Por Mauro Urribarri

"El tiempo de involucrarnos en nuestro destino"

Esta ha sido una semana muy especial y que una vez más marca las profundas diferencias entre un proyecto político transformador en base a un Estado presente y el accionar de los grupos de poder financiero y mediático.
23.07.2015 | 09:32
El miércoles se cumplieron 5 años de una de las leyes más importantes de los últimos años, el matrimonio igualitario – una norma que EE UU aprobó a nivel federal recién este año- y que forma parte de las grandes conquistas que como pueblo soberano hemos logrado a través de la política.

Cristina firmó el decreto que promulga la ley de movilidad de las asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo, que había sido aprobada por unanimidad ese mismo día. Además, presentó el programa Qunita, de asistencia a la madre del recién nacido. Todo esto en la presentación de la edición 2015 de Tecnópolis, una de las medidas más revolucionarias de la historia de nuestro país.

En esta misma semana Víctor Hugo Morales sufrió el allanamiento de su casa de por una causa que el Grupo Clarín levantó en su contra por haber emitido goles de un partido en el año 2000, y el Juez Bonadío fue apartado de la causa Hotesur por mal desempeño, fundamentalmente por un expediente plagado de irregularidades. Presiones provocadas por el monopolio utilizando de manera burda el poder judicial con claras intenciones políticas que nada tienen que ver con la democracia y la búsqueda de justicia.

Las conquistas sociales alcanzadas en nuestro país desde el 2003 a la fecha marcan una época hermosa de nuestra joven democracia, y tienen un sólo eje movilizador: la recuperación de la política como motor de transformación, conquistas logradas en base a la participación de una sociedad cada vez más involucrada en un todo colectivo, con cada vez mayor conciencia del otro desde una óptica solidaria.

Como sociedad hemos llegado a un punto de maduración en nuestra democracia que nos permite, sin ser un logro propio de una fuerza política específica, involucrarnos en nuestro destino a partir del debate y la acción enmarcadas en el conjunto. Dejamos atrás la época del individualismo, del egoísmo propio del odio a la política, entendida desde siempre por los grupos de poder establecido como una amenaza a sus intereses.

Los ataques arteros que vimos esta semana y que nada tienen de nuevo sino que se van multiplicando a medida que se profundizan los alcances de un Estado soberano son una vez más una muestra clara de que existen fuerzas con un poder muy grande que no bregan por la democracia sino todo lo contrario. Intentan pasar por encima los poderes del Estado con maniobras cada vez más graves, hacer todo lo posible para mantener su influencia histórica por sobre el poder político y poner de rodillas a todo un país para dictar los lineamientos que beneficien sus intereses.

Hoy hay un pueblo que no está dispuesto a dejar que esto continúe, de la mano de un Estado que tiene la legitimidad y la fuerza para dar la batalla donde sea necesario en pos de la soberanía. Esto provoca la impotencia de los poderosos de siempre, de los dueños de lo establecido que van a intentar cada vez con más virulencia hacer prevalecer sus objetivos.

Estamos llamados a defender lo que con tanto trabajo hemos conseguido, y no estamos dispuestos a volver ni un paso atrás. Hay una sociedad de pie, participativa y solidaria que entendió que la política es la verdadera herramienta para hacer nuestro destino.


* El autor es Secretario del Senado de Entre Ríos.
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