POR NICOLÁS MATTIAUDA (CAMBIEMOS)
"Debe crearse un órgano auditor externo de las cuentas municipales controlado por la oposición"
En Gualeguaychú se volvió a poner en debate la Carta Orgánica. Y considero que estamos ante una oportunidad histórica de institucionalizar los núcleos básicos de coincidencias políticos, y plasmarlos en una Constitución local que direccione el funcionamiento de la ciudad.
13.06.2016 | 14:38
Hace unos años, cuando se instaló la idea de la necesidad de una Carta Orgánica, se inició el debate sobre el contenido de la misma. Si bien existían muchas coincidencias básicas entre los diferentes sectores, el proyecto naufragó a poco de haberse lanzado porque el oficialismo en la figura del intendente de ese momento, Juan José Bahillo, entendió que no estaban dadas las condiciones políticas del momento.
Hoy se retoma el debate a propuesta del presidente municipal, Martín Piaggio, y desde la oposición entendemos que es una iniciativa acertada. Pero también consideramos que es una oportunidad histórica para plasmar una Carta Orgánica que no sólo sea propositiva sino además técnica. Es decir, que fije políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la gente pero que además proporcione las herramientas necesarias para alcanzar la transparencia del Estado.
En ese sentido, debe debatirse incorporar en la Carta Orgánica la creación de un Órgano Auditor Externo municipal, con autonomía funcional, que asista técnicamente al Honorable Concejo Deliberante (nuestro Poder Legislativo) en el ejercicio de control sobre el Poder Ejecutivo, y cuyo presidente debiera ser designado a propuesta del partido político de oposición con mayor número de concejales, tal como funciona la Auditoría General de la Nación (AGN).
De esa manera, se estará garantizando a perpetuidad en beneficio de la comunidad los mecanismos de control y transparencia del Estado, teniendo en cuenta los cambios circunstanciales que se puedan generar del color político en la Municipalidad y las representaciones en el Concejo Deliberante. Quienes hoy son oficialismo mañana pueden ser oposición, y viceversa.
Debe terminarse con la falta de transparencia del Estado en cualquiera de sus versiones, y también con los órganos de control que no controlan como corresponde, o cuyos titulares son designados prácticamente a dedo como ocurrió con el ahora expresidente del Tribunal de Cuentas de Entre Ríos (TdC), Guillermo Smaldone.
Tras ser Ministro de Trabajo de Sergio Urribarri, asumió en mayo de 2014 al frente del TdC por el acuerdo que el Senado provincial (integrado totalmente por el Frente parta la Victoria) dio al pliego enviado por el Ejecutivo. Es decir que Smaldone pasó a controla y auditar todas las cuentas públicas, incluidas las del área que había conducido y las del Superior Tribunal de Justicia que su padre, Juan Ramón, integra como vocal.
Si bien el nuevo mecanismo de elección para el cargo está contemplado por la Constitución Provincial reformada en 2008, esa sección no está reglamentada y a siete años y medio ni la Legislatura ni el Poder Ejecutivo lo hicieron.
Recién ahora, hace pocas semanas, se presentaron dos propuestas de reglamentación por Cámara de Diputados: una del oficialismo que contemplaba la continuidad del presidente del TdC y otra de la oposición que no lo tenía en cuenta.
Ante esta situación, Smaldone tomó la decisión de renunciar para no entorpecer el debate político en torno a la reglamentación del Tribunal de Cuentas.
Es por eso que, para evitar repetir situaciones similares, la Carta Orgánica debe ser clara y contundente en este tipo de cuestiones y poner en manos de la oposición cualquier tipo de órgano de control de la gestión pública, para que lograr un Estado con mayor transparencia y en beneficio de la sociedad.
* EL AUTOR ES SENADOR PORVINCIAL DE CAMBIEMOS POR GUALEGUAYCHÚ
Hoy se retoma el debate a propuesta del presidente municipal, Martín Piaggio, y desde la oposición entendemos que es una iniciativa acertada. Pero también consideramos que es una oportunidad histórica para plasmar una Carta Orgánica que no sólo sea propositiva sino además técnica. Es decir, que fije políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la gente pero que además proporcione las herramientas necesarias para alcanzar la transparencia del Estado.
En ese sentido, debe debatirse incorporar en la Carta Orgánica la creación de un Órgano Auditor Externo municipal, con autonomía funcional, que asista técnicamente al Honorable Concejo Deliberante (nuestro Poder Legislativo) en el ejercicio de control sobre el Poder Ejecutivo, y cuyo presidente debiera ser designado a propuesta del partido político de oposición con mayor número de concejales, tal como funciona la Auditoría General de la Nación (AGN).
De esa manera, se estará garantizando a perpetuidad en beneficio de la comunidad los mecanismos de control y transparencia del Estado, teniendo en cuenta los cambios circunstanciales que se puedan generar del color político en la Municipalidad y las representaciones en el Concejo Deliberante. Quienes hoy son oficialismo mañana pueden ser oposición, y viceversa.
Debe terminarse con la falta de transparencia del Estado en cualquiera de sus versiones, y también con los órganos de control que no controlan como corresponde, o cuyos titulares son designados prácticamente a dedo como ocurrió con el ahora expresidente del Tribunal de Cuentas de Entre Ríos (TdC), Guillermo Smaldone.
Tras ser Ministro de Trabajo de Sergio Urribarri, asumió en mayo de 2014 al frente del TdC por el acuerdo que el Senado provincial (integrado totalmente por el Frente parta la Victoria) dio al pliego enviado por el Ejecutivo. Es decir que Smaldone pasó a controla y auditar todas las cuentas públicas, incluidas las del área que había conducido y las del Superior Tribunal de Justicia que su padre, Juan Ramón, integra como vocal.
Si bien el nuevo mecanismo de elección para el cargo está contemplado por la Constitución Provincial reformada en 2008, esa sección no está reglamentada y a siete años y medio ni la Legislatura ni el Poder Ejecutivo lo hicieron.
Recién ahora, hace pocas semanas, se presentaron dos propuestas de reglamentación por Cámara de Diputados: una del oficialismo que contemplaba la continuidad del presidente del TdC y otra de la oposición que no lo tenía en cuenta.
Ante esta situación, Smaldone tomó la decisión de renunciar para no entorpecer el debate político en torno a la reglamentación del Tribunal de Cuentas.
Es por eso que, para evitar repetir situaciones similares, la Carta Orgánica debe ser clara y contundente en este tipo de cuestiones y poner en manos de la oposición cualquier tipo de órgano de control de la gestión pública, para que lograr un Estado con mayor transparencia y en beneficio de la sociedad.
* EL AUTOR ES SENADOR PORVINCIAL DE CAMBIEMOS POR GUALEGUAYCHÚ