Opinión por Adrián Fuertes (FR)
"El reino del revés"
La democracia, se sostiene en pilares como la división de poderes, garantía de derechos, igualdad ante la ley, libertad de expresión, derecho a peticionar a las autoridades entre otros derechos y obligaciones.
04.05.2015 | 11:11
La democracia, se sostiene en pilares como la división de poderes, garantía de derechos, igualdad ante la ley, libertad de expresión, derecho a peticionar a las autoridades entre otros derechos y obligaciones.
Cuando un Estado le puede garantizar a la persona más malvada el ejercicio de los derechos que le correspondan, entonces las personas de bien pueden dormir tranquilos ya que sus derechos serán siempre respetados.
Vivimos un momento en nuestro país, en el cual este esquema se encuentra absolutamente distorsionado.
El Gobierno argentino ataca a las víctimas y protege a los acusados.
Esto es claramente lo que ocurre con el pacto con Irán y los ataques a las Instituciones de la comunidad judía argentina.
Nuestra Presidente, Cristina Fernandez de Kirchner, ha hecho propio los argumentos antisemitas más retrógrados como es la de vincular a distintas personas alrededor del mundo, con el único punto en común entre ellas que es el origen judío de los mismos y los acusó de ser parte de un complot a nivel internacional. Estos son los argumentos básicos de un discurso claramente judeofóbicos.
Lo mismo ha hecho el Canciller de nuestro país, Hector Timmerman, quien ha ido más allá, permitiéndose amenazar a la dirigencia judía argentina.
La desproporción de fuerzas, entre un Estado representado por su más alta autoridad y la de un Ministro, frente a una Institución de la sociedad civil, la cual ha sido víctima directa del peor atentado de la historia de nuestro país, deja expuesto el peor de los escenarios posibles, que es que el Gobierno no sólo no garantiza los derechos mínimos a sus ciudadanos, sino también, que está dispuesto a perseguir y atacar a quienes no actúen con temor reverencial frente a él.
La Justicia merece un párrafo aparte. Nisman presentó una denuncia la cual fue sostenida por dos Fiscales en dos instancias y ningún Juez habilitó la investigación. Ahora bien, un abogado que hace del antisemitismo su modo de vida, denuncia a la dirigencia judía, a periodistas y escritores por el delito de "traición a la patria y sedición" a raíz de las acusaciones efectuadas por Cristina de Kirchner y un Juez de inmediato abrió una investigación.
Lo decía al comienzo de la presente: la división de poderes es un pilar de la democracia y del Estado, y agrego, que la Justicia, debe ser independiente y confiable.
El antisemitismo en particular y la discriminación en general, ya sea por motivos religiosos, raciales, políticos, de origen, etc., a lo largo de la historia ha sido el germen de grandes catástrofes que afectaron a toda la humanidad.
El Gobierno de nuestro país, ha comenzado a transitar ese dramático camino, el cual comienza de esta manera y no se sabe cómo termina pero los antecedentes no resultan alentadores.
La democracia se defiende y sostiene en base al respeto del otro, fundamentalmente, cuando su opinión difiere de la propia. Para la generalidad de la gente es una elección, para el Gobierno, debe ser una obligación.
Cuando un Estado le puede garantizar a la persona más malvada el ejercicio de los derechos que le correspondan, entonces las personas de bien pueden dormir tranquilos ya que sus derechos serán siempre respetados.
Vivimos un momento en nuestro país, en el cual este esquema se encuentra absolutamente distorsionado.
El Gobierno argentino ataca a las víctimas y protege a los acusados.
Esto es claramente lo que ocurre con el pacto con Irán y los ataques a las Instituciones de la comunidad judía argentina.
Nuestra Presidente, Cristina Fernandez de Kirchner, ha hecho propio los argumentos antisemitas más retrógrados como es la de vincular a distintas personas alrededor del mundo, con el único punto en común entre ellas que es el origen judío de los mismos y los acusó de ser parte de un complot a nivel internacional. Estos son los argumentos básicos de un discurso claramente judeofóbicos.
Lo mismo ha hecho el Canciller de nuestro país, Hector Timmerman, quien ha ido más allá, permitiéndose amenazar a la dirigencia judía argentina.
La desproporción de fuerzas, entre un Estado representado por su más alta autoridad y la de un Ministro, frente a una Institución de la sociedad civil, la cual ha sido víctima directa del peor atentado de la historia de nuestro país, deja expuesto el peor de los escenarios posibles, que es que el Gobierno no sólo no garantiza los derechos mínimos a sus ciudadanos, sino también, que está dispuesto a perseguir y atacar a quienes no actúen con temor reverencial frente a él.
La Justicia merece un párrafo aparte. Nisman presentó una denuncia la cual fue sostenida por dos Fiscales en dos instancias y ningún Juez habilitó la investigación. Ahora bien, un abogado que hace del antisemitismo su modo de vida, denuncia a la dirigencia judía, a periodistas y escritores por el delito de "traición a la patria y sedición" a raíz de las acusaciones efectuadas por Cristina de Kirchner y un Juez de inmediato abrió una investigación.
Lo decía al comienzo de la presente: la división de poderes es un pilar de la democracia y del Estado, y agrego, que la Justicia, debe ser independiente y confiable.
El antisemitismo en particular y la discriminación en general, ya sea por motivos religiosos, raciales, políticos, de origen, etc., a lo largo de la historia ha sido el germen de grandes catástrofes que afectaron a toda la humanidad.
El Gobierno de nuestro país, ha comenzado a transitar ese dramático camino, el cual comienza de esta manera y no se sabe cómo termina pero los antecedentes no resultan alentadores.
La democracia se defiende y sostiene en base al respeto del otro, fundamentalmente, cuando su opinión difiere de la propia. Para la generalidad de la gente es una elección, para el Gobierno, debe ser una obligación.