Elecciones 2015

"La precandidatura de Urribarri no es para ser Vicepresidente", afirmó Cáceres

El Vicegobernador, José Cáceres, dijo que la precaniddatura a Presidente de Urribarri "no es un suicidio" y advirtió que tiene chances de llegar a la Casa Rosada. En este sentido, apuntó a la militancia nacional del PJ que "está esperando una señal". Marzo o abril se conocerán los candidatos.
07.12.2014 | 15:02
Por Carlos Matteoda
La charla con José Cáceres, actual vicegobernador de Entre Ríos, tiene un punto recurrente: la intendencia de Paraná, un lugar al que alguna vez aspiró, aunque en su cometido no pudo superar la interna del justicialismo.

—¿Cuando habla de Paraná y su dirigencia (ver recuadro) lo ve desde su tu fallida candidatura a intendente o como un peronista más?
—Lo digo con una visión general. En ocho años, cuatro con el Pacha (Luis Rodríguez) de concejal y después cuatro años yo, pude acercarme a la acción cotidiana de la Municipalidad. Le sumé a todo lo que traía del barrio, de la comisión vecinal, de idealizar el barrio que hoy es una maravilla. Y de ahí me quedó la inquietud. Todos los días decía “si yo fuera intendente haría tal cosa”. Lo mismo me pasó como diputado, respecto del gobierno provincial.

—Y cuando Urribarri está fuera de la provincia, como ahora (se encontraba en la cumbre de Unasur) no se tienta a hacer esas cosas.
—No, yo incluso en esos momentos estoy en la Vicegobernación. A veces uso el Salón de los Acuerdos para alguna audiencia si no entran acá.


—¿No hace la ‘gran Dani Rossi’, que intentó echar algún ministro de Jorge Busti cuando este estaba de vacaciones, según cuentan?

—Nooo... además soy consciente de que la gente lo votó a Sergio Urribarri. Fui un complemento que él consideró necesario en su momento. Pero igual pienso “si fuera gobernador haría tal cosa”


—En los mentideros políticos se dice que tuvo que “apretarlo” a Urribarri para que cumpliera la promesa de llevarlo como vicegobernador, porque también se la había prometido a otros.
—Yo sé que circuló ese comentario, pero no fue así. Lo habíamos acordado y esperé hasta el día del cierre de listas. En el medio escuché infinidad de rumores, que (José) Lauritto, que fulano, que mengano, un montón de compañeros que peleaban por el mismo lugar. Siempre confié en la palabra de Urribarri. La verdad es que si él hubiera decidido que fuera otro dirigente en ese lugar, yo hubiera sentido que rompía un acuerdo, pero tampoco me hubiera ido del proyecto.


—¿Obedeció a una lógica territorial llevarlo de vice? ¿Rige aún lo de las dos costas en el peronismo?
—Entiendo que la lógica de las costas sigue teniendo una influencia, y me parece lógico que pongas representantes en las listas de Concordia, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú, al igual que Paraná y Paraná campaña. Va de suyo que el peso electoral que tiene exige de representantes en cargos importantes. Hay que recordar que en 2011 iba (José Carlos) Halle de candidato a intendente con Busti, que se fueron del peronismo.


—Ahora Halle volvió, y es bueno otra vez...
—Sííí... yo siempre lo consideré de la misma manera: en general, bien. Me dolió cuando se fue, porque había sido intendente por el PJ, y yo defiendo mucho la institución partidaria en función de mi ortodoxia cuestionada por muchos. En 2011, siendo Urribarri de Concordia, decidió que la candidata a intendente iba a ser Blanca Osuna y nos pidió que nos alineáramos todos, cosa que hicimos. Yo me había ido de Diputados y desde el Ministerio de Desarrollo Social estábamos haciendo un trabajo político territorial muy fuerte en los lugares donde mejor estaba Busti, que era en los barrios de Paraná. Andábamos como pez en el agua en la lucha territorial en el barrio, y eso fue un complemento.


—¿Piensa que se puede repetir en la fórmula del año que viene?
—Esperemos que se pueda generar desde Paraná esa necesidad. Por el peso electoral, Paraná debería poner el candidato a gobernador, pero no es fácil. La integración de la fórmula conmigo fue un logro para los paranaenses. Antes lo tuvimos a Mario Moine de gobernador, y la experiencia no fue buena para el peronismo, más allá del respeto que le tengo.


—¿Fue una cuestión de época, con Moine en Entre Ríos, Jorge Escobar en San Juan..?

—Y Scioli, je, je...


—¿Le sienta bien el rol de quien contiene a algunos dirigentes que están nerviosos por la interna provincial o dudan de las chances presidenciales de Urribarri? Hablo de la reunión convocada esta semana en el PJ y pregunto si, desde esa circunstancia, no se puede pensar en que el peronismo de Paraná esté más unido.
—Yo siempre voy a defender los intereses políticos de mi pago chico: Paraná y la zona de Paraná campaña. No digo que el gobernador tenga que ser de Paraná porque viva más gente, creo que nos lo merecemos porque desde el 2003 hasta acá no hemos perdido ninguna elección. Y siempre desde el sector nuestro abogamos por juntar y contener a todos los sectores alrededor del PJ.


—¿Y la reunión, para qué fue?

—Le explicamos a los consejeros provinciales que la precandidatura de Urribarri no es para ser vicepresidente y no es un suicidio. Los que nos dicen desde los medios nacionales que el Pato no existe, no consideran que en muchas provincias el PJ tiene una función importantísima en la militancia, y esa militancia está esperando que le den una señal. Por eso les decimos que las elecciones no se van a anticipar, que no quemen las naves por querer ser concejal o diputado.


—¿Reconoce la incertidumbre?
—Sí. Muchos compañeros peronistas a lo mejor ven en la televisión estas cosas y piensan ‘Ah no, entonces el candidato va a ser el gobernador de Buenos Aires... veamos si encontramos un conocido que esté con Scioli’. Y nosotros queremos explicarles que no es así, que estamos en carrera. Y la contención que se me atribuye no por autobombo, sino para llevar ese mensaje.


—¿Y las candidaturas provinciales, para cuándo?
—Marzo o abril del año que viene.


—¿Confía en la promesa de Urribarri sobre la amplitud de la interna?
—Confío mucho en lo que hablamos con el gobernador respecto que habrá un debate sobre el tema en particular.


—¿Y si no sucede?
—Uno se da cuenta cuando hay una guiñada de ojo desde lo institucional para promocionar candidatos a gobernador o a intendentes. Si eso sucede voy a hacer quilombo. Si no está consensuado, me sentiré defraudado porque integro el proyecto y me siento uno de los fundadores. En el 2008, cuando la gran mayoría se borró, éramos pocos. Me siento fundador del espacio que formó el Pato.


—¿Quienes pueden ser candidatos a gobernador?
—En el Ejecutivo tenemos compañeros que podrían darle continuidad al proyecto de Urribarri. Ministros como Pedro Báez o Juan Javier García... obviamente el Beto (Adán) Bahl. Nosotros también por supuesto. Y los intendentes que han replicado las políticas nacionales y provinciales.


—¿Qué diferencia hay entre ese favoritismo que no está dispuesto a admitir en 2015 y lo que ocurrió en 2011, cuando a los que no eran los candidatos “oficiales” no les permitieron pegar la boleta con la Urribarri y Cristina?
—Esas son las reglas de juego Carlos. Está en cada uno como lo toma.


—Le pasó a usted en 2008.
—Sí. Me acuerdo que nos juntamos en la quinta de Santiago Gaitán, con Pacha Mori, Blas García, el Chispa Álvarez, Gustavo Osuna y un grupete de amigos a comer un asado. Fue Jorge (Busti) y nos dijo que yo iba a ser el candidato a intendente, pero cuando estábamos recontralanzados, me dijo que Julio (Solanas) quería la exclusividad de la lista.


—Una cosa es aceptar las reglas del juego aplicadas a las decisiones que tomaron otros. Otra cosa distinta es decidir.
—Sintiéndome fundador y parte del proyecto, como mínimo quiero estar al tanto. Considero que como corriente política nos ganamos el derecho a estar en la cocina. A mí me tocó vivir cuando hay una lista de consenso y vos nos estás, y peleas de afuera. El que se anime, peleará. Pero yo voy a trabajar para que se busque el consenso.


—Hoy muchos plantean que si no se abren las listas de concejales y diputados a la minoría, se van con el massismo.
—El viejo mecanismo electoral (antes de las ley Castrillón) era llevado a lo peor y se prestaba para la extorsión, muchos compañeros incluso compitieron en la interna por la candidatura a intendente, perdieron la interna y después se presentaron por afuera y ganaron la general. Después los echamos del partido, pero de qué nos servía echarlos si ya habíamos perdido la ciudad. Yo soy un defensor de la disciplina partidaria, pero se que lo otro existe y no sé si algún día no incurriré en ese pecado... y no es una anticipación de nada (se ríe).

En este otro caso (el de la ley Castrillón) es llevado al extremo y hay quienes se ven obligados a pelear contra los molinos de viento. Entonces es posible que diga: “Yo acá no puedo ganar nunca porque estos manejan todo, el gobierno, etcétera; y por eso me voy por afuera”. Eso es lo que nunca pensé que Busti haría, de quien no tenga nada personal que decir, pero sí el dolor político por lo que nunca pensé que iba a hacer y lo hizo. Pero a lo mejor fue producto de cómo esta ley es llevada a ese extremo. Se podría decir que la ley Castrillón fue de avanzada, y luego la ley de las PASO nacionales fue casi una réplica, con la obligatoriedad para los ciudadanos, que es lo que vamos a adaptar ahora.


—¿Le parece bien que cualquiera elija los candidatos de los partidos, en las PASO, donde votan los que no son afiliados o los que son afiliados a otros partidos?
—Cada vez creo más que eso no es bueno. Considero que quien se afilia a un partido y adhiere a una ideología, te está diciendo que gobernará en nombre de esa ideología. Y eso me genera tranquilidad. Sin embargo en las internas abiertas, lo que tenés que tener es una buena empresa de marketing, una buena billetera y la ideología no importa.


—¿Le parece contradictorio?
—Es que tanto hablamos ahora que Néstor (Kirchner) nos devolvió la política, y que la política es una herramienta para defender la intervención del Estado en favor de los que menos tienen... bueno, si tanto defendemos eso, de la mano de la defensa de la política tiene que estar la defensa de las ideologías. Creo que los afiliados deberían elegir afiliados que los van a gobernador.


—Lo van a considerar un nostálgico por esto.
—Alguno va a decir “te quedaste en el 45”.


—Hay quienes piensan que conducir un Senado integrado solo por el oficialismo puede ser sencillo, y otros suponen que es el doble de complicado.
—Es muy difícil. Por suerte Urribarri tiene una adhesión muy importante en la sociedad en general, y por eso nadie lo ve débil , ni piensa que no puede ser presidente o que no va a decidir quien lo pueda suceder. Cuando te ven débil, muchos te tarasconean... no digo que eso ocurra con los legisladores nuestros.


—Como te ven, te tratan, dice Mirtha Legrand.
—(Se ríe) Me molesta que algunos digan que la Legislatura es una escribanía del Poder Ejecutivo, porque es una forma de descalificar a los legisladores, porque sé del debate interno y porque sé que quienes dicen esto lo hacen porque les da bronca que se acompañen las iniciativas del Ejecutivo. Afortunadamente esta Legislatura no es como la del primer gobierno de Urribarri donde las modificaciones que se le hacían a las leyes eran palos en la rueda del Ejecutivo.


—La dirigencia peronista fue complacientes con la conducción de Urribarri y a la vez descansó en su figura electoral. ¿Qué pasa después de Urribarri?
—Es una incógnita. Dependerá mucho del sucesor en el gobierno. Los proyectos políticas terminan resumiéndose en la acción del que conduce. Nunca hay conducciones horizontales, son verticales; y por más que por lo bajo se escuchen cuestionamientos, en la práctica nadie se suicida confrontando. Me parece que el poder político de Urribarri le sobra para el 2015.

Después de 2015, para mí, es una incógnita. Igual no creo que todos descansen en la potencialidad de Urribarri, me parece que se asume una conducción y se actúa en consecuencia; pero en los departamentos hay debate y uno observa como comienzan a pertrecharse para 2015 y a confrontar. Que después la conducción política termine alineándolos a todos, puede ser. Ese es el trabajo que queremos hacer.


—¿Entonces no podría pensarse en una interna con varios candidatos?
—Puede ser favorable pero no me extrañaría que termine habiendo un lista de consenso tremendamente poderosa y que nadie quiera suicidarse, y diga “No es lo que pretendía pero es lo que hay”, y aparezcan bancando esa lista de consenso. La otra opción nos daría más volumen político. 

Fuente: Diario UNO

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