Entrevista al precandidato
Bordet quiere ser Gobernador, pero aclara que estará en donde le toque: “La prioridad es Urribarri”
El Intendente de Concordia, Gustavo Bordet, rechazó que el postulante en nombre del oficialismo deba salir “sí o sí” de determinado lugar. Debería ser, señaló, quien logre mayor consenso y apoyo en los 17 departamentos. Recalcó que lo suyo es una “construcción colectiva”. Lea la entrevista.
13.04.2015 | 11:37
Por Carlos Matteoda
Uno se imagina que estando un día por semana en Paraná, los tiempos para la entrevista serán acotados. Pero no es así. A tono con una interna entre cuatro o cinco precandidatos a la Gobernación que dicen más o menos lo mismo, el concordiense transmite esa sensación de serenidad.
—Se lo ve tranquilo, cualquiera podría pensar que no se desvela por la posibilidad de ser candidato a gobernador.
—Son procesos colectivos, no individuales. La diferencia en los tiempos políticos que vivimos hoy es que las candidaturas se definen más que por aspiraciones individuales, por un proceso colectivo que se viene dando en función de acumulación de construcciones políticas previas. Un proceso que se caracterizó por haber transitado con otros dirigentes, por haber podido lograr lazos de confianza, y ahora surgen diferentes propuestas. Surge la mía y la de dos o tres candidatos que compartimos el mismo espacio. Esto fortalece mucho las posibilidades del justicialismo entrerriano, ya que lo que nos separa son matices y posicionamientos personales; no hay diferencias profundas, ni metodológicas ni de conducción, porque todos tenemos el mismo conductor que es Sergio Urribarri. Ahí es más fácil lograr los consensos en busca de priorizar este proyecto, que claramente otros espacios políticos no lo tienen.
—¿Por qué lo dice?
—Otras sectores están buscando hacer frente espurios, como el del 2013, que era solamente para el día de las elecciones, y después se disolvió. Y la gente que pensaba que eso canalizaba su voto opositor, vio que no fue conducido hacia esa objetivo. Ahora se busca hacer otro frente con quienes antes eran los adversarios, y todo es muy poco claro, no hay una visión de futuro, ni una estrategia de provincia y de gobierno. En el justicialismo si lo hay; las tres cuatro personas que estamos en esta disputa somos una generación emergente de dirigentes que tenemos experiencia de gestión, sabemos cómo hacerlo, y si bien podemos tener diferencias, son de matices por lo que no es tan complicado ponerse de acuerdo.
—Bueno, si es solo una cuestión de matices, ¿por qué no va de candidato a vicegobernador?
—Acá hay tres situaciones para definir la fórmula. Primero, agotar todas las instancias posibles de consenso para lograr una fórmula unificada. Si eso no se logra, ir a un escenario de PASO que tiene su importancia porque legitima a los candidatos. Y hay un tercer elemento que no es menor: quien conduce este espacio va a tener una determinación clara sobre el armado político, lo que es natural que suceda porque el creador de este espacio de 2007 a la fecha es el conductor.
Yo voy a estar donde me toque estar. Quiero ser candidato a gobernador, lo he dicho, no hice carteles pero los voy a hacer y he recorrido la provincia en ese sentido. Pero no pierdo de vista el objetivo principal que tenemos que apuntalar la candidatura de Urribarri. De ahí para abajo todo es conversable.
—Hay quienes dicen que por ser intendente de la “capital del peronismo” tiene mayores chances de ser el candidato a gobernador.
—Hay de todo. Hay gente que dice que Concordia todavía tiene un peso electoral importante dentro del justicialismo. Hay gente que todavía cree en la división de costas, que entiendo que es algo que hay que superar... Antes no era frecuente que el intendente de Paraná y el de Concordia se hablaran, no me preguntés por qué, pero eso afortunadamente cambió. Hoy Blanca (Osuna) y yo tenemos una relación de diálogo frecuente, lo que también es resultado de este modelo de hacer política que construyó Sergio Urribarri, que nos permitió tener esta confianza y derribó ese mito de una osta y la otra costa.
Hoy el perfil del candidato tiene que referenciarse en el grado de acuerdo y apoyo político que logre en los 17 departamentos de la provincia. De ahí va a salir la fortaleza. No creo en los merecimientos o en que le toca a uno porque es de tal o cual lugar. Tiene que darse por un proceso de construcción colectiva.
EL MUNDO, DE CONCORDIA HASTA BAHÍA
Gustavo Bordet ha viajado mucho, por Europa y por América, y asegura haber acumulado experiencias importantes. Si tuviera que elegir un lugar en el mundo para vivir, seguramente se inclinaría por Bahía, en Brasil, influenciado seguramente por la literatura de Jorge Amado, uno de sus preferidos; en un gusto que incluye también la historia.
Tal vez uno de los rasgos distintivos del intendente de Concordia es que se lo ve permanentemente calmo. Hoy dedica los ratos libres a la pesca, aunque supo ser un arquero destacado vistiendo el buzo con el número uno de no recuerdo cuál equipo de la liga de Concordia. Dicen que algunas veces jugaba de nueve de área, sin muchas referencias sobre su actuación, teniendo en cuenta que a veces el poder político tiende a mejorar el historial deportivo.
Padre de tres hijas -de 24, 12 y 7 años- se esfuerza por mantener su vida familiar a resguardo, aunque reconoce que sin el apoyo familiar no podría dedicarse a la política. “Mi esposa me acompaña muchísimo, sin ser funcionaria. Y tengo un apoyo familiar muy fuerte. Obviamente el reproche de mi hija más chica es el tiempo que no le dedico a la vida familiar, pero sin ellos no lo podría hacer”, explica.
Su último viaje fue a México, a donde concurrió invitado por el Gobierno del Distrito Federal, junto a la intendenta rosarina Mónica Fein. Lo impactó la problemática de la infiltración de las policías municipales por los narcos.
—¿Desde el retorno de la democracia, el 62,5% del tiempo la provincia fue gobernada por un concordiense. ¿ Qué piensa al respecto?
—Es una estadística y también resultado de un proyecto de construcción política. Pero claramente desde 2007 a la fecha hemos tenido un proyecto muy distinto en Entre Ríos, muy diferente a lo que se venía dando que eran los caudillismos tanto en el peronismo como en el radicalismo. Hoy es otra impronta; hay una gran generación que emerge a la actividad política con responsabilidad de gestión; hay intendentes jóvenes; hay muchas intendentas, lo que antes era una rareza, y todo esto nutre la fortaleza de nuestro espacio. Que otros gobernadores hayan sido de Concordia refleja que hubo dirigentes de la ciudad que tuvieron mayor grado de adhesión.
Hoy la situación obedece a cómo se van dando los hechos políticos en la provincia. Hay una concatenación de hechos que son determinantes, también se evalúan las gestiones y las conductas, en el sentido de trayectoria dentro del justicialismo. Hay conductas más o menos lineales; yo he sido siempre consecuente con el justicialismo, aún en procesos electorales en los que me tocó perder. Siempre acompañé. No me fui y mantuve una visión crítica en los 90, a pesar de vivir esa suerte de peronismo vergonzante.
—¿Desde cuándo milita en política?
—Con mi padre, con quien tengo una excelente relación humana y personal y es una persona a quien admiro mucho, nunca tuvimos un trabajo común en política. Empecé a militar en el 81, en realidad nos reuníamos los sábados, casi clandestinamente un grupo de estudiantes y profesores, para hablar de política y democracia. El objetivo era salir de la oscuridad de la dictadura, salir de una etapa enorme de censura que nos afectaba en la música, en los libros que no podíamos leer, en la enseñanza universitaria que era totalmente sesgada. Yo estudiaba Ciencias Económica y por ejemplo en Evolución Económica Argentina, que era una materia típica, el autor era Roberto Teodoro Alemann y si no estudiabas de ahí no aprobabas la materia. Me afilié en el 83; fui dirigente universitario y consejero superior de la universidad; pero el primer cargo público que ocupé fue en el 95 como concejal, y mi padre fue intendente de Concordia entre 1987 al 1991. Yo no participaba en la gestión de mi padre, sino que me dediqué a la actividad privada.
Terminado el mandato de concejal, durante el gobierno de Montiel trabajé en la parte privada,y en 2003 me presenté como precandidato a intendente. Me ganó Juan Carlos Cresto que iba por su segundo mandato. Asumí como ministro de Salud y Acción Social en 2005, y en 2007 asumí la intendencia. Además me desempeñé como docente.
—Se lo ve tranquilo, cualquiera podría pensar que no se desvela por la posibilidad de ser candidato a gobernador.
—Son procesos colectivos, no individuales. La diferencia en los tiempos políticos que vivimos hoy es que las candidaturas se definen más que por aspiraciones individuales, por un proceso colectivo que se viene dando en función de acumulación de construcciones políticas previas. Un proceso que se caracterizó por haber transitado con otros dirigentes, por haber podido lograr lazos de confianza, y ahora surgen diferentes propuestas. Surge la mía y la de dos o tres candidatos que compartimos el mismo espacio. Esto fortalece mucho las posibilidades del justicialismo entrerriano, ya que lo que nos separa son matices y posicionamientos personales; no hay diferencias profundas, ni metodológicas ni de conducción, porque todos tenemos el mismo conductor que es Sergio Urribarri. Ahí es más fácil lograr los consensos en busca de priorizar este proyecto, que claramente otros espacios políticos no lo tienen.
—¿Por qué lo dice?
—Otras sectores están buscando hacer frente espurios, como el del 2013, que era solamente para el día de las elecciones, y después se disolvió. Y la gente que pensaba que eso canalizaba su voto opositor, vio que no fue conducido hacia esa objetivo. Ahora se busca hacer otro frente con quienes antes eran los adversarios, y todo es muy poco claro, no hay una visión de futuro, ni una estrategia de provincia y de gobierno. En el justicialismo si lo hay; las tres cuatro personas que estamos en esta disputa somos una generación emergente de dirigentes que tenemos experiencia de gestión, sabemos cómo hacerlo, y si bien podemos tener diferencias, son de matices por lo que no es tan complicado ponerse de acuerdo.
—Bueno, si es solo una cuestión de matices, ¿por qué no va de candidato a vicegobernador?
—Acá hay tres situaciones para definir la fórmula. Primero, agotar todas las instancias posibles de consenso para lograr una fórmula unificada. Si eso no se logra, ir a un escenario de PASO que tiene su importancia porque legitima a los candidatos. Y hay un tercer elemento que no es menor: quien conduce este espacio va a tener una determinación clara sobre el armado político, lo que es natural que suceda porque el creador de este espacio de 2007 a la fecha es el conductor.
Yo voy a estar donde me toque estar. Quiero ser candidato a gobernador, lo he dicho, no hice carteles pero los voy a hacer y he recorrido la provincia en ese sentido. Pero no pierdo de vista el objetivo principal que tenemos que apuntalar la candidatura de Urribarri. De ahí para abajo todo es conversable.
—Hay quienes dicen que por ser intendente de la “capital del peronismo” tiene mayores chances de ser el candidato a gobernador.
—Hay de todo. Hay gente que dice que Concordia todavía tiene un peso electoral importante dentro del justicialismo. Hay gente que todavía cree en la división de costas, que entiendo que es algo que hay que superar... Antes no era frecuente que el intendente de Paraná y el de Concordia se hablaran, no me preguntés por qué, pero eso afortunadamente cambió. Hoy Blanca (Osuna) y yo tenemos una relación de diálogo frecuente, lo que también es resultado de este modelo de hacer política que construyó Sergio Urribarri, que nos permitió tener esta confianza y derribó ese mito de una osta y la otra costa.
Hoy el perfil del candidato tiene que referenciarse en el grado de acuerdo y apoyo político que logre en los 17 departamentos de la provincia. De ahí va a salir la fortaleza. No creo en los merecimientos o en que le toca a uno porque es de tal o cual lugar. Tiene que darse por un proceso de construcción colectiva.
EL MUNDO, DE CONCORDIA HASTA BAHÍA
Gustavo Bordet ha viajado mucho, por Europa y por América, y asegura haber acumulado experiencias importantes. Si tuviera que elegir un lugar en el mundo para vivir, seguramente se inclinaría por Bahía, en Brasil, influenciado seguramente por la literatura de Jorge Amado, uno de sus preferidos; en un gusto que incluye también la historia.
Tal vez uno de los rasgos distintivos del intendente de Concordia es que se lo ve permanentemente calmo. Hoy dedica los ratos libres a la pesca, aunque supo ser un arquero destacado vistiendo el buzo con el número uno de no recuerdo cuál equipo de la liga de Concordia. Dicen que algunas veces jugaba de nueve de área, sin muchas referencias sobre su actuación, teniendo en cuenta que a veces el poder político tiende a mejorar el historial deportivo.
Padre de tres hijas -de 24, 12 y 7 años- se esfuerza por mantener su vida familiar a resguardo, aunque reconoce que sin el apoyo familiar no podría dedicarse a la política. “Mi esposa me acompaña muchísimo, sin ser funcionaria. Y tengo un apoyo familiar muy fuerte. Obviamente el reproche de mi hija más chica es el tiempo que no le dedico a la vida familiar, pero sin ellos no lo podría hacer”, explica.
Su último viaje fue a México, a donde concurrió invitado por el Gobierno del Distrito Federal, junto a la intendenta rosarina Mónica Fein. Lo impactó la problemática de la infiltración de las policías municipales por los narcos.
—¿Desde el retorno de la democracia, el 62,5% del tiempo la provincia fue gobernada por un concordiense. ¿ Qué piensa al respecto?
—Es una estadística y también resultado de un proyecto de construcción política. Pero claramente desde 2007 a la fecha hemos tenido un proyecto muy distinto en Entre Ríos, muy diferente a lo que se venía dando que eran los caudillismos tanto en el peronismo como en el radicalismo. Hoy es otra impronta; hay una gran generación que emerge a la actividad política con responsabilidad de gestión; hay intendentes jóvenes; hay muchas intendentas, lo que antes era una rareza, y todo esto nutre la fortaleza de nuestro espacio. Que otros gobernadores hayan sido de Concordia refleja que hubo dirigentes de la ciudad que tuvieron mayor grado de adhesión.
Hoy la situación obedece a cómo se van dando los hechos políticos en la provincia. Hay una concatenación de hechos que son determinantes, también se evalúan las gestiones y las conductas, en el sentido de trayectoria dentro del justicialismo. Hay conductas más o menos lineales; yo he sido siempre consecuente con el justicialismo, aún en procesos electorales en los que me tocó perder. Siempre acompañé. No me fui y mantuve una visión crítica en los 90, a pesar de vivir esa suerte de peronismo vergonzante.
—¿Desde cuándo milita en política?
—Con mi padre, con quien tengo una excelente relación humana y personal y es una persona a quien admiro mucho, nunca tuvimos un trabajo común en política. Empecé a militar en el 81, en realidad nos reuníamos los sábados, casi clandestinamente un grupo de estudiantes y profesores, para hablar de política y democracia. El objetivo era salir de la oscuridad de la dictadura, salir de una etapa enorme de censura que nos afectaba en la música, en los libros que no podíamos leer, en la enseñanza universitaria que era totalmente sesgada. Yo estudiaba Ciencias Económica y por ejemplo en Evolución Económica Argentina, que era una materia típica, el autor era Roberto Teodoro Alemann y si no estudiabas de ahí no aprobabas la materia. Me afilié en el 83; fui dirigente universitario y consejero superior de la universidad; pero el primer cargo público que ocupé fue en el 95 como concejal, y mi padre fue intendente de Concordia entre 1987 al 1991. Yo no participaba en la gestión de mi padre, sino que me dediqué a la actividad privada.
Terminado el mandato de concejal, durante el gobierno de Montiel trabajé en la parte privada,y en 2003 me presenté como precandidato a intendente. Me ganó Juan Carlos Cresto que iba por su segundo mandato. Asumí como ministro de Salud y Acción Social en 2005, y en 2007 asumí la intendencia. Además me desempeñé como docente.
Fuente: Diario UNO