OPINIÓN POR ANA HERNÁNDEZ
Para Emiliano, Juan y Pedro, Roberto y José….
El día de ayer se percibió que la energía femenina manifestó su enojo en muchos puntos del país, organizada por mujeres auto convocadas.
20.10.2016 | 20:53
Por ANA HERNÁNDEZ
A su vez, a través de las redes sociales, un dispositivo contra discursivo muy peligroso, en el cual se juega la minimización y o banalización de la lucha de las mujeres contra el sistema patriarcal.
La violencia no es toda la misma y no podemos generar un anti movimiento sin hacer un análisis donde se distinga las relaciones de fuerzas.
La violencia no es la misma, no somos todos tratados iguales. El #Ni uno menos o # Nadie Menos es como haberle planteado a Martin Luther King que la lucha no la debía dar por los negros sino por todos en general.
El machismo es una ideología, es una forma de ver y actuar en el mundo. Es indiferente a una portación genital. En general, la cultura occidental tiene como característica la postergación de la mujer desde época muy antiguas. Antes las quemaban vivas acusadas de brujas, hoy mueren empaladas, torturadas y asesinadas.
El patriarcado no es un problema genético, ni biológico. No se trata de una guerra de sexo contra sexo, pero sí es una disputa de oprimido y opresor con todos los sesgos filosóficos que desencadena dicho termino.
Ante toda esta movilización femenina, los hombres se vieron interpelados tanto como adherentes como en desacuerdo, ya que se sienten atacados por su condición de género. La lucha no es contra los hombres, sino contra una forma de pensar y actuar. Puede que en la estrategia de llevar a cabo una propuesta que no es ni fue orgánica, y tampoco muy organizada, quede afuera o que les provoque cierta incomodidad. Puede que aún falte mayor inclusión de quienes se identifiquen con un “ellos” en la nueva construcción discursiva en la identidad de género.
¿POR QUÉ LUCHAMOS Y QUÉ ESPERAMOS?
Por una igualdad respetando las diferencias, queremos comprender y ser comprendidas. Caminar sin miedos por la calle y no ser violadas, y o asesinadas por el simple hecho de no ceder ante la fuerza brutal de un hombre. Deseamos que nos sepan cíclicas, empáticas y sensibles e inteligentes. No madres sacralizadas, locas menstruando o menopaúsicas y bipolares. No pretendemos un ejército de rescatadores, sino acompañar y ser acompañadas, abrazar y que nos abracen en la vida y en la lucha.
La violencia no es toda la misma y no podemos generar un anti movimiento sin hacer un análisis donde se distinga las relaciones de fuerzas.
La violencia no es la misma, no somos todos tratados iguales. El #Ni uno menos o # Nadie Menos es como haberle planteado a Martin Luther King que la lucha no la debía dar por los negros sino por todos en general.
El machismo es una ideología, es una forma de ver y actuar en el mundo. Es indiferente a una portación genital. En general, la cultura occidental tiene como característica la postergación de la mujer desde época muy antiguas. Antes las quemaban vivas acusadas de brujas, hoy mueren empaladas, torturadas y asesinadas.
El patriarcado no es un problema genético, ni biológico. No se trata de una guerra de sexo contra sexo, pero sí es una disputa de oprimido y opresor con todos los sesgos filosóficos que desencadena dicho termino.
Ante toda esta movilización femenina, los hombres se vieron interpelados tanto como adherentes como en desacuerdo, ya que se sienten atacados por su condición de género. La lucha no es contra los hombres, sino contra una forma de pensar y actuar. Puede que en la estrategia de llevar a cabo una propuesta que no es ni fue orgánica, y tampoco muy organizada, quede afuera o que les provoque cierta incomodidad. Puede que aún falte mayor inclusión de quienes se identifiquen con un “ellos” en la nueva construcción discursiva en la identidad de género.
¿POR QUÉ LUCHAMOS Y QUÉ ESPERAMOS?
Por una igualdad respetando las diferencias, queremos comprender y ser comprendidas. Caminar sin miedos por la calle y no ser violadas, y o asesinadas por el simple hecho de no ceder ante la fuerza brutal de un hombre. Deseamos que nos sepan cíclicas, empáticas y sensibles e inteligentes. No madres sacralizadas, locas menstruando o menopaúsicas y bipolares. No pretendemos un ejército de rescatadores, sino acompañar y ser acompañadas, abrazar y que nos abracen en la vida y en la lucha.
