia o renuncia de los candidatos de la fórmula, se complete la misma con un ciudadano que haya ido como candidato en la lista. O cualquier otro. Cualquier ciudadano. El único requisito es que no haya integrado la nómina que perdió en la interna.
Peronismo y expectativas
Intendentes, legisladores, referentes de distintas expresiones del peronismo a nivel departamental y provincial, y todo quien sienta que el sol del poder no lo está encandilando, se van sumando al coro de voces que reclama una reforma electoral.
Lo que se pide, concretamente, es que de cara al 2015 se abran los márgenes de juego en el marco de la interna del partido de gobierno. Se insiste con la necesidad que se permita la disputa en los departamentos –como supo suceder en el PJ o como se sostiene en la UCR por jurisprudencia-. Se pide reforma electoral y se pone el foco en que la lista de candidatos a diputados suponga criterios distintos a la voluntad del gobernador o a un sorteo para establecer el orden.
Para un dirigente de peso y precandidato a gobernador, como Gustavo Bordet, el marco para ese debate debe ser el partidario. Es ese el contexto en el que, por caso, pueda debatirse un criterio para armar la lista de diputados y para disputar una candidatura a senador. O incluso para debatir esa idea que rondó la Casa Gris según la cual el candidato a gobernador que se imponga en la interna tenga potestad para elegir a su compañero de fórmula para la general. Pero en el PJ no aparece mucho clima de debate en ese sentido. Al menos por ahora.
En el despacho donde se usa el marcador de tinta flúor no coinciden con la idea de mudar ese debate de la inclusión de las minorías al PJ. Si bien se impugna que el texto no lo contemple, se propicia un artículo en la ley, como se integra al que pierde. La visión es que con las PASO legitimadas en las distintas fuerzas, es cada vez más la ley y la opinión ciudadana a través del voto –y menos los partidos- los que definen la oferta electoral.
Unos artículos más abajo, hay otra marca en flúor. Se ha observado que el texto ha obviado garantizar en Entre Ríos, así como se ha hecho a nivel nacional, los espacios gratuitos en radio y televisión para todas las fuerzas políticas en igualdad de condiciones. Se obvió trasladar a la provincia esa democratización de espacios que permitió que Jorge Altamira fuera conocido por todos los argentinos.
Desde el socialismo, días pasados, se advirtió sobre la proscripción a las segundas fuerzas que incluía el proyecto oficialista. El dueño del marcador flúor es uno en un puñado de dirigentes que trabajan la reforma electoral con el sello de Sergio Urribarri. Aseguró que, desde ese lugar, hará su propuesta en pos de un texto más democrático, o más que eso, más sensato en función del actual escenario planteado en el peronismo. Apunta, sin embargo, que no vendría mal "una voz más firme de la oposición en este sentido".
De todos modos, a hoy, el borrador más pulido de reforma electoral oficialista no contempla a las minorías y su integración. El texto, que como se informó oficialmente es una adaptación al régimen nacional de las PASO –obligatoriedad del voto, obligatoriedad de participación para los partidos, sufragio a los 16 años- obvia trasladar a Entre Ríos la cláusula nacional según la cual las minorías se integran cómo lo dispongan las cartas orgánicas de los partidos.
El anteproyecto del oficialismo no alude al tema. Ni delega en los partidos ni prescribe un mecanismo distinto. Nada. Con esta redacción, persiste la proscripción a las minorías que impuso la ley Castrillón.
Es más. En línea con ese espíritu se dispone que ante el caso de vacancia o renuncia de los candidatos de la fórmula, se complete la misma con un ciudadano que haya ido como candidato en la lista. O cualquier otro. Cualquier ciudadano. El único requisito es que no haya integrado la nómina que perdió en la interna.
Peronismo y expectativas
Intendentes, legisladores, referentes de distintas expresiones del peronismo a nivel departamental y provincial, y todo quien sienta que el sol del poder no lo está encandilando, se van sumando al coro de voces que reclama una reforma electoral.
Lo que se pide, concretamente, es que de cara al 2015 se abran los márgenes de juego en el marco de la interna del partido de gobierno. Se insiste con la necesidad que se permita la disputa en los departamentos –como supo suceder en el PJ o como se sostiene en la UCR por jurisprudencia-. Se pide reforma electoral y se pone el foco en que la lista de candidatos a diputados suponga criterios distintos a la voluntad del gobernador o a un sorteo para establecer el orden.
Para un dirigente de peso y precandidato a gobernador, como Gustavo Bordet, el marco para ese debate debe ser el partidario. Es ese el contexto en el que, por caso, pueda debatirse un criterio para armar la lista de diputados y para disputar una candidatura a senador. O incluso para debatir esa idea que rondó la Casa Gris según la cual el candidato a gobernador que se imponga en la interna tenga potestad para elegir a su compañero de fórmula para la general. Pero en el PJ no aparece mucho clima de debate en ese sentido. Al menos por ahora.
En el despacho donde se usa el marcador de tinta flúor no coinciden con la idea de mudar ese debate de la inclusión de las minorías al PJ. Si bien se impugna que el texto no lo contemple, se propicia un artículo en la ley, como se integra al que pierde. La visión es que con las PASO legitimadas en las distintas fuerzas, es cada vez más la ley y la opinión ciudadana a través del voto –y menos los partidos- los que definen la oferta electoral.
Unos artículos más abajo, hay otra marca en flúor. Se ha observado que el texto ha obviado garantizar en Entre Ríos, así como se ha hecho a nivel nacional, los espacios gratuitos en radio y televisión para todas las fuerzas políticas en igualdad de condiciones. Se obvió trasladar a la provincia esa democratización de espacios que permitió que Jorge Altamira fuera conocido por todos los argentinos.
Desde el socialismo, días pasados, se advirtió sobre la proscripción a las segundas fuerzas que incluía el proyecto oficialista. El dueño del marcador flúor es uno en un puñado de dirigentes que trabajan la reforma electoral con el sello de Sergio Urribarri. Aseguró que, desde ese lugar, hará su propuesta en pos de un texto más democrático, o más que eso, más sensato en función del actual escenario planteado en el peronismo. Apunta, sin embargo, que no vendría mal "una voz más firme de la oposición en este sentido".
Fuente: Página Política