POR VERÓNICA MAGNI (PS)

"Este 3 de junio debemos insistir con Ni Una Menos"

¿La violencia de género puede ser ejercida tanto de un varón hacia una mujer, como a la inversa? Se interrogaba de esa forma a sí mismo, el periodista deportivo Martín Liberman devenido en mediático conductor y a modo de pregunta retórica, mientras anunciaba el próximo segmento de su programa televisivo en un canal porteño.
18.05.2016 | 13:21
El recurso de acudir como gancho publicitario, a tan recurrente como real confusión generalizada, logró dejarme expectante de la continuación en el siguiente bloque. En él trataría una nueva separación de pareja en la farándula.

Y logró también motivarme a escribir estas líneas "aclaratorias", o que al menos intentan serlo.

Entonces me pregunto cómo tratar de explicar de la forma más didáctica posible algo, que ni la abogada especialista en la cuestión que había sido invitada para tratar el tema, logró hacer ante la tele-audiencia ni ante el propio entrevistador.

Y no se me ocurre mejor ejemplo para ello, que la siguiente analogía: Se llama violencia racial cuando un grupo étnico abusa de su poder cultural, económico, político, territorial, de fuerzas bélicas, etc; por sobre otro que resulta más débil, no necesariamente en número, más sí en lo que a poderío respecta.

Ahora bien, si una de esas personas explotadas, oprimidas, violentadas, expulsadas, o sea vulneradas en sus derechos y que resulte sobreviviente de esa pretensión de exterminio, al discutir con alguien perteneciente al grupo agresor reacciona desmedidamente... ese hecho podría denominarse venganza, represalia, desquite, agresión, intento de justicia por mano propia, etc. Pero sin dudas que no se le acusaría de violencia racial.

Valga esa comparación para poder entender por qué la violencia de género implica solo el abuso del género dominante en tantos sentidos, de nuestra sociedad y no así a la inversa.

Sí lo sería sin embargo, si estuviésemos hablando de una sociedad matriarcal o como la de “Las Amazonas” en la mitología. Algo que dista sustancialmente del estado actual de este mundo aún tan machista, patriarcal y opresor para con las mujeres, quienes no obstante, es verdad, venimos ganando terreno poco a poco en el ejercicio de nuestros derechos tanto igualitarios como libertarios.

Éste, como otros tantos clichés que escuché en ese mismo espacio televisivo, merecen y deben ser esclarecidos para que podamos avanzar como sociedad. Porque el feminismo brega por la igualdad de derechos y su garantía por parte del Estado, y no pretende por el contrario sojuzgar a nadie sino solo vivir en armonía, respeto y solidaridad. Teoría que no implica tampoco que las mujeres son todas buenas personas y los varones malas (si de males entendidos hablamos), ya que reconoce que hay muchas mujeres que maltratan a niños, ancianos y enfermos; repitiendo un modelo de abuso de poder del que todos y todas debemos desprendernos.

También se afirmó por ejemplo, en el mencionado programa, y sin ningún tipo de sustento teórico, que en un hogar donde se hayan vivido situaciones de violencia, los hijos/as resultarán indefectiblemente violentos o víctimas de la violencia. Otra barbaridad que, de manera anticipada y tergiversando resultados investigativos, cita caprichosamente los estudios que dan cuenta de que muchas personas adultas violentas o víctimas de la violencia, han padecido algún tipo de sojuzgamiento en su infancia.

Algo que de ser como fue expresado en el programa, condenaría a todas estas personas a repetir el ciclo inacabablemente. Lo que invalidaría la propia premisa del #NiUnaMenos y cualquier otra acción que pretenda ser transformadora a través de la concientización o de políticas públicas adecuadas a fin de conseguir una evolución colectiva.

Además, si así fuese no existirían fenómenos como el de la Resiliencia, que muestra cómo alguien que se ha criado en un ambiente no- favorable en algún sentido, si cuenta con un vínculo afectivo, cercano, confiable y empático, puede salir del círculo vicioso; e inclusive como muchas veces ocurre, se convierte en un actor social involucrado en el progreso en materia de valores favorables para su comunidad y protagonista de ese cambio.

Ya han pagado los hijos de "padres separados" con un estigma social hace pocos años, por este tipo de prejuicios. Como si una separación matrimonial fuese en sí misma un problemón, desviándose así la mirada de las verdaderas causas de las dificultades. Que en general se deben a la falta de responsabilidad paterna o materna a la hora de llevar adelante dicha separación, u otro tipo de situación difícil; como para que también tengan que pagar ahora los hijos/as de los violentos, que mayoritariamente son quienes acompañan a sus madres en esa lucha por vencer la vergüenza, la culpa ajena y el miedo para poder salir y denunciar; acusándolos a priori por erróneos pre- conceptos, de ser seguros futuros maltratadores o maltratados/as.

Este 3 de Junio volvemos a las calles para que de una vez por todas, comience a hacerse realidad la necesidad de #NiUnaMenos.


* LA AUTORA ES EX CONCEJALA POR EL SOCIALISMO Y SECRETARIA GENERAL ELECTA DEL PARTIDO. 

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