Internas partidarias de agosto
Internas: Urribarri quiere llevar a Cristina en la boleta
Una nueva disyuntiva apareció en cuanto a las internas provinciales de agosto: el sector de Sergio Urribarri pidió pegar su boleta con la nacional de Cristina Fernández de Kirchner. La apuesta apunta a fortalecer la cantidad de votos que recibiría el gobernador a raíz del arrastre que implicaría llevarla a la Presidenta en la lista.
24.06.2011 | 10:48
En los próximos días se esperan definiciones sobre la manera en la que el 14 de agosto van a convivir las dos internas que ese día se realizan en simultáneo: para cargos nacionales (de voto obligatorio para los ciudadanos y de participación obligatoria para los candidatos, aún los que lleven lista única) y para cargos provinciales (de voto voluntario para los ciudadanos y en la que no participan los candidatos que llevan lista única).
Por intereses contrapuestos, la oposición quiere separar lo más posible una elección de otra y el gobierno provincial apunta a lo contrario. La razón política es sencilla: con Cristina Fernández liderando con comodidad la intención de votos para presidente, el gobernador Sergio Urribarri es quien más se beneficia de un posible efecto arrastre.
Entre sus competidores, en cambio, la situación es distinta. No ya por la perfil más modesto de sus referencias nacionales, sino por algo peor: ni Atilio Benedetti (UCR), ni Jorge Busti (Frente Federal Entrerriano), ni Armando Saliva (PRO) estarán con sus boletas en el cuarto oscuro del 14 de agosto, porque todos ellos llevan lista única.
En cambio, Urribarri competirá porque le disputará la candidatura a gobernador por el PJ el dirigente Gerardo González, un candidato testimonial para la mirada opositora o, si se prefiere, funcional a los intereses del gobernador de poder exhibir, el 14 de agosto a la noche, un caudal de votos importante que lo deje bien posicionado para las generales del 23 de octubre, según publicó El Diario.
En el caso de Busti hay que recordar que, además, no lleva candidato a presidente. A diferencia de Benedetti, que pretende pegar no sólo con el radical Ricardo Alfonsín, sino también con los postulantes a presidente de las dos fuerzas que integran el Frente Progresista en Entre Ríos: Hermes Binner (Partido Socialista) y Elisa Carrió (Coalición Cívica). Pero la ley provincial les impide a Busti y Benedetti presentarse, porque encabezan listas únicas.
Influencia. Recién en esta semana los candidatos de la oposición repararon en la particular situación que afrontarán el 14 de agosto y que le otorga al fin un sentido a la postulación de González, un candidato de escuálido desarrollo político y que además ya tiene antecedentes en esto de legitimar candidatos sin rivales internos.
En suma, la oposición quiere separar lo más posible la elección nacional de la provincial porque entiende que de esa manera reduciría el caudal de votos que recibiría “de rebote” Urribarri en agosto, a consecuencia del carácter obligatorio de la elección nacional.
Bajo esta mirada, si se ordena de menor a mayor el grado de influencia de la elección nacional (obligatoria) sobre la provincial (voluntaria), las alternativas, con algunas variantes, serían básicamente cuatro:
1) Escuelas separadas para cada tipo de elección. Contradice el decreto de convocatoria, donde se dispone que ambos comicios se harán con una misma autoridad de mesa. Debería caer el decreto, vía el amparo de una candidata a concejal de la UCR, que tiene en sus manos resolver por estas horas el Superior Tribunal de Justicia. Suponiendo que eso ocurra, implicaría que el estado entrerriano se hiciera cargo de los gastos y la organización de la interna provincial, que unificadas corren por cuenta de la Nación.
2) Mismas escuelas, mismas autoridades de mesa, pero cuartos oscuros separados. Sería posible, es una decisión que, se supone, quedará en manos de la Justicia federal, debido a que el decreto de convocatoria adhiere a la ley nacional y todos los comicios quedan bajo esa órbita. Podrían ingresar como variantes, sobres y/o urnas separadas.
3) Mismas escuelas, mismas autoridades, mismos cuartos oscuros, pero boletas separadas: por un lado los ocho candidatos a presidentes con sus diputados nacionales; por otro los candidatos a gobernador, diputados provinciales, senadores departamentales, intendentes y concejales que no tienen lista única.
4) Posibilidad de poder pegar las boletas del orden nacional con la provincial. Con lo cual, en los hechos, el único candidato a gobernador que haría uso de esa facultad es Urribarri (los otros no están), que pegaría con Cristina y la única manera de votar a la Presidenta sin votar al Gobernador sería cortando boleta.
Argumentos oficiales
En las filas del oficialismo argumentan que la unificación acarrea no sólo beneficios derivados de la economía de recursos –presupuestarios, de organización y de recursos humanos– sino que además garantiza mayor “libertad” al ciudadano para la emisión del sufragio.
Ponen de relieve que tener todas las boletas en un mismo cuarto oscuro garantiza que todos los ciudadanos puedan elegir entre todos los candidatos, sin las limitaciones que le impondría trasladarse a otro lugar de votación, cuando no la posibilidad de que sea marcado por participar de una determinada interna.
Si todo se unifica, incluso si se permite poner todo dentro de un mismo sobre, nadie se entera si el elector, luego de cumplir con su obligación de votar en la elección general, participó o no de la interna provincial de carácter voluntario.
Pero también tienen en el Gobierno argumentos para defender la posibilidad de pegar a la boleta de presidente. Dicen que sostener que se trata de una “trampa” supone subestimar la capacidad de los electores para decidir por si solos a quien elegir; que implica asumir posiciones elitistas, como las que en el pasado sostenían la necesidad del voto calificado.
En el plano legal, afirman que el único que podría presentar objeciones al pegado de Urribarri con Cristina sería González. Y que Busti (que no lleva candidatos nacionales pero acepta que sus seguidores puedan votar por la Presidenta) carece de “legitimación activa” para impugnar nada, ya que su partido (el FEF) no tiene afectación alguna y, de hacerlo, estaría inmiscuyéndose en asuntos internos de otro partido.
Por intereses contrapuestos, la oposición quiere separar lo más posible una elección de otra y el gobierno provincial apunta a lo contrario. La razón política es sencilla: con Cristina Fernández liderando con comodidad la intención de votos para presidente, el gobernador Sergio Urribarri es quien más se beneficia de un posible efecto arrastre.
Entre sus competidores, en cambio, la situación es distinta. No ya por la perfil más modesto de sus referencias nacionales, sino por algo peor: ni Atilio Benedetti (UCR), ni Jorge Busti (Frente Federal Entrerriano), ni Armando Saliva (PRO) estarán con sus boletas en el cuarto oscuro del 14 de agosto, porque todos ellos llevan lista única.
En cambio, Urribarri competirá porque le disputará la candidatura a gobernador por el PJ el dirigente Gerardo González, un candidato testimonial para la mirada opositora o, si se prefiere, funcional a los intereses del gobernador de poder exhibir, el 14 de agosto a la noche, un caudal de votos importante que lo deje bien posicionado para las generales del 23 de octubre, según publicó El Diario.
En el caso de Busti hay que recordar que, además, no lleva candidato a presidente. A diferencia de Benedetti, que pretende pegar no sólo con el radical Ricardo Alfonsín, sino también con los postulantes a presidente de las dos fuerzas que integran el Frente Progresista en Entre Ríos: Hermes Binner (Partido Socialista) y Elisa Carrió (Coalición Cívica). Pero la ley provincial les impide a Busti y Benedetti presentarse, porque encabezan listas únicas.
Influencia. Recién en esta semana los candidatos de la oposición repararon en la particular situación que afrontarán el 14 de agosto y que le otorga al fin un sentido a la postulación de González, un candidato de escuálido desarrollo político y que además ya tiene antecedentes en esto de legitimar candidatos sin rivales internos.
En suma, la oposición quiere separar lo más posible la elección nacional de la provincial porque entiende que de esa manera reduciría el caudal de votos que recibiría “de rebote” Urribarri en agosto, a consecuencia del carácter obligatorio de la elección nacional.
Bajo esta mirada, si se ordena de menor a mayor el grado de influencia de la elección nacional (obligatoria) sobre la provincial (voluntaria), las alternativas, con algunas variantes, serían básicamente cuatro:
1) Escuelas separadas para cada tipo de elección. Contradice el decreto de convocatoria, donde se dispone que ambos comicios se harán con una misma autoridad de mesa. Debería caer el decreto, vía el amparo de una candidata a concejal de la UCR, que tiene en sus manos resolver por estas horas el Superior Tribunal de Justicia. Suponiendo que eso ocurra, implicaría que el estado entrerriano se hiciera cargo de los gastos y la organización de la interna provincial, que unificadas corren por cuenta de la Nación.
2) Mismas escuelas, mismas autoridades de mesa, pero cuartos oscuros separados. Sería posible, es una decisión que, se supone, quedará en manos de la Justicia federal, debido a que el decreto de convocatoria adhiere a la ley nacional y todos los comicios quedan bajo esa órbita. Podrían ingresar como variantes, sobres y/o urnas separadas.
3) Mismas escuelas, mismas autoridades, mismos cuartos oscuros, pero boletas separadas: por un lado los ocho candidatos a presidentes con sus diputados nacionales; por otro los candidatos a gobernador, diputados provinciales, senadores departamentales, intendentes y concejales que no tienen lista única.
4) Posibilidad de poder pegar las boletas del orden nacional con la provincial. Con lo cual, en los hechos, el único candidato a gobernador que haría uso de esa facultad es Urribarri (los otros no están), que pegaría con Cristina y la única manera de votar a la Presidenta sin votar al Gobernador sería cortando boleta.
Argumentos oficiales
En las filas del oficialismo argumentan que la unificación acarrea no sólo beneficios derivados de la economía de recursos –presupuestarios, de organización y de recursos humanos– sino que además garantiza mayor “libertad” al ciudadano para la emisión del sufragio.
Ponen de relieve que tener todas las boletas en un mismo cuarto oscuro garantiza que todos los ciudadanos puedan elegir entre todos los candidatos, sin las limitaciones que le impondría trasladarse a otro lugar de votación, cuando no la posibilidad de que sea marcado por participar de una determinada interna.
Si todo se unifica, incluso si se permite poner todo dentro de un mismo sobre, nadie se entera si el elector, luego de cumplir con su obligación de votar en la elección general, participó o no de la interna provincial de carácter voluntario.
Pero también tienen en el Gobierno argumentos para defender la posibilidad de pegar a la boleta de presidente. Dicen que sostener que se trata de una “trampa” supone subestimar la capacidad de los electores para decidir por si solos a quien elegir; que implica asumir posiciones elitistas, como las que en el pasado sostenían la necesidad del voto calificado.
En el plano legal, afirman que el único que podría presentar objeciones al pegado de Urribarri con Cristina sería González. Y que Busti (que no lleva candidatos nacionales pero acepta que sus seguidores puedan votar por la Presidenta) carece de “legitimación activa” para impugnar nada, ya que su partido (el FEF) no tiene afectación alguna y, de hacerlo, estaría inmiscuyéndose en asuntos internos de otro partido.